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Como todos los días, el Centro Regional de Hemodonación abrió este jueves las puertas de su sede, en Ronda de Garay, a las 8.30 de la mañana. Al otro lado del mostrador de recepción, Silvia Martínez atendía a los donantes con la profesionalidad de siempre, pero con el corazón roto. Su compañera María José Olmos, de 53 años, ya no acudirá, como todas las tardes, a darle el relevo. El miércoles ya no llegó a su puesto de trabajo. Justo en el acceso al edificio, fue arrollada por un camión de suministro de material sanitario que daba marcha atrás.
«Yo la estaba esperando para irme a casa. Era muy puntual, venía siempre con tiempo porque vivía lejos. Así que me extrañó el retraso. Además, no había recibido ningún mensaje suyo avisando. Cuando me enteré de que alguien había sido atropellado aquí al lado, supe que era ella. La llamé al móvil, y ya no contestó nadie», relataba Silvia este jueves.
Silvia y María José se conocían desde 2021, cuando la empresa externa encargada del servicio de atención en la recepción del Centro de Hemodonación las contrató. «Yo empecé en agosto, y ella en septiembre. Era una gran compañera», contaba emocionada. De su cuello colgaba la acreditación de María José. Llevarla le ayuda a sentirla más cerca. Silvia no tendría por qué haber ido esta mañana a trabajar. Todos sus compañeros habrían entendido su ausencia. Pero ella quería estar aquí. «Somos una gran familia. Me dijeron que no viniese, pero yo prefería estar aquí, con mis compañeros, que en casa. Estamos todos mal, pero nos acompañamos».
A primera hora de este jueves, el cuerpo de María José abandonó el Instituto de Medicina Legal rumbo al tanatorio. El edificio está justo al lado del Centro de Hemodonación, así que que los trabajadores se congregaron a las puertas para rendirle un último homenaje. A las 12.00 hubo también un minuto de silencio en el Hospital Reina Sofía.
«María José era nuestra cara visible, la persona que desde la pandemia atendía a quienes vienen a donar. También atendía el teléfono. Era muy amable», recordaba Toñi Gómez, responsable de Comunicación del centro. «Era amable, educada y cariñosa, y siempre dispuesta a ayudar», apostillaba la hematóloga María José Candela.
De todo ello dan fe los donantes. José Martínez acudió este jueves a donar, como hace cada tres meses. Cuando se enteró de la noticia, no daba crédito. «María José fue la persona que me atendió la primera vez que vine al centro, y desde entonces la veía cada vez que venía. Me parecía muy agradable y servicial. Cuando vienes por primera vez siempre tienes dudas, o algún miedo. Ella te animaba», recordaba.
María José era, además, una persona «feliz y activa». Hacía senderismo, y estaba ilusionada porque en unas semanas iba a ser abuela. Tenía dos hijos.
Un conductor que ha dado positivo en drogas, y que ya ha sido arrestado por ello, le quitó a María José la vida justo a las puertas de un centro cuya labor permite salvar cada día decenas de vidas. Este jueves, sus compañeros continuaron con esa labor pese al dolor y la rabia. Fue el mayor de los homenajes para su inolvidable compañera.
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