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«Transformar la realidad / habitar con dignidad», reivindica el grupo madrileño Biznaga en la canción 'El futuro sobre plano'. Es un tema que los convocantes han convertido en himno de las marchas por la vivienda, un movimiento social en expansión que empieza a hacer frente a una crisis que no deja de agravarse. Está previsto que a Murcia también lleguen estas manifestaciones, aunque con cierto retraso. Es decir, al mismo ritmo que la propia subida de precios, que afectó a la capital de la Región más tarde que a otras grandes ciudades, pero cada vez es más evidente en todo el municipio. Hasta el punto de que la escalada de los alquileres, que se expande por el centro con fuerza tras la pandemia, ya se ha trasladado a las pedanías, donde en el último año ha subido más el coste del metro cuadrado que en la ciudad, según los datos del portal inmobiliario Idealista.
Este encarecimiento es fruto de la crisis de la vivienda, pero también de una demanda en aumento, como confirma Sandra Roca, directora de la inmobiliaria Inmopolt: «Hay más personas buscando alquileres en la periferia, porque es un importante ahorro mensual. Vivir en el centro suele ser mucho más costoso». En la última década, la población se ha estancado en la ciudad, pero las pedanías han registrado un notable incremento del 12%, según las cifras del padrón de habitantes publicadas por el INE.
Una de esas 'nuevas murcianas' es Lidia, una joven natural de Molina de Segura, que reside desde hace casi dos años en El Palmar junto a su pareja: «Para vivir merece más la pena una pedanía. No tiene nada que envidiar al centro, tienes aparcamiento, la huerta cerca para pasear y desconectar. En la ciudad no podríamos encontrar un piso por las mismas condiciones». Es lo que opinan muchos nuevos habitantes de Corvera, Cabezo de Torres, Esparragal, Churra, Guadalupe o Sucina, algunas de las zonas que han aumentado su población más de un 20% en la última década. Pero este crecimiento, a su vez, catapulta los precios. «Pagamos 640 euros por un piso muy moderno con dos habitaciones. Quizás es un poco elevado, pero es que ha subido mucho. El otro día estuve mirando por curiosidad y en las pedanías por 500 ya solo encuentras estudios sin habitación y viejos», lamenta Lidia.
Según los datos de Idealista, el metro cuadrado se ha elevado en el municipio un 5,7%, hasta 8,7 € euros, en los últimos doce meses. Y donde más se ha disparado es en las dos zonas que eran más asequibles: un 10% en el sureste del municipio y hasta un 14,4% en el Campo de Murcia, es decir, las localidades que pertenecen al municipio pero están ubicadas geográficamente en la llanura del Campo de Cartagena. El metro cuadrado se sitúa ya en 7,1 y 8 euros, respectivamente.
Esa tendencia al alza se evidencia en puntos como Corvera, que «está arrancando», subraya Sandra Roca, quien apunta a varios motivos. «Por el campo de golf, el tema del club social también. Es la pescadilla que se muerde la cola: si hay servicios, hay más gente; y si llega más gente, aumentan los servicios», explica sobre una población también impulsada por la planta de Amazon y la llegada de inmigrantes latinoamericanos, sobre todo venezolanos. Tanto en esta pedanía como en Sucina, el aumento de residentes se ha acelerado desde la pandemia. De hecho, en este extremos sur del municipio de Murcia están creciendo hasta núcleos minúsculos como Cañadas de San Pedro y Baños y Mendigo, que ha duplicado su población en los últimos años.
Algunos murcianos desembocan en estas zonas para escapar de los precios caros que se alcanzan en la ciudad de Murcia, pero también en otras pedanías del municipio que llevan más tiempo en expansión. En el norte del municipio, el metro cuadrado se ha disparado un 37% en seis años hasta 8,1 €/m², y en el oeste, hasta un 50% y llega a los 7,7 €/m², según Idealista. En estas zonas se mezclan dos factores: la imparable construcción, ya que concentran gran parte del suelo disponible en el municipio, y la llegada de estudiantes por la cercanía de los campus universitarios.
«La zona de La Ñora tuvo su 'boom' y se mantiene», confirma Sandra Roca. Allí llegó en 2015 para estudiar en la UCAM Alberto Ciferri, que ha visto de cerca esta explosión: «La subida empezó sobre 2017 o 2018. Fue un repunte impresionante, de poder vivir solo por 300 euros a unos 500», recuerda. A pesar de ello, tras pasar una etapa de la carrera en el barrio del Infante, prioriza la comodidad de residir a las afueras: «Prefiero las pedanías por su tranquilidad y en esta zona están bien conectadas con la ciudad por tranvía, autobuses y autovía».
Alberto lo valora tanto que se ha instalado definitivamente a este lado del Mediterráneo, pero la vorágine de la vivienda le ha empujado de alquilar a comprar: «No todo el mundo puede pagar una hipoteca, pero si puedes permitírtelo compensa más que gastar 700 euros al mes por una casa que no es tuya». Lidia piensa igual: «Estamos pensando en comprar porque el alquiler cuesta cada vez más. Yo no podría pagarlo si no fuera compartiendo».
Esta subida de precios en las pedanías es el efecto de una onda expansiva que procede de la ciudad, donde los precios se mantienen mucho más altos. La única zona que se encarece casi al mismo ritmo que las pedanías es el norte (el entorno de Juan Carlos I y Juan de Borbón), donde el alquiler ha subido más de un 5% en los últimos 12 meses y alcanza los 9,6 euros por metro cuadrado, 60 céntimos por encima que el centro.
En general, todas las zonas suben, también el sur, que incrementa su precio un 3,2%, hasta los 8,5 €/m². Como reflejan los datos estancados de población, es una tendencia que convertirá la ciudad en un área solo para bolsillos privilegiados y obligará a mudarse del casco histórico y sus inmediaciones a ciudadanos de toda la vida.
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