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Amor, emoción y sorpresa este sábado en la plaza Cardenal Belluga. David, gerente de un peluquería en Molina de Segura, organizó una espectacular pedida de mano a su pareja, José Ángel, que ni por asomo sabía lo que se le venía encima. Creía que iba a ver a una amiga común bailar bachata, pero lo que se encontró fue uno de los momentos más vibrantes de su vida: la pedida de mano de su novio.
Arropado por las bailarinas, fue portado en volandas al centro de una plaza repleta de público que se recreaba con los bailes de las amigas de David, compinches también de una trama que, urdida con esmero y sutileza por parte de toda la familia, presagiaba un emocionante momento con final feliz.
Después de desfilar decenas de familiares con pancartas alusivas al cariño de la pareja, emergió David, con un flamante traje marrón y una sonrisa que llegó a resplandecer en los casi cien metros de altura de la torre de la Catedral de Murcia. Con su ordenado ramo de flores y su tierna mirada de complicidad, David sacó un anillo y preguntó a José Ángel si quería casarse con él.
Tembloroso, ardiente, nervioso y con lágrimas de amor en los ojos, este filólogo inglés, nacido en Sanlúcar de Barrameda, se lanzó a los brazos de David para fundirse en un abrazo y en un beso que resonó en tierras gaditanas. «David habrá elegido la catedral porque me recuerda a mi tierra», confesó después un enternecido José Ángel.
Cerca estaba su abuela, María, llegada desde Sanlúcar para compartir este inolvidable momento con «mi nieto preferido». La propia mujer admitía su admiración por la imaginación de David para inventar una tarde inmemorial para hacer feliz a «mi niño, como yo lo llamo».
Cerca de un centenar de amigos y familiares no desperdiciaron la feliz ocasión para reunirse, posteriormente, en un restaurante de Molina de Segura para celebrar la indeleble pedida de mano. La boda aún tendrá que esperar porque será en junio de 2023. Hasta entonces, el cariño de David y José Ángel ha impregnado todos los rincones de la plaza Cardenal Belluga y así lo indicaron varios testigos. «Lo que necesitamos es amor», señaló una mujer que transitaba por la zona. Y sorpresa, sorpresa, hasta la Catedral quedó conmocionada de tanta pasión en tan poco tiempo.
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