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Cáritas Región de Murcia sigue tendiendo la mano, y de forma cada vez más próxima, a las familias que necesitan cubrir sus necesidades básicas de alimentación e higiene. La pandemia ha cambiado el perfil de los beneficiarios, que ya no son solamente personas en riesgo de exclusión social. Ahora, llaman a esta puerta familias que mantenían un difícil equilibrio sobre el alambre de un sueldo precario, pero a las que un ERTE o el despido les ha cambiado la vida y ya no les llega para hacer frente a los recibos del mes ni para llenar la cesta de la compra. Hasta el pasado marzo, a través de Cáritas parroquiales se venía atendiendo a unas 13.000 personas. Desde que llegó la Covid-19, tienen 8.000 beneficiarios más, hasta un total de 21.000 vecinos. Se ha pasado, así, de ayudar a casi el doble de familias en apenas ocho meses, aumentando de 4.500 a las 7.000 actuales, según datos facilitados por Juan Antonio Illán, secretario general de Cáritas Diócesis de Cartagena.
Para canalizar el reparto de las aportaciones realizadas por empresas, particulares e instituciones en la ciudad, Cáritas abrió este jueves un nuevo centro de distribución de alimentos en el barrio de San Antón, que se suma al economato que inició su andadura el pasado abril en La Fica –Galilea– y al que se añadirá un tercero en el barrio del Carmen, antes de que finalice noviembre. Los nuevos centros de distribución permiten tener mayor variedad de productos (fruta, verdura y congelados), gracias a cámaras frigoríficas. El reparto en pedanías continúa realizándose a través de Cáritas parroquiales.
Coincidiendo con la puesta en marcha del centro de San Antón, la Asociación de Supermercados de la Región de Murcia (Asumur) ha donado 11.000 kilos de comida, incluidas numerosas cajas de naranjas y mandarinas, y Mercamurcia otros 150 kilos de alimentos no perecederos, a los que próximamente unirá una gran entrega de productos frescos, según indicó el director gerente, Ricardo Rubio. La secretaria de Asumur y directora regional de Recursos Externos de Mercadona, Ana Belén Martínez, explicó que «también hemos colaborado con estanterías para colocar los productos y carros de compra».
El local, situado en la calle Abderramán II, tiene 175 metros cuadrados y el espacio se ha distribuido en cinco pasillos que se corresponden con alimentos secos, frescos y congelados, así como productos de higiene personal y de limpieza para el hogar. Abrirá sus puertas los lunes por la mañana, de 10 a 13 horas, y de lunes a jueves, por la tarde, entre las 17.30 y las 20 horas. Está atendido por 70 voluntarios, de los que 50 desarrollan su servicio en el local, con reposición de productos y atención a las familias, y el resto se encarga del reparto domiciliario para llegar a personas con movilidad reducida. Los beneficiarios son personas derivadas desde los servicios sociales municipales y la propia red de Cáritas parroquiales.
El nuevo centro de distribución de San Antón va a dar servicio a unas 600 familias al mes de San Nicolás, Santa María de Gracia, San Antolín, San Andrés, San Antón, San Basilio, El Ranero y San Pedro. La presidenta de la junta municipal de distrito Norte, Lola Martínez, indicó que los vecinos también han colaborado con una donación de 5.000 kilos de alimentos que se llevaron al nuevo local la semana pasada.
Por el economato Galilea pasan al mes en torno a 1.200 familias que necesitan artículos para cubrir sus necesidades básicas y en El Carmen se prevé una afluencia de 1.700 familias mensuales, ya que atenderá una extensa zona, que incluirá el Infante, La Purísima y otros barrios del sur.
El secretario general de Cáritas, Juan Antonio Illán, es consciente de que el goteo continuo de familias en demanda de recursos básicos se incrementará en las próximas semanas con la crisis del sector hostelero. «Por eso –indica– tenemos que hacer un esfuerzo entre todos para que colaboren empresarios, instituciones y particulares».
El alcalde, José Ballesta, acudió este jueves junto a la concejal de Familia y Derechos Sociales, Pilar Torres, al traslado de los alimentos, en camiones, al local de Cáritas. El primer edil se refirió a que «la segunda ola de esta crisis sanitaria está dando paso a una dura crisis social ante la que debemos estar preparados. Sabemos que es difícil llegar a todos los rincones, pero al menos tenemos la voluntad de reforzar la atención social y hacer todo lo que esté en nuestra mano para superar esta difícil situación».
El obispo José Manuel Lorca Planes pidió «serenidad y paciencia», aunque reconoció que «no estamos en tiempos fáciles y las noticias de los telediarios nos hacen temblar las piernas». Destacó la labor de Cáritas Diócesis de Cartagena, que «siempre levantará la voz y abrirá las puertas para salvar vidas y estar cercana a aquellas personas que lo están pasando mal». Hizo una llamada de apoyo a la sociedad murciana, a la que lanzó el mensaje de que «hay que arremangarse, como dirían en la huerta».
El director de Cáritas Diócesis de Cartagena, José Antonio Planes, no se olvidó de la extensa red de voluntarios, que hace posible que lleguen a tantas familias necesitadas, «y de la que cada vez forman parte más jóvenes, que han dado un paso al frente dejando que los mayores se dediquen a las cuestiones de acompañamiento y asistencia». Recordó que «Cáritas está viva, más fuerte que nunca», y resaltó el firme compromiso para «seguir trabajando por las personas que lo necesitan».
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