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José Ballesta Germán (Murcia, 1958) mantiene intactos, como el primer día, su entusiasmo y compromiso, con un montón de proyectos en marcha para cimentar la ... Murcia del futuro, entre ellos el 1.200 aniversario de la fundación de la ciudad. El tratamiento oncológico al que se ve sometido, que compagina con la alcaldía, no ha minado su pasión ante los retos que tiene por delante, sobre todo en transportes y movilidad. En una semana intensa, ha acordado importantes compromisos de financiación con el secretario de Estado que benefician a toda la Región. Científico, profesor, rector, consejero, familiar, muy cercano... Pepe Ballesta hace balance del primer año de su regreso a la alcaldía y apuesta por tener una marca Murcia.
-Ha sido como volver a empezar. ¿Qué balance se hace del primer año de gobierno? ¿Están encarrilados los principales proyectos de esta legislatura?
-Por un lado, hemos tenido que volver a encarrilar algunos asuntos, como el presupuestario, que estaba bastante complicado. Todas las concejalías han hecho un esfuerzo enorme por apretarse el cinturón, optimizar los recursos y evitar que bajara el nivel de servicios para que no hubiera repercusiones sobre los ciudadanos. En segundo lugar, trabajamos en proyectos de futuro para que las siguientes generaciones de murcianos progresen. Hemos retomado proyectos del pasado que estaban paralizados y, a la vez, incluido otros estratégicos o coyunturales, como el de los 1.200 años de la creación de la ciudad.
-¿Qué diferencias ve entre la Murcia que empezó a gobernar en 2015 y la actual?
-Eso entraría un poco en la autocomplacencia. No debo ser yo quien lo diga. Sí puedo decirle que no ha bajado ni un centímetro la ilusión ni la pasión. Es tan apasionante lo que he vivido durante este tiempo. He estado en muchas administraciones y lo importante en la vida son los sentimientos y la pasión. Y eso se ha incrementado con el tiempo.
-Siendo Murcia el séptimo municipio de España, ¿cómo cree que ha sido tratada por los sucesivos gobiernos centrales? ¿Está en el nivel que le corresponde?
-No, en absoluto. Y por múltiples motivos. Cuando se estableció el mecanismo de financiación para comunidades y ayuntamientos, para estos se fijó un régimen distinto por encima o por debajo de los 500.000 habitantes. Murcia se quedó justo en el límite porque tenía 460.000 habitantes en aquel momento. O sea, que daba igual que tuviera 460.000 que 20.000, pero los servicios que hay que proporcionar no son los mismos. Y menos en un municipio tan disperso como el nuestro. Hay que ir todos los días a recoger la basura en Lobosillo, a casi a 40 kilómetros de Murcia; y dar agua y recoger los residuos de cada pedanía.
-De 1 a 10, ¿cómo puntúa el trato que ha recibido Murcia?
-Un 4. De 1 a 10, un 4.
-Hace días se reunió con el secretario de Estado de Transportes, José Antonio Santano, para repasar los asuntos en cartera, algunos de importancia regional. ¿Se han desbloqueado todos?
-Hemos avanzado bastante. El primer tema era llevar el tranvía desde la plaza Circular hasta la estación de alta velocidad del Carmen, con dos kilómetros y cinco paradas. Intentaremos que el protocolo esté resuelto antes de fin de año. Ellos aportarán un tercio del coste. También hemos acordado que en la próxima reunión de la Sociedad de Murcia-Alta Velocidad, el 16 de septiembre, se apruebe definitivamente el concurso para la urbanización de la zona ganada a las vías del ferrocarril, con financiación asegurada del Estado, la Comunidad Autónoma y el Ayuntamiento. Hemos logrado incluir además un aspecto muy importante, que es la estación de autobuses soterrada. Es decir, vamos a tener la llegada de los trenes de alta velocidad junto a la estación de autobuses y del tranvía. Con un urbanismo moderno y abierto. Creo que puede convertirse en una nueva Murcia. Lo que sucedió en el norte de la ciudad durante los últimos decenios va a suceder en el sur. Todo empezará a concretarse en septiembre.
-¿La estación de autobuses subterránea es un compromiso firme del Ministerio?
-El secretario de Estado nos dijo que le parecía una idea excelente, que la apoya completamente y que la parte mayoritaria de la sociedad, que es el Estado, lo respaldará. Si lo apoyan ellos, entiendo que la Comunidad Autónoma también lo hará, con lo cual todos los socios de Murcia de Alta Velocidad estaremos en ese proyecto.
-En septiembre también empieza a operar Ouigo, que fue una gestión personal suya. La alta velocidad se presentó como un revulsivo para el sector turístico y hotelero. ¿Cree que hay suficiente masa crítica para que crezca de forma notable la demanda?
-Los estudios previos indicaban que habría una altísima ocupación. Pero si la frecuencia, horarios y precios no son buenos, pues lógicamente se resiente la demanda. Si no es competitivo, los ciudadanos buscan otras alternativas. Esto lo analizamos también con el secretario de Estado, que se comprometió a tratar con Renfe un reestudio de frecuencias y horarios. Nos argumentó que el índice de ocupación está entre el 60% y el 70%. No lo pongo en duda, pero también es verdad que a veces intento entrar (en la web de Renfe) y no hay plazas en algunos trenes. Y el Avlo solo ofrece una frecuencia diaria.
-¿Qué hay respecto a los arcos Noroeste y Norte de Murcia y el tercer carril de la autovía A7?
-Al parecer, la intención del Ministerio es abrir el Arco Noroeste a principios del año que viene, según se comentó. En cuanto a los otros proyectos, es importante que se desbloqueen, sobre todo el tercer carril desde Santomera hasta Alhama de Murcia, que puede aliviar el tráfico actual de toda la zona norte. No entendemos cómo esta obra se ha frenado en Orihuela.
-Siendo usted consejero de Fomento, se construyó el aeropuerto regional, que también generó muchas expectativas. Sin embargo, aún le cuesta despegar y está canibalizado por Alicante.
-Han pasado bastantes años y no estoy con el pulso directo del tema. En aquel momento, teníamos análisis de que más del 50% de los pasajeros que llegaban a Alicante tenían origen o destino en la Región de Murcia, con lo cual había un nicho suficiente para el nuevo aeropuerto. De lo que ha ido sucediendo después, no tengo mucha información, pero lógicamente el hecho que el aeropuerto de Alicante abriera una gran terminal y que la anterior esté cerrada, para mí son cosas difíciles de entender. No sé los motivos por los cuales el aeropuerto de San Javier estaba en dos millones de pasajeros y que este aeropuerto aún no haya llegado a ese número. Lo que sí le puedo decir es que se construyó dotado de una agilidad muchísimo mayor que cualquier otro.
-El Ministerio indicó que los municipios podrían perder fondos si no establecen las zonas de bajas emisiones. En Murcia dijeron que se aplicará, pero sin restricciones al tráfico. ¿Realmente lo van a implementar? ¿Es posible hacerlo sin limitar la circulación?
-El problema de todo este complejo asunto es que se ha politizado e ideologizado en muchos aspectos, y eso es malo. Las cosas deben tener un análisis científico y riguroso de los expertos. Una zona de bajas emisiones no es solamente la restricción del tráfico, también es la peatonalización; así como un transporte público en condiciones o una plantación de arbolado masivo en esos entornos. No lo limitemos solamente a una restricción de tráfico, que es lo que de alguna manera se ha transmitido y lo que ha generado polémica. El objetivo es la reducción de la contaminación en los centros de las ciudades y vamos a ver cómo lo hacemos, ya que hay muchas medidas para conseguirlo. Llevamos un año desde que se pusieron en marcha determinadas infraestructuras, carriles bici y de bus. Se pensó que con esas obras y reduciendo los carriles el tráfico privado iba a reestructurarse por sí solo. Es cierto que se ha reducido bastante, pero ¿qué ha sucedido? Que en cierta manera las situaciones de congestión de tráfico se han incrementado también. Los análisis de expertos independientes nos dicen que en determinadas zonas de la ciudad se ha incrementado el índice de contaminación, sobre todo en aquellas donde hay edificios altos que producen un efecto chimenea. O sea, que lejos de disminuir la contaminación, se ha producido el efecto contrario.
-¿En qué zonas?
-En zonas de la Gran Vía y del barrio del Carmen, donde el tráfico está encerrado entre edificios. En áreas abiertas no hay problema. Tenemos que analizar cómo reducir eso, porque si el objetivo era que hubiera menos contaminación y lo que hemos conseguido es aumentarla, pues mal resultado estamos teniendo. Esto no es una opinión, es un hecho.
-Propusieron más aparcamientos y túneles, que requieren una inversión importante. ¿Están buscando financiación?
-Lógicamente, tenemos que priorizar actuaciones. En este momento, estamos incrementando los parkings disuasorios y trabajando en el nuevo modelo de transporte público, con un concurso que superará los 300 millones de euros. Es el mayor contrato que sacará este ayuntamiento por diez años, coordinando servicios, disminuyendo precios y unificando todos los modelos de transporte. Estamos centrándonos en esos objetivos, que para nosotros son básicos, al igual que el tranvía. Cuando los hayamos cumplido, seguimos avanzando en los otros estudios geotécnicos y de viabilidad. Todo forma parte del nuevo modelo de transporte y movilidad.
Así lo ve
Plan de movilidad «Lejos de disminuir la contaminación, se ha producido el efecto contrario en algunas zonas»
Reordenación del Carmen «La zona sur puede convertirse en una nueva Murcia, con un urbanismo moderno y abierto»
Proyectos «El 1.200 aniversario será un punto de inflexión para sentar los cimientos del futuro de la ciudad»
-Durante años hubo dudas sobre la rentabilidad del tranvía y ahora la ampliación se ha convertido en prioritaria e irrenunciable.
-Las cosas tienen su periodo de madurez. El tranvía se planificó para un lugar determinado y con una estrategia económica determinada. El año pasado, el tranvía alcanzó su periodo de madurez, y trasladó a siete millones de pasajeros. Estaba en el límite de lo que podía dar de sí esa infraestructura. Llegaba el momento de plantearse nuevas estrategias, ya que es un sistema caro. La línea que irá desde la Circular hasta el Carmen costará casi 100 millones de euros. Es el medio más caro en comparación con un kilómetro de alta velocidad o de autovía. Hay que pensar en que esa inversión tenga rentabilidad social. No económica. Recordemos que el tranvía actual le cuesta a los murcianos un millón de euros mensuales. Esto se dice con mucha alegría, pero es mucho dinero.
-Afrontan una situación económica complicada en el Ayuntamiento, con un agujero de unos 90 millones. ¿Eso lastra algunos proyectos, como el tranvía?
-No tiene nada que ver el déficit que se arrastra con la posibilidad de inversiones futuras. Afortunadamente, con la evaluación del segundo trimestre entramos prácticamente en números positivos. También hay un aumento de la recaudación y muchísimos ingresos que no estaban previstos, como la venta de parcelas. Existe igualmente un incremento importante de la actividad económica, de ampliaciones de empresas y de dinamismo en la construcción. Que pasemos de menos 70 millones a los más 5 millones de este ejercicio no es un milagro, sino que hay un esfuerzo importante de contención del gasto y también un aumento de los ingresos.
-Entre los proyectos emblemáticos con financiación asegurada está el 1.200 aniversario. Hay quienes cuestionan la conveniencia de ese gasto. ¿Cómo convencería a los ciudadanos de la importancia de este proyecto y de la necesidad de invertir en él?
-Para empezar, 1.200 años no se cumplen todos los años. Queremos que sea un proyecto de todos y para todos, porque a lo largo de estos 1.200 años aquí han gobernado unos y otros. Queremos hacerlo, en primer lugar, como un esfuerzo de reafirmación colectiva de Murcia y los murcianos. Hay que salir ya de ese providencialismo, de esa especie de fatalismo histórico, de una sensación de complejo de que Murcia siempre ha estado maltratada. Vamos a dar un paso al frente y a convencernos de que tenemos una historia brillante que nada tiene que envidiar a la de otros. Mientras que algunos se lamentan de deudas históricas, la diferencia entre ellos y nosotros es que nuestra historia empezó bastante antes. No queremos que sea un ejercicio de nostalgia, sino que contribuya a sentar las bases del futuro y que, de alguna manera, planteemos los cimientos para la Murcia de los próximos 1.200 años. Que sea como una especie de punto de inflexión.
-Ha existido división de opiniones sobre el diseño del logotipo.
-En estas cosas siempre hay debates sobre los gustos. La última IA de la palabra Murcia es la de inteligencia artificial. También es una llamada a la diversidad. Nos queda incorporarle el pasado. Queremos un futuro con pasado.
-La oposición ha vuelto a insistir en que la prioridad del Ayuntamiento es poner flores, más que invertir en servicios sociales o atender otros problemas del municipio.
-Lógicamente, cada uno se agarra a lo que tiene. En el último Pleno quedó claro que ese contrato de las flores lo sacó la oposición cuando estaba en el Gobierno. Fueron ellos los que pusieron el concurso público de Parques y Jardines por 80 millones una semana antes de las elecciones. Lo que hemos hecho nosotros es reducirlo y racionalizarlo. En cualquier caso, independientemente de esta dialéctica, a mí me gusta una ciudad bonita que llame la atención. Cuando vienen alcaldes de otras localidades se quedan asombrados. Hay que buscar elementos que nos diferencien como una marca Murcia; propugnar elementos en los cuales seas líder y que los demás vayan detrás.
-¿Y cuál es la marca Murcia?
-Ese es un problema importante..., que no existe. No ha existido; no se ha buscado esa marca Murcia. Es una obsesión que tenemos desde hace tiempo. Y no significa replicar lo que otros han hecho.
-¿Cuál le gustaría que fuera?
-El problema es que no tenemos un elemento icónico único. Sino un conjunto de elementos, muchas veces sutiles, que hay que poner en valor. Desgraciadamente, no hemos tenido unas Olimpiadas o una Expo. Debemos tener una marca, sin ninguna duda. Lo estamos intentando mediante elementos sutiles, como el de los 1.200 años. Nuestra huerta no existe en otros lugares; tenemos un patrimonio y una brillante historia; la Murcia medieval, la del barroco... Son muchos elementos para construir esa marca Murcia.
-El yacimiento de San Esteban lleva muchos años esperando. ¿Va a despegar ya el proyecto?
-Estamos trabajando en San Esteban. Acabamos de poner en marcha Madina Mursiya. La Murcia medieval es un elemento singular y característico de esta ciudad. Y el gran parque de Monteagudo es un elemento singular que no existe en otro sitio.
-Ursula von der Leyen ha colocado la vivienda entre las prioridades de la UE. Es un problema serio, sobre todo para los jóvenes, que deben resolver las administraciones. ¿Qué hace el Ayuntamiento en este terreno?
-Como sabe, tenemos el proyecto Murcia Crece, que prevé la construcción de cientos de viviendas. Vamos a invertir unos 423 millones de euros, tanto públicos como en colaboración público-privada. El problema de la vivienda de alquiler no es construirla, sino toda la gestión posterior de mantenimiento, servicios, etc, lo cual es muy complicado para una administración pública. Se han buscado solares, no en el extrarradio, sino en lugares ya urbanizados.
-¿Qué efectos puede tener para la Región, y para Murcia, el pacto de PSOE y ERC para la independencia fiscal de Cataluña?
-Leopoldo Calvo Sotelo decía 'en política lo que parece es'. Y lo que parece es que todo se ha supeditado a la investidura de Salvador Illa como presidente de la Generalitat y que, supeditado a ese objetivo, vale todo. Da igual si rompes el equilibrio económico-financiero entre el Estado y las comunidades autónomas y el principio de igualdad. Está además ese clima de confrontación, y polarización, tan desagradable, improductivo y negativo. Priman los intereses personales, ideológicos y de partido sobre los intereses generales y del Estado.
-Después de la marcha de Vox, ¿considera que el gobierno de López Mira tendrá suficiente estabilidad los próximos años?
-Quizás esté un poco influenciado por mi experiencia conocida. Prefiero gobiernos estables y sólidos, aunque sean en minoría, ya que después pactarán y acordarán. Tener un gobierno en el que desde dentro se está permanentemente haciendo oposición y torpedeando para hacer que caiga, eso es insostenible incluso intelectualmente. En ese sentido, creo que hasta puede ser positiva la situación que se ha producido en el Gobierno regional. No veo la necesidad de adelantar elecciones, sino de seguir gobernando y llegar a acuerdos en aquellos elementos que sea posible. Pero eso exige también un mayor esfuerzo de diálogo permanente y fluido por parte de quienes están en el gobierno; de ser sinceros, abiertos y de dejar espacio a la oposición para que ejerza su labor.
«La procesión va por dentro», comenta José Ballesta, sometido desde hace meses a tratamiento oncológico, que compagina con la alcaldía. «La quimioterapia la llevo medio bien, pero la inmunoterapia me está matando, es muy lesiva», explica con todo detalle y con mucha naturalidad.
-Estará recibiendo continuas muestras de apoyo.
-Para mí ha sido, de cierta manera, un factor de reflexión personal importante. Cada semana me tienen que aplicar este tratamiento, y llegar a la Arrixaca y ponerme en una sala gigante en la que tengo al lado mucha otra gente que está peor que yo... Personas que lo están llevando con entereza, con auténtica pasión interna. Y me digo, esta gente son héroes de verdad; estos y no yo. Entonces, montar un teatrillo con esto de mi enfermedad, digo, no, no... Es que mucha más gente está llevando esto adelante con entereza, con coraje. Un respeto a esas personas. Yo no voy a hacer de esto ningún tipo de factor personal.
-Los murcianos también quieren saber cómo se encuentra su alcalde, cómo lo está llevando.
-Como todos los que están aquí conmigo; y además es emocionante. Porque cuando entro en esa sala grande donde estamos todos juntos oigo '¡Vamos alcalde!'... Y me digo, esta gente tiene mucho coraje.
-Usted también le echa coraje. Quizás otras personas en esta situación hagan un paréntesis, pero usted ha decidido estar al pie del cañón. ¿Por qué lo hace?
-Porque la sociedad en un momento como este, de crisis de valores, en el que hay relativismo, que todo da igual, pues yo creo que es bueno... y esta gente hace lo mismo que yo. No tengo nada de especial. Todos estos que están allí conmigo llevan adelante su vida y su familia, y están luchando. Esta es la gente que realmente merece la pena. Y yo no tengo derecho a afrontar ningún tipo de hipersobreactuación con esto, sino llevarlo con humildad, sencillez y tranquilidad.
-A veces es difícil desligar las obligaciones del proceso de recuperación.
-En mayo me operaron del colon y estuve una semana ingresado. En septiembre me tienen que operar el hígado. Hoy mismo me han hecho todos los test y pruebas. Los viernes me dan el tratamiento y luego me dejan colocada una bomba los sábados y domingos, para poder estar el lunes otra vez en marcha... A partir de ahora, me quitarán la quimioterapia durante tres semanas para que me recupere y llegue con fuerza a la intervención quirúrgica de septiembre, Luego volveré otra vez con ciclos de quimioterapia. Y a esperar hasta final de año. Pero como he dicho, hay que llevar esto con la máxima normalidad; sobre todo porque ha sido un proceso mío interno el hecho de darte cuenta de cuánta gente está en la misma situación. Y no ahora, sino desde siempre. Y que luchan y han estado luchando delante de esto. Quiero llevarlo con la máxima normalidad, la máxima tranquilidad y sin ningún tipo de sobreactuación, ni de parecer aquí una especie de... Que no, que hay cientos, miles de personas en la misma situación que yo. Ellos sí que son héroes, y no yo.
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