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Si cuando Frodo miraba al Monte del Destino, en Mordor, solo veía desolación, la sensación que deja un rápido vistazo al 'Cabezo' no es ... muy distinta. Porque más que 'de la Cruz', este montículo que inspira el nombre de la tercera pedanía más poblada del municipio lo es 'de escombro'. A lo lejos, desde la Costera Norte y sobre su mismísima ladera, es visible esta acumulación de restos de ladrillo, yeso, azulejo y cemento, que se mezclan con residuos domésticos de todo tipo, como sofás, colchones, pequeños armarios y mesas, entre otras piezas de mobiliario. Es decir, un vertedero ilegal en toda regla, mirando a la calle Rambla del Carmen y que parece llevar camino de consolidarse, si de facto no lo está ya. La imagen que deja de la zona no es precisamente positiva, dada su gran visibilidad, sin olvidar las cuestiones medioambientales o las incomodidades que les generan a los vecinos.
«Limpiamos por la zona hace tan solo unos meses; el problema es que lo vuelven a llenar enseguida: necesitas un policía allí plantado todo el día», asegura la pedánea de Cabezo de Torres, María Pilar Vivancos, sin aclarar exactamente cuándo se llevó a cabo esa retirada de basura y desde cuándo se ha detectado una nueva acumulación de restos, que al menos se prolonga desde inicios de este año 2021. De hecho, la dantesca imagen es visible en la vista de satélite de Google Maps, aplicación que no se actualiza con una excesiva periodicidad y entre cuyas vistas no se recoge, por ejemplo, la reforma de la plaza Circular, iniciada a finales del año pasado y concluida recientemente.
«Este es un problema de décadas en la zona; cuando te despistas, te la llenan de porquería y te empiezan a correr las ratas y las culebras», explica un vecino del entorno del triángulo que forman las calles Almería, Calvario y Majada, al tiempo que destaca que los residentes de la zona ya hacen por mantener «en condiciones» las áreas más próximas a sus viviendas. Él, como otra vecina del barrio, prefiere guardar silencio sobre la autoría de estos vertidos, bien por no saber a quién atribuirla, bien porque no descartan que sean llevados a cabo por ciertos residentes del entorno. Parece una situación tristemente asumida que se ha ido repitiendo históricamente en diversos puntos del conocido monte y que ha dado lugar a otras intervenciones.
Por lo pronto, el Ayuntamiento de Murcia reconoce en este caso que hay un parte de infracción abierto desde el pasado 31 de mayo, en virtud de la denuncia de un particular. Al tratarse de un terreno privado, se instará al propietario a que lo limpie. En caso contrario, la Administración debería ejecutar la orden subsidiariamente. Para agilizar estos procesos administrativos, se está tramitando una nueva ordenanza que debería ir a Pleno a lo largo de este año.
No es el caso de Cabezo de Torres excepcional, aunque sí llamativo por su visibilidad. El Consistorio hace una media de medio millar de requerimientos anuales para que se lleve a cabo la limpieza de solares a particulares y, de ellos, ejecuta subsidiariamente entre 50 y 70. No obstante, la huerta de Murcia está trufada de pequeños vertederos ilegales, a veces con cierto nivel de consolidación.
«El cruce de Fortuna; la Vereda del Cordel de los Valencianos; la carretera de Barqueros; el llamado Cuello de la Tinaja, en la carretera de Fortuna, junto a El Esparragal... Todos ellos son sitios que se han utilizado históricamente para depositar residuos», explica Rubén Vives, desde Ecologistas en Acción. Vives apuesta por combatir estas prácticas con varias medidas: primera, que la Administración identifique en un listado este tipo de puntos negros; segundo, incluirlos en las rutas de las patrullas ecológicas; tercero, proceder a su limpieza y señalizar, claramente y con carteles, dónde se encuentran los vertederos o puntos de recogida habilitados más cercanos.
Porque en estas conductas reprobables muchas veces se mezcla el incivismo con el desconocimiento. Así, por una parte, el Ayuntamiento dispone de un servicio de recogida de enseres gratuito. Por otra y en lo relativo a los escombros, el coste de colocación de un contenedor por parte de un gestor autorizado para una pequeña obra es relativamente barato: unos cien euros más la licencia de ocupación de vía, que puede ser de otros 30 euros, explica, Javier García, propietario de la empresa de reformas MiYAKI. «El problema es que para solicitarlo necesitas tener todos los permisos y licencias en regla, de manera que en las obras ilegales o en 'B', muchas de las cuales se realizan en casas de campo o huerta, no pueden acceder a él», añade.
Es cierto que el Ecoparque municipal solo admite 30 kilos por persona y día de residuos inertes y la reforma de una cocina puede generar 1.500 kilos de escombros. Pero hay varias escombreras y gestores autorizados en la Región, siempre que el particular se ocupe del transporte. Estas instalaciones tratan los desechos por apenas 6 euros la tonelada y sin necesidad de justificar su procedencia.
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