Años de espera para una obra que evite el desplome de una calle en Torreagüera

La advertencia dejada por aquel episodio de gota fría llevó a la construcción, meses después, de un muro de contención de tierras en la calle afectada, de nombre Agüera, para «evitar posibles desgracias», como relata Carmen. Sin embargo, quedó pendiente entonces de acometerse una actuación similar en el talud colindante, que se encuentra en situación de 'mírame y no me toques', como alertan los vecinos.

Los trabajos llegaron a adjudicarse en el mes de noviembre del año pasado, pero cerca de un año después no se ha movido allí ni sola una piedra. De hecho, el concejal de Gestión Económica y Seguridad Ciudadana, Enrique Lorca, llevo un decreto a una de las reuniones que celebró la Junta de Gobierno de Gobierno del Ayuntamiento el pasado mes de julio en el que disponía el inicio del «procedimiento de resolución, en su caso, del contrato, por incumplimiento culpable del contratista».

«Al parecer, primero se propuso el encargo a dos empresas, una detrás de otra, pero ninguna de ellas presentó la documentación pertinente», expone la pedánea de Torreagüera, Silvia Almarcha. Parecía que a la tercera iría la vencida, pero tampoco en esta ocasión, con el acuerdo ya firmado, ha habido suerte, apunta la presidenta de la Junta Municipal, que no acierta a señalar con precisión cuál es la causa de que esta adjudicación siga sin dueño. «Entiendo que, tal y como se ha encarecido todo, quizás no les den los números», subraya Almarcha. De hecho, está siendo una problemática recurrente en los últimos meses en relación los trabajos adjudicados por el Ayuntamiento, ante la inflación y la subida del precio de los materiales, según reconocen fuentes municipales, aunque la Concejalía de Fomento y Contratación no se ha pronunciado, a preguntas de LA VERDAD, sobre esta cuestión.

Tampoco señalaron desde este departamento si hay prevista alguna actuación de emergencia para asegurar la zona ante la amenaza de posibles episodios de gota fría este otoño. «Aquello está peligroso y no se avanza; vamos a intentar pedir una reunión con el edil responsable para ver lo que se puede agilizar», asegura Almarcha, ante la inquietud de los vecinos, que pese la incertidumbre, prefieren tomárselo con humor. «Un día acaba mi tía Mariana aquí abajo conmigo», comenta en tono jocoso Carmen, ya que esta, de 87 años, vive en la parte de arriba, justo al borde de talud de tierra.

Puerta con puerta tiene su casa Agustina. Frente a la entrada de esta, se puede contemplar una gran grieta que no deja de crecer y que amenaza con propiciar el desplome de parte de la calle. «Es que mi casa ya cruje y todo», lamenta esta vecina, temerosa de que el agua continúe filtrándose por el pavimento y siga haciendo su trabajo de desgaste. «Lo que hay debajo está medio hueco y va cediendo; se nos dijo que se le iba a inyectar algún material para rellenar, pero seguimos sin saber nada», lamenta esta jubilada. Lo único que sabe Carmen, es que de vez en cuando, «alguna piedra vuelve a caer y entonces vienen, acordonan, y un tiempo después vuelven a retirar la cinta». No hace falta que vuelva a tronar para escuchar plegarias en la calle Agüera.