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La primavera llega a Cieza y con ella comienza la producción de la fruta de hueso. La llegada de cientos de temporeros se hace indispensable si se quiere recolectar los alrededor de 300 millones de kilos de melocotón, nectarina, albaricoques y paraguayos que generan los campos de la Vega Alta. Pero las condiciones en las que viven estas personas no son siempre las más deseadas. Cientos de ellos (la gran mayoría extranjeros) se hacinan en casas y naves abandonadas a la espera de que arranque la campaña. En algunos casos, las condiciones en las que viven podrían ser calificadas de «indignas», sin los mínimos servicios ni de higiene ni de habitabilidad. Es el caso de Mohammed Abdud, que habita con otros nueve compatriotas marroquíes una vivienda abandonada de apenas 50 metros cuadrados situada en la parte trasera del cementerio.
Tanto Abdud como sus compañeros pasan penurias para poder comer. Tan solo pueden recoger un par de veces a la semana los platos que proporciona Cáritas y Cruz Roja. La mayoría de veces, estos jóvenes, que no superan los treinta años, piden las sobras en el mercado semanal. Los dormitorios son dos pequeños cuartos con viejos colchones, donde se acumulan mantas para protegerse del frío. En la casa, que está en estado ruinoso, no hay ni luz ni agua, por lo que diariamente llenan varias bombonas en la fuente del camposanto. La situación se repite por otros muchos puntos de Cieza, incluso en el casco urbano, donde algunos de estos trabajadores duermen en sus propios coches.
Antonio Moreno, secretario general de Agricultura de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), considera que hay que distinguir entre los temporeros que viven y están empadronados en cada uno de los municipios productores y los que solo permanecen en la Región durante los meses de la recolección. «Para los segundos, es una situación difícil, porque el sector no tiene medios para proporcionar una vivienda y la posibilidad de alquilar es cada vez menor», indica, al tiempo que pide a las administraciones que se impliquen para acabar con este problema social.
Por su parte, desde el Ayuntamiento de Cieza, la concejal de Bienestar Social, Melba Miñano, reconoce que el municipio carece de un plan para actuar con los temporeros, aunque remarca que, en situaciones de emergencia, «se procede a facilitar los servicios mínimos de comida, electricidad, agua y el pago de un alquiler a las personas que lo necesitan».
La agrupación local de Podemos califica la situación que se viene generando en los últimos años de «vergonzosa e inhumana. Se trata de unas personas que vienen a trabajar a nuestros campos y desde unos años a esta parte, nos encontramos con la misma situación deplorable», explica la coordinadora local, Maribel Aguayo.
Según la responsable de la formación morada, «hay varios asentamientos en los que viven los inmigrantes en condiciones infrahumanas. Uno, el mayor, se encuentra entre el Cabezo de la Fuensantilla y las vías del tren, con unas 90 personas que están hacinadas, y otro se sitúa en el entorno del cementerio».
El portavoz del PP local, Manuel Egea, señala que «parece mentira que el gobierno municipal no actúe ante una situación que el PSOE criticó tanto cuando estaba en la oposición». Y Vox cree que «existe un problema que radica en la permisibilidad para dejar entrar a estas personas sin papeles dentro de nuestro país».
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