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Imagen de la Casa Torre Falcón y su entorno, en Espinardo, este jueves.

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Imagen de la Casa Torre Falcón y su entorno, en Espinardo, este jueves. Javier Carrión / AGM

Torre Falcón comenzará a funcionar como centro cultural a partir de 2022

El Ayuntamiento de Murcia presenta el proyecto de rehabilitación de este emblema de la huerta, pendiente aún de licitación

Jueves, 13 de agosto 2020, 12:00

Si alguien en Murcia todavía se pregunta qué es el viejo edificio en ruinas que se ve desde la A-30 a su paso por Espinardo, se trata de Torre Falcón. Esta casa solariega es todo un emblema de la huerta que, abandonado, parecía haber dejado atrás ya sus mejores días. Pero un ambicioso proyecto de recuperación, solicitado por los vecinos de la urbanización Joven Futura desde hace ya bastante tiempo y recogido definitivamente por el Ayuntamiento de Murcia el año pasado dará un nueva vida al inmueble.

Esta rehabilitación funcional, que debería estar concluida a finales de 2021 o principios de 2022 y que tendrá un coste de unos 550.000 euros, permitirá devolver su esplendor al edificio, preservar el patrimonio histórico del municipio y convertirlo en un centro cultural para el barrio de Espinardo, que carece de este tipo de espacios tras el cierre el año pasado, por daños estructurales, de las instalaciones de la calle Enrique Tierno Galván. El proyecto, pendiente de licitación, fue presentado este jueves frente a la casona por el alcalde de Murcia, José Ballesta; y los ediles de Desarrollo Sostenible y Huerta, Antonio Navarro; Desarrollo Urbano y Modernización de la Administración; Antonio Guillén; y de Cultura y Recuperación del Patrimonio; Jesús Pacheco.

Esta nueva vida será solo una más de las que esta casa torre ha tenido desde su edificación en el siglo XVIII, cuando nació tanto como centro logístico para la explotación agropecuaria y sedera como para servir de lugar de recreo a una familia noble, en este caso, la que le da nombre. Este último uso se fue potenciando con el paso de los años, con la caída de la rentabilidad de la explotación, pasando por distintos propietarios -entre ellos los Marqueses de Ordoño-, según explica María Haber, arqueóloga y profesora asociada de la Universidad de Murcia que ha participado en el proyecto.

En el año 2003, sus últimos propietarios vendieron la casa a la promotora de viviendas Joven Futura y posteriormente fue cedida al Ayuntamiento de Murcia como equipamiento público a cambio de un mayor volumen de edificación. Desde entonces, se había encontrado abandonada, sufriendo un gran deterioro por la falta de mantenimiento y el vandalismo, que supuso, incluso, el robo de su rejería, con dos siglos de historia. No fue hasta 2017 cuando el Consistorio decidió acometer medidas básicas de conservación, preparatorias del proceso de recuperación que ahora se emprende.

No hay que olvidar que Torre Falcón está catalogada dentro del Plan Especial del Conjunto Histórico (Pecha) con un grado de protección 2 (de tipo estructural) y que su recuperación venía siendo solicitada desde hace años, de manera insistente, por asociaciones conservacionistas como Huermur.

«Hace unos cuatro años pusimos en marcha el Plan de Acción de la Huerta con el objetivo de poner en valor el legado más importante que tenemos los murcianos: la Huerta de Murcia, nuestro legado histórico, cultural y ecológico más valioso, que forma parte de nuestra identidad colectiva», destacó Ballesta, quien añadió que «con este plan hemos realizado distintas actuaciones medioambientales y patrimoniales, como la recuperación de los Molinos del Amor, el Batán y La Pólvora y, ahora, de la Torre Falcón». El alcalde, subrayó, no obstante, que si importante es la conservación del patrimonio, más lo es su «rentabilidad social» y la actividad que se dé a espacios como este, tanto por los vecinos de las zona como por los de todo el municipio.

La rehabilitación del edificio, distribuido en tres plantas, dará lugar a un espacio diáfano en su interior, que se caracterizará por su flexibilidad en cuanto a usos y gestión, lo que le permitirá actividades como talleres, exposiciones o reuniones vecinales, según indicaron fuentes municipales. La superficie total es de 426 m2, de los cuales 366 corresponden la casa torre y 59,30 al anexo donde se ubican la conserjería, almacén y aseos. Entre ambos volúmenes se ubica el patio de 70 m2, a modo de vestíbulo.

Los trabajos de conservación incluyen la reparación de la cubierta para garantizar que no entre el agua, así como su retejado, aprovechando las tejas existentes en buen estado, que se colocarán en la zona superior más visible.

Pino centenario

Asimismo, se configurarán huertos-jardín en el entorno del edificio, caracterizado por el pino centenario que forma parte del paisaje, con vegetación de variedades cítricas y aromáticas. También se prevé mantener el patio existente, que contará con un espacio anexo de nueva construcción para usos complementarios.

Para el saneamiento, dado el espíritu de sostenibilidad que se asocia a la huerta, y ante la falta de conexión con el alcantarillado, se ha previsto un sistema de depuración natural por fitodepuración (humedal artificial con plantas acuáticas), totalmente ecológico. Con la misma filosofía, la climatización se llevará a cabo a través de un 'pozo canadiense' de drenaje, un sistema renovable, eficiente y sostenible, formado por redes de tuberías ubicadas en el subsuelo exterior que aprovechan la temperatura subterránea en combinación, en este caso, con un sistema de ventilación mecánica para recuperar el calor.

Los vecinos de Joven Futura reivindican el uso en parte del edificio

A la asociación de vecinos de Joven Futura les suena muy bien la propuesta del Ayuntamiento para Torre Falcón, pese a no haber sido consultados por sus necesidades durante el diseño de la actuación. «Somos partidarios de definir los usos antes que los proyectos», explica su presidente, Checho Mateos. Ahora esperan que «el Consistorio cumpla su palabra» y les ceda, al menos en parte, el uso del inmueble ya que, como recuerdan, «el Reglamento de Participación Vecinal establece que estos colectivos deben contar con un local para desarrollar su actividad en el ámbito del barrio y no lo tenemos», puntualiza Mateos. «Somos una población joven, de más de 3.000 habitantes, con iniciativas e inquietudes, por lo que necesitamos un espacio para desarrollarlas», inciden.

Por otra parte, piden el traslado del vial que separa la casona de los terrenos del futuro parque metropolitano, para favorecer la integración entre ambos y evitar accidentes, «como ya ocurren». El Consistorio señala que lo estudiará.

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