Estudian instalar en la antigua guardería del barrio murciano de La Fama una residencia de estudiantes

Y, al parecer, esto podría ocurrir tras la enajenación de la propiedad en el marco del concurso de acreedores en el que se encuentran inmersos sus titulares. Así, fuentes conocedoras de esta procedimiento confirman que existe, al menos, una propuesta en estudio, pero con una gran predisposición para hacerse con la disponibilidad total de la parcela.

Todavía no se cuenta con un proyecto en firme ni con licencia de obras, ya que aún no se ha cerrado la fase de adjudicación mediante subasta, pero la intención de la empresa interesada –radicada en Madrid y que prefiere por el momento mantenerse en el anonimato– sería la de construir allí una residencia de estudiantes. Así como LA VERDAD ha podido confirmar el interés de esta sociedad, no ha sido posible confirmar los rumores que fuentes vecinales apuntan como intención de otra empresa, perteneciente al sector de la construcción y gestión de las residencias de mayores, de pujar por este bien inmueble destinado a equipamientos.

La culminación de la citada residencia de estudiantes permitiría sumar un nuevo equipamiento de este tipo a una oferta que no es excesivamente amplia en la ciudad de Murcia. Así, apenas el Colegio Mayor Azarbe, un par de residencias de carácter religioso y destinadas a mujeres, y los apartamentos del Campus de la Merced se dedican específicamente al alojamiento de estudiantes universitarios, que suelen optar, finalmente, por el alquiler compartido de pisos.

Por otra parte, la consumación de esta iniciativa supondría un paso más en la regeneración de la zona, después de que el edificio de la antigua guardería tuviera que ser limpiado y vaciado por el Ayuntamiento de Murcia el pasado mes de septiembre de manera subsidiaria, tras años de indignación vecinal. «Es una vergüenza lo que se ha permitido que ocurra aquí, con el consentimiento de las autoridades municipales durante años, así que casi cualquier destino que se dé al inmueble será bienvenido», señalaba Juan, residente en la zona. Las quejas del vecindario han recogido, históricamente, problemas de okupación.

«Hemos tenido una quincena de personas malviviendo ahí con regularidad, circunstancia a la que se asociaban otras cuestiones como la acumulación de basuras y la presencia de montones de ratas», indica Antonio, que trabaja como portero en un edificio adyacente. «Peleas, prostitución o drogadicción han sido otras de las conductas que hemos tenido que soportar aquí; incluso se han sacado varios cadáveres de gente fallecida entre esos muros en los últimos», relata Antonio, mostrando varios vídeos y fotografías de incidentes ocurridos en este lugar.

Por eso, los vecinos respiraron aliviados cuando se procedió hace unos meses a limpiar y desalojar la zona, así como a cerrar las posibles entradas. «Las puertas y el vallado estaban dañados y era fácil colarse, pero ahora las planchas metálicas que se han colocado dificultan acceder a la estructura», concluye Antonio, sabiendo, no obstante, que esta situación de tranquilidad puede ser temporal, como ya ha ocurrido en otras ocasiones. «Esto no debería permitirse nunca más y, desde las administraciones, se debe hacer porque dar un buen uso a este lugar y que deje de ser un foco de delincuencia», señalan María y Ana, vecinas de la zona. «Ya te digo yo que estará vacío, pero, por la noche, yo no paso por ahí al lado», zanja esta última. Está claro que, echando la vista atrás, cualquier propuesta de equipamiento será recibida con los brazos abiertos.