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La sequía también está pasando factura a la ganadería extensiva de ovino y caprino de la Región de Murcia. La falta de pastos y la ... pérdida de cosechas de cereales debido al desplome de las lluvias, junto al encarecimiento de los piensos, como alertó Coag la semana pasada, está provocando el abandono y venta de explotaciones ganaderas, así como la reducción del número de cabezas de ganado. En lo que va de año se han cerrado 51 granjas de ovino y caprino, con la pérdida de 28.311 cabezas. La organización agraria advierte de que la situación empeorará los próximos meses.
El consejero de Agua, Agricultura y Ganadería, Antonio Luengo, envió el pasado viernes una carta al ministro Luis Planas para indicarle que en algunas zonas de las comarcas de Río Mula, Noroeste y Altiplano se ha producido una drástica reducción de la cabaña del 30%. Solicita ayudas directas al sector debido a la falta de pastizales naturales y a la pérdida de cultivos de cereales. Luengo se reunió el día 13 con los representantes de las Mesas Autonómicas de los Frutos Secos, pertenecientes a las organizaciones profesionales agrarias y la federación de cooperativas, para analizar la situación ante «la alarma que se ha generado entre los productores y empresas comercializadoras».
La ganadería extensiva, principalmente de ovejas y cabras, es la más expuesta a los efectos de la sequía, ya que se alimenta de pastos en las zonas áridas y semiáridas de la Región que están sufriendo de una forma extrema la falta de precipitaciones. No sucede lo mismo con la ganadería intensiva de vacuno, porcino y avícola, que suele desarrollarse de forma estabulada en la mayoría de los casos.
La sequía les repercute menos, pero sin embargo los ganaderos y empresas del sector tienen que hacer frente a los elevados costes de producción, como es el precio de los piensos y de la energía. Estas explotaciones no dependen del clima, como la extensiva, pero tienen otros problemas que también amenazan su actividad, apunta José Miguel Marín, presidente de Coag en la Región de Murcia.
A finales del año pasado estaban censadas 1.633 explotaciones de ovino y caprino de la Región, que sumaban 522.742 cabezas. En tres meses y medio, el número de granjas se ha reducido un 3,12%, mientras que el de ejemplares ha caído un 5,42%. Marín explica que la intensidad de la pérdida y abandono va por zonas, ya que el impacto es más significativo en Pozo Estrecho, Caravaca y Murcia, donde la disminución de cabezas de ganado oscila entre el 8,9% y 16,32%, según los datos de las Agrupaciones de Defensa Sanitaria, que representan el 95% de la cabaña de ovino y caprino.
La Región ocupa una posición intermedia en el ranking de ganadería extensiva de España, con más de medio millón de cabezas. Es la de mayor actividad de todo el Arco Mediterráneo. Supera a las provincias limítrofes de Alicante, Almería y Granada, excepto Albacete.
José Miguel Marín apunta que existe un flujo de cabezas de ganado desde las zonas predominantes de secano al Campo de Cartagena, donde existen mayores recursos y posibilidades para alimentar estos animales con subproductos de la manipulación de frutas y hortalizas. Debido a la falta de pastos naturales, los ganaderos del Noroeste y otras zonas áridas tienen que completar la alimentación de sus animales con piensos, afrontando unos elevados sobrecostes.
En general, el dirigente de Coag subraya que se está produciendo «un abandono muy importante en este sector debido a la sequía y al incremento de los costes». Pone el foco en el Noroeste, donde la actividad dedicada al ganado extensivo de ovejas y cabras «está cayendo a un ritmo muy fuerte». Explica que la caída de un 3% en lo que va de año es un dato significativo, aunque indica que el sector está más preocupado por la tendencia que existe. «Lo peor está por venir. Venimos sufriendo una fuerte sequía desde meses atrás. Existía la esperanza de que lloviera esta primavera, pero las previsiones no son nada positivas. En estos momentos, tenemos asegurados seis meses más de escasez de precipitaciones», apostilla.
Los representantes del sector que se reunieron el jueves pasado con el consejero Antonio Luengo, para analizar la situación y proponer medidas, temen que el impacto «va a ser muy duro». «La tendencia va a continuar, lo cual se ha convertido en la principal preocupación. Se está desmontando un sistema de ganadería extensiva que representa el sustento en unas zonas que ya sufren el problema de la despoblación. Son áreas en las que posiblemente no existen otras actividades que permitan fijar población», recalca Marín, para quien el problema no consiste solo en el abandono de explotaciones, sino en las consecuencias que acarrea la caída del tejido productivo y las repercusiones socioeconómicas en estas zonas«. A ello se suma el desafío del relevo generacional en la ganadería y la agricultura, que «está muy mal», concluye.
El consejero de Agua, Agricultura y Ganadería, Antonio Luengo, ha solicitado al ministro Luis Planas que habilite una línea de ayudas «ante la grave situación por la que atraviesan los cultivos de frutos secos y la ganadería de secano en la Región de Murcia, debido a la situación catastrófica sobrevenida de la campaña anterior y que se ha acentuado con motivo de la extrema sequía».
Así figura en la carta enviada al ministro de Agricultura, a quien solicita ayudas directas para los productores. Para la ganadería extensiva de ovino y caprino pide una prima de 30 euros por cabeza de ganado, que englobaría los gastos de alimentación de la cabaña exclusivamente a base de pienso. Para los cultivos cerealistas de avena, cebada y trigo, solicita una ayuda de 180 a 200 euros por hectárea para afrontar los costes de producción. Asimismo, reclama otra subvención de 250 a 500 euros por hectárea para el almendro de secano, con un máximo de 25.000 euros por explotación.
El consejero explica que la ausencia total de lluvias invernales y primaverales ha impedido el nacimiento de una cubierta vegetal natural, lo que ha obligado a los ganaderos a una alimentación exclusiva a base de piensos, con unos elevados costes de 42 céntimos por kilo y día. Advierte asimismo de que la situación ha repercutido en los precios de mercado y ocasiona una baja demanda de carne, provocando «una reducción drástica de la cabaña en estas zonas productoras de secano, que se estima en un 30% para las comarcas de Río Mula, Noroeste y Altiplano».
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