La normativa de ruidos obliga al bar de copas Black Tag de Murcia a cerrar a partir de la medianoche

¿Se puede haber abierto una nueva era en el ocio nocturno de la ciudad de Murcia? Es una pregunta que cabe plantearse después de que uno de los bares de copas más conocidos y concurridos del centro de la capital, Black Tag, anunciara este lunes a través de redes sociales su nuevo horario de cierre. Las puertas de este local, ubicado en la calle Balsas, no volverán a abrir desde este martes a partir de la medianoche.

El motivo no es otro que una resolución del Ayuntamiento de Murcia amparada en la Ordenanza de Protección del Medio Ambiente contra la Emisión de Ruidos y Vibraciones que informa a los propietarios de la prohibición de reproducir música en el establecimiento más allá de las 12.

Esta disposición se encuentra vigente, según establece la norma, para los bares del llamado grupo 1, o–discotecas con licencia de apertura hasta las seis de la mañana– y para los del grupo 2, pubs con licencia para poner música que no supere los 95 decibelios y que cierran sus puertas a las 4, que se ubiquen en calles con menos de siete metros de anchura. Es este el caso de Black Tag.

«Nosotros veníamos cumpliendo las indicaciones espaciales, pero el Ayuntamiento ha cambiado la forma de medir y hemos pasado a estar fuera de ellas», explica a LA VERDAD su propietario, Lasha Doborjginidze. Comenta Lasha que otros locales del centro se encuentran en una situación similar, con pleitos incluso ante los tribunales, pero siguen operando con suspensiones cautelares, a la espera de una sentencia judicial.

«Podríamos haber recurrido la resolución ante un juzgado de lo contencioso, pero por un lado nos advirtieron que un fallo previo en relación al bar '609' nos condenaba prácticamente a perder el caso; y, por otro, nos amenazaron con archivar el expediente de legalización de la licencia que, como tantos otros establecimientos, tenemos en curso desde hace años», reconoce Lasha.

El propietario del Black Tag cree que su caso supone una advertencia para el resto de locales del centro, que podrían ver comprometido su futuro. «Tenemos sistemas de insonorización modernos, pero para el Ayuntamiento eso no cuenta; viviremos del tardeo», lamenta.

Por su parte, el concejal de Planificación Urbanística, Medio Ambiente y Huerta, Antonio Navarro, reconoce que unos siete u ocho locales del centro se encuentran en una situación espacial similar, aunque no quiso aventurar si acabarán igual. «Muchos tienen su caso judicializado», reiteró.

El presidente de la patronal HoyTú, Jesús Jiménez, lamentó que el cierre del Black Tag «no es un problema nuevo. Que yo sepa hay once locales del centro histórico en esta misma situación». Para Jiménez, Murcia tiene un problema con la ordenanza de ruidos, que se aprobó en el año 2000 y «que está obsoleta», una normativa que también tenía en las mismas condiciones Lorca «y que ya la ha cambiado, que es lo que llevamos insistentemente pidiendo al Ayuntamiento de Murcia, sin conseguirlo».

La patronal advierte de que en la ciudad no se están abriendo locales de copas nuevos en las calles de siete metros o menos, es decir, en el casco histórico, y que los que quedan están cerrando poco a poco. «Ya hemos perdido locales emblemáticos», apuntó Jiménez.

El presidente de la patronal subrayó que «las colas que se forman en los que quedan son enormes; no hay suficiente oferta para la demanda y lo que está claro es que con el tardeo no se sobrevive, aunque tenemos a grandes profesionales y lo seguirán intentando».

Por último, confesó que el cambio de la ordenanza «es una de mis grandes frustraciones de estos ocho años que llevo al frente de la Asociación; hemos luchado mucho sin resultados porque el Ayuntamiento se niega a modificarla».

Por último, destacó lo que en su opinión es una incoherencia, «si un edificio que está en este tipo de calles estrechas cumple las condiciones para abrir una discoteca, puede hacerlo, pero no un bar de copas», salvo que cierre a medianoche.

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