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En los últimos meses los estudiantes de Enfermería de Cartagena vienen reclamando integrar sus estudios en la UPCT, la universidad físicamente más próxima. Argumentan que así se solventarían sus problemas de escasez de recursos docentes y que también beneficiaría a esa universidad, pues le permitiría ampliar su elenco de títulos a los del área sanitaria y crecería su número de alumnos.
Al parecer cuentan con el apoyo de algunos profesionales de enfermería de la comarca. Sin embargo, aunque a ellos les convendría, no están preparándolos para ejercer solo en Cartagena, sino en toda la Región y, en realidad, en toda España.
Convengo en que esos estudios necesitan un edificio y mejores medios, siendo conveniente apoyarlos para que logren, pero eso no implica que haya que acomodarlos en la UPCT. Por otra parte, niego directa y fuertemente que integrarlos beneficiaría a la UPCT. Por el contrario, obligaría a esa universidad a dispersar sus recursos materiales, siempre limitados, y a dotar toda una serie de áreas de conocimiento ahora ausentes, lo que difundiría la dispersión a los recursos humanos.
Por si eso fuese poco, la integración pondría en riesgo la propia viabilidad de la UPCT, pues podría animar a la Universidad de Murcia a implantar estudios de ingeniería, en justa correspondencia. Si ambas universidades públicas llevan años haciendo ímprobos y meritorios esfuerzos para ofrecer la mejor calidad docente posible en las actuales condiciones de complementariedad entre ambas, esos propósitos se convertirían en estériles si se dedicasen a duplicar títulos. Es difícil prever cómo gestionar la duplicidad si ya es difícil mejorar dos universidades distantes medio centenar de kilómetros en una región pequeña, y no de las más ricas, en la que además operan la UNED, universidad estatal no presencial, y la UCAM, universidad de la Iglesia gestionada por la Fundación San Antonio.
Tampoco los ciudadanos, en su calidad de contribuyentes, quedarían a salvo de las consecuencias, pues previsiblemente habría que incrementar los presupuestos de ambas universidades, lo que se traduciría en aumentar la ya cuantiosa deuda regional o en subirles los impuestos.
En resumen, siendo absolutamente cierto que los estudiantes de Enfermería necesitan un edificio, reclamado desde hace años, es radicalmente falso que convenga integrar su Escuela en la UPCT. No se trata de que la integración no sea posible porque lo prohíbe la vigente ley del sistema universitario regional, sino que la ley lo prohíbe para proteger a la UPCT y a la propia ciudad de Cartagena, así como, desde otro punto de vista, también a la UMU.
Cuando en 1998 me incorporé como asesor universitario a la Consejería dirigida por Cristina Gutiérrez-Cortines me pidieron que prestase especial atención a la posible creación de una universidad en Cartagena por segregación de los títulos que allí impartía la de Murcia. La larga memoria que hice se puede resumir fácilmente: mejorar suficientemente la situación de esos títulos necesitaría muchos más recursos, lo que solo se garantizaría, dada las dinámicas internas de las universidades, de disponer de sus propios presupuestos, lo que, a su vez, exigiría la analizada segregación. A favor de ello contaba el hecho de que apenas hubiese duplicación de títulos entre ambas ciudades, lo que posibilitaba que la nueva universidad fuese una politécnica, como reclamaron la inmensa mayoría de los profesores. Pero también advertía de que, si esos recursos no estaban disponibles o no había voluntad política a aplicarlos a ese fin, lo mejor sería trasladar los centros a Murcia.
El gobierno optó por crearla y como politécnica, siendo aprobada la ley por muy amplia mayoría en la Asamblea Regional. Como primer rector, designado por el gobierno y luego ratificado por Fernando de la Cierva, me negué a aceptar Enfermería entre los títulos a absorber; lo hice precisamente para preservar su especialización técnica. Luego, como consejero del ramo y con la inapreciable ayuda de Pedro Tobarra, establecí por ley la complementariedad entre las dos universidades, que sigue vigente a la espera de un improbable modelo mejor. El hecho de que Cartagena Futuro me apoyase me confirmó en que no me equivocaba.
Conclusión: construir ya el edificio para Enfermería o llevar ese centro a Murcia, pero nunca integrarlo en la UPCT.
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