Un electorado inamovible

De celebrarse mañana las elecciones, el PP obtendrá una mayoría clara (entre 20 y 21 escaños), superior a la suma de toda la izquierda (17-18 escaños). Esto posibilitaría a Fernando López Miras hacer un Gobierno monocolor, siendo la minoría mayoritaria. La estabilidad respecto a la última toma de datos de invierno no es exclusiva de esta serie de dos estudios, sino que impregna al conjunto de encuestas que ha realizado el Cemop estos últimos cuatro años, desde las elecciones de 2019, pero en especial tras la fracasada moción de censura capitaneada por la lideresa de Ciudadanos, Ana Martínez Vidal. Como ya comentamos en un mismo artículo de este periódico, esta estructura de comportamiento electoral que ahora analizamos se mantiene inalterada desde las elecciones de 1995, hace ya casi 30 años: una derecha que siempre está rozando el 60% de los apoyos populares, frente a una izquierda que raramente llega al 40% de los mismos. En una circunscripción única, como la actual, esto se traduce en una derecha que suma entre los 27 y los 28 escaños, frente a una izquierda que se planta entre los 17 y los 18.

Ante tanta estabilidad, los cambios el 28-M pueden producirse desde tres vertientes. La primera, por la incidencia de los indecisos, dudosos o electores volátiles. Los electores que manifiestan dudas son el 32% del censo. Si quitamos los que estimamos, que más que dudar son abstencionistas ocultos, nos quedamos con aproximadamente un 18%. De ese 18%, el 61% duda casi a partes iguales entre votar al PSOE o el PP, o votar a Vox o el PP. Estamos hablando de alrededor de unos 100-120.000 electores. Las principales dudas, por tanto, se dan entre votar al PP o al PSOE, o votar al PP o a Vox.

La segunda vertiente que puede incidir en algunos cambios en el comportamiento es la presencia del voto útil. Se ha preguntado, por vez primera en este barómetro, por la preferencia de voto en caso que el elector no pudiese sufragar por su partido preferido. El 31% de los electores que piensa votar al PP votaría a Vox en el caso de no poder elegir a los populares, pero sería el 47% de los que piensan votar a Vox quienes elegirían como segunda opción al PP. Para el 15% de los electores del PSOE, su segunda opción preferida es el PP. Los electores de Ciudadanos reparten sus preferencias entre el 30% hacia el PP y un 25% hacia el PSOE. Es muy evidente que una buena parte de los electores, tanto del PP como principalmente de Vox, comparten un espacio común. Dicho esto, también parece que, en términos de capacidad de captación, está siendo más fácil para el PP la atracción del elector de centro y centro izquierda desencantado con el PSOE, manteniéndose los valores de Vox constantes en términos de transferencias con su partido más cercano en la derecha.

Por último, la tercera variable que puede incidir en un cambio en el comportamiento es la modificación de los niveles de participación y, por tanto, la reducción del abstencionismo. ¿Dónde se concentran los principales reservorios de electores desmovilizados? Entre los que fueron votantes de Cs (unos 27.000 abstencionistas) y del PSOE en 2019 (22% de sus electores no han decidido aún volver a votarlo).

Estas son las posibles variables para modificar el equilibrio casi histórico de las preferencias electorales en la Región, si bien lo más probable es que, aunque estas tuvieran alguna incidencia, el resultado sea muy similar al que ahora presentan estos datos, que no serán los últimos, a un mes de las elecciones del 28-M.