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Eva Cavas
Lunes, 10 de marzo 2025, 21:33
Las lluvias de la pasada semana han vuelto a poner de manifiesto la necesidad de una solución permanente que acabe de una vez por todas con las inundaciones del Camino del Sifón. El Ayuntamiento de Cartagena aprobó en marzo de 2023 el proyecto para hacer una red de drenaje a ambos lados de la carretera, que evitase que el agua anegara la calzada. Esta actuación se llevaría a cabo junto al puente por el que transcurre la línea férrea y cuenta con un presupuesto de 162.450 euros y dos meses de ejecución.
Sin embargo, dos años después, los trabajos no han comenzado y el proyecto no ha sido licitado, por lo que los vecinos vuelven a impacientarse con unas obras que prometen acabar con la precaria situación en la que se encuentran cada vez que llueve con intensidad. «A nosotros nos afecta mucho porque nos quedamos completamente incomunicados. Aquí viven personas mayores y cuando pasa esto no pueden ni acceder los vehículos de emergencias», afirma Rosi Conesa, actual presidenta de la Asociación de Vecinos de Molino Derribao.
En similares términos se expresa su predecesor en el cargo, Pedro Emilio Conesa, que recuerda la alegría con la que los vecinos recibieron la noticia de la cesión del Camino del Sifón a titularidad municipal en 2014. «Estábamos muy esperanzados con que iba a ser el final de nuestros problemas y once años más tarde estamos igual. Somos conscientes de que cuando llueve así no se puede luchar contra el agua, pero se puede actuar para tratar de prevenirlo», explica Conesa.
Ante la dilación de este proyecto, los vecinos de Molino Derribao piden que se tomen en serio sus reclamaciones. «El resto de las poblaciones afectadas tienen un paso alternativo, pero nosotros y Santa Ana pueblo no. Poner una valla cada vez que llueve no es una solución, porque a nosotros no nos dejan salida. No perdemos la esperanza, pero cada vez se nos hace más difícil creer que podremos ver una solución definitiva», indica.
Las esperadas obras consisten en rellenar de tierra una franja de entre tres y cuatro metros de ancho a cada lado de la vía, separando los trabajos de drenaje del margen derecho e izquierdo para derivar las aguas pluviales procedentes de Santa Ana. Una vez ejecutadas, se espera que puedan evitar también los sucesivos cortes de tráfico y el consiguiente colapso de la circulación. Se trata de una carretera por la que cada día circulan de media unos 14.000 vehículos, ya que une Santa Ana, la Barriada San Cristóbal, Los Dolores y otras localidades de la zona norte con el Ensanche y Ciudad Jardín.
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