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Dar mayor velocidad al plan de transformación digital de Navantia es una prioridad para Ricardo Domínguez García-Baquero (Madrid, 52 años) desde que en abril del año pasado accedió a la presidencia de la compañía pública de construcciones y reparaciones navales. Ingeniero agrónomo con amplia experiencia en la gestión agraria y medioambiental en la Junta de Andalucía, ahora capitanea uno de los grandes astilleros europeos con negocios también fuera del viejo continente. El viernes visitó Cartagena para inaugurar la exposición sobre los 75 años de la fábrica de Motores de Navantia y conocer la recién creada oficina de apoyo al ciclo de vida de los submarinos S-80, todo un hito porque por primera vez Navantia se integra en la estructura de sostenimiento de la Armada como autoridad técnica de diseño.
-¿Cuál es la situación de Navantia tras batir récord de ingresos en 2021 y qué perspectivas se abren con el aumento de la inversión en defensa prevista en los Presupuestos Generales del Estado para 2023?
-Estamos entrando en un momento bueno; estábamos en una curva en la que nuestras cuentas iban mejorando. Pero estamos accediendo a una serie de concursos y recientemente hemos tenido el éxito de ser elegidos como licitador preferente con nuestros socios británicos para el programa FSS -un megacontrato para tres buques de la Royal Navy por 1.800 millones de euros- que nos mejora; con los diferentes contratos que tenemos en marcha y con las oportunidades internacionales estamos actuando muy bien. Aunque corresponde al Ministerio de Defensa decidir en qué quiere invertir, lógicamente la Armada es susceptible de renovar parte de su flota y adquirir nuevas capacidades. Ahí estaremos, para diseñar o construir lo que la Armada necesite. Se supone que en los ejercicios venideros tendremos mayores encargos por parte del Estado.
-Además de los proyectos en curso, como los submarinos S-80 y las fragatas F-110, ¿qué puede aportar Navantia a la modernización de la Armada?
-La innovación de Navantia ha evolucionado de la mano de la Armada. Hacemos un tándem perfecto en el que gracias a sus necesidades nosotros construimos y mejoramos, aprendemos y desarrollamos, con lo cual vamos enriqueciendo nuestros productos. Me voy al ejemplo de las F-110. La Armada necesita nuevas fragatas y no nos conformamos con hacer algo más desde la plataforma de las F-100: desarrollamos un gemelo digital, una fragata totalmente tecnológica, y mirando a futuro, con productos que no están en el mercado ahora mismo. Esa es la riqueza de la colaboración entre ambas instituciones, dar respuesta a la necesidad pero ir más allá de esa necesidad. A nosotros eso nos sirve para hacer I+D, para desarrollarnos, con lo cual obtenemos un producto que nos vale muy bien para exportar. Ese fue el gran éxito de la F-100, un barco ejemplar, dicho por las 'navys' de muchos países cuando hacen maniobras conjuntas. En eso tenemos que ir creciendo. Y con el S-80, exactamente igual. Nos hemos convertido en uno de los diez países que construyen submarinos, estamos aprendiendo con la construcción del primero y nos está dando esa autoridad técnica mirando al futuro.
-¿Están satisfechos de cómo está quedando el S-81 'Isaac Peral', prototipo de la serie?
-El trabajo que se ha hecho es ingente. Creo que es un gran barco. Su comportamiento en las pruebas de puerto y mar que se han hecho hasta ahora es bueno, dicho por quien lo tiene que utilizar, el cliente final, la Armada. Las dimensiones y el desplazamiento son lo que se busca ahora para un submarino convencional. Lógicamente, tiene que llegar el momento de demostrarlo. Cuando el submarino esté operativo, en sus primeras maniobras OTAN, y demuestre sus capacidades operacionales y de armamento va a ser un producto que vamos a exportar, seguro. Ahora mismo el interés internacional es tremendo. Ya preguntan por la definición de sus características: sus dimensiones, el desplazamiento, el AIP (sistema de propulsión de aire a bordo) y todo aquello que puede hacer. Hay mucho interés, aunque los procesos son muy largos. Pero estoy convencido de que va a ser un producto de éxito.
-¿Qué papel tiene que jugar la factoría naval de Cartagena en el futuro inmediato de la compañía?
-Este centro se ha convertido en el gran eje del arma submarina y más allá de diseñar y construir, en innovar y pensar en el futuro. Desde que el submarino se concibe hasta que se construye pasa mucho tiempo y hay que pensar constantemente en las renovaciones de futuro. Estamos trabajando en centros de excelencia, incluido el del hidrógeno, que se convierte en una clave estratégica en el mundo de la energía. Hemos decidido que, vinculado al conocimiento del AIP, Cartagena sea el centro de excelencia del hidrógeno de cara a descarbonizar el sector naval, aunque también pensando en su aplicación en la vida civil. Estamos celebrando el 75 aniversario de nuestra fábrica de motores, porque todos los motores de Navantia se fabrican aquí bajo las licencias que tenemos, que es ejemplar y un buque insignia dentro de nuestro sector. Cartagena tiene una carga de trabajo que está a tope dentro de su actividad y si miramos la curva de futuro no baja un ápice.
-Del astillero han salido prejubilados en los últimos años decenas de técnicos veteranos, reemplazados por jóvenes con nuevas capacidades técnicas pero sin gran experiencia. ¿Cómo lo está asimilando la empresa? ¿Hay disfunciones? ¿Está siendo difícil ese relevo?
-No solo en el sector naval y en Navantia estamos en un momento que necesitamos captar talento y mantenerlo. Nuestros jóvenes han podido acceder a la universidad y tenemos a grandísimos chavales muy preparados, que también van buscando otras cosas, nuevos valores, más allá de un salario o trabajar en una empresa. En Cartagena está siendo ejemplar trabajar en 'open space' en el ámbito digital. Y es tal la demanda que hay en ese campo que estamos todas las empresas peleando realmente por capacidades. He estado hablando con las grandes empresas de este país y tienen dificultades para acceder al talento. Y una vez que accedes, tienes dificultades para retenerlo, porque es tal la competencia y el abanico de posibilidades que cualquier empresa puede ofertar que cuesta mantenerlo. En nuestro caso, trabajamos en una estrategia de captación que haga Navantia atractiva para los jóvenes que salen de la universidad, para que adquieran formación más específica. Y todo esto sin olvidar a aquellas personas que se están retirando a una edad en la que son totalmente capaces, que lo han dado todo por la compañía y que están haciendo transferencia de conocimiento. Además, soy un defensor de la FP, que tiene que tener un papel muy importante en esta compañía. Tenemos muchos gremios dentro de la empresa que necesitan chavales preparados. Mirando al futuro, veremos astilleros robotizados, con las mismas personas pero con distintas capacidades. Estamos en un momento de transformación. Y necesitamos ser una empresa para atraer y mantener el talento.
-¿Está cambiando también la industria auxiliar, en la que ustedes se apoyan mucho, para adaptarse a los nuevos requerimientos técnicos?
-A lo mejor los ritmos pueden cambiar, pero no concibo otra cosa que no sea eso. La industria auxiliar y Navantia se necesitan. Debemos ser los dinamizadores, los tractores, que hagan que la industria auxiliar con la que trabajamos también se digitalice, se modernice, tenga medidas de prevención más exigentes y esté perfectamente alineada con nosotros. Tenemos que implicarla en nuestra estrategia y es un trabajo complejo, porque son muchas las empresas de ese tipo -unos cinco mil suministradores- con las que hay que trabajar. Y creo que se hace. Tenemos muchos ejemplos de empresas que por estar trabajando con Navantia han mejorando, son más competitivas, hasta el punto de conseguir otros clientes a nivel nacional e internacional gracias a esa madurez que han conseguido.
-En parte esos son también objetivos buscados con el PERTE para la transformación naval, donde ustedes son líderes.
-Tenemos mucho que aportar en esa cadena. Luego, podremos, o no, colaborar con otros astilleros más pequeños. Pero tenemos muy buena relación con la asociación que engloba a los pequeños astilleros para trabajar conjuntamente en esa estrategia que nos permita ser más competitivos. Es un tema de sector, que si es más competitivo en general nosotros también lo seremos. Estamos trabajando de forma colaborativa, muy implicados en el diseño del PERTE, y ya esperamos a que el Ministerio de Industria abra la ventanilla para presentar los proyectos, que son de todo tipo: pequeños, grandes, vinculados a la digitalización, a la energía renovable... Buscamos un entorno colaborativo, mucho más allá de lo que pueda suponer para la compañía.
-Se refirió al principio de la entrevista a las colaboraciones con empresas internacionales. ¿Irán a más en el futuro las alianzas entre grandes astilleros?
-No concibo otra cosa que no sea colaborar. Lógicamente, nuestros competidores siguen siendo nuestros competidores. Y nos presentamos a muchos concursos cada uno con su producto, que cada uno defiende como mejor puede. Pero en el ámbito europeo hemos firmado recientemente un acuerdo con [el astillero italiano] Fincatieri, que es competidor nuestro natural, y [el francés] Naval Group, que también lo es y mucho más natural si cabe, de cara a la European Patrol Corvette. Tenemos claro que si nuestras marinas se ponen de acuerdo para colaborar entre ellas, nosotros no podemos vivir de espaldas a esa situación. Por eso también nos ponemos de acuerdo para diseñar esa corbeta europea, que trabajaremos conjuntamente en ese proyecto. Luego ya veremos la forma de comercializarla, o juntos o independientes. Pero la colaboración es importante en un marco en el que Europa va cogiendo su contexto de la defensa y la industria, siempre acompañando a nuestros ejércitos, tiene que estar ahí, optimizando recursos de todos los europeos. Y que nosotros pongamos de manifiesto que vamos a trabajar conjuntamente es ejemplo. Después, diseñaremos cada uno nuestros submarinos y competiremos, pero no quita que nos hablemos y nos llevemos bien para otras cosas.
-¿Qué tal es la relación con la Armada?
-Magnífica. Hablo con el Ajema, con los almirantes de los arsenales, con los comandantes de buque... Cuando hay que discutir se discute, pero la relación es excepcional. Vamos a estar para lo que necesite.
-¿Ve cercana una segunda serie de submarinos españoles basados en el S-80?
-No nos corresponde a nosotros decirlo. Son el Ministerio y la propia Armada los que tienen que pensar cuál es su calendario de cara a su flota. Nosotros trabajaremos para que ese submarino sea cada vez mejor, el cuatro [por el S-84] tendrá cosas mejores que las del uno [por el S-81], pero esa decisión corresponde a Defensa. Nosotros estaremos ahí.
-¿Cómo son sus relaciones con los trabajadores? Esta semana tres sindicatos denunciaron a Navantia en la Audiencia Nacional por una supuesta falta de transparencia, por no facilitar datos de la masa salarial.
-Yo, sinceramente, creo que es buena. Cada vez que voy a un astillero me siento con su comité de empresa a hablar. Hay discrepancias, claro, porque ellos tienen que defender lo que consideren oportuno y nosotros la parte de la empresa. Pero hay colaboración e interlocución continua. En el Consejo de Administración de Navantia se sientan dos miembros del comité de empresa. Hay pocas empresas que hagan eso. No sé ese caso de la Audiencia Nacional ni por dónde va. La relación es buena y fluida.
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