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Después de salir casi con lo puesto, en un par de minutos, y estar cuatro horas en la calle en plena madrugada del sábado, a medio centenar de familias les atenaza la incertidumbre sobre los efectos causados en sus coches y en sus trasteros, durante el incendio ocurrido en el garaje comunitario del número 30 de la calle Canigó, en Ciudad Jardín. Tras el susto, dado que nadie resultó herido, llega la preocupación por los daños materiales, los seguros y la conexión telefónica y de internet cortada. Todas las casas vuelven a tener agua corriente y electricidad, aunque esta no llega a los ascensores. «Ahora lo peor es no saber si mi coche está quemado y si lo que tengo en el cuarto de almacén, que es bastante valioso, ha quedado inservible», explicaba ayer Rosa Galiana, mientras intentaba ventilar su vivienda.
La fachada ahumada que esta vecina del primer piso de la Escalera 6 puede ver por su ventana demuestra que se encuentra sobre la 'zona cero' del incendio, que se originó junto al ascensor de acceso al parking subterráneo, a las tres de la madrugada. La investigación apuntan a que el foco fue un coche de una persona que lo usaba poco. La Policía Nacional tienen por delante dilucidar si fue provocado o fortuito. Pero lo que mantenía a un corrillo de vecinos, ante la puerta exterior del parking era la necesidad de salir de dudas sobre el estado de sus automóviles. Igual que Rosa. «Yo tengo un coche pequeñito. Y si está quemado, me habrán hecho polvo. También una moto al lado», explicaba José Espín, entre ellos. Ahora mismo no necesita ninguno de los dos vehículos para ir a trabajar, pero sí para otros desplazamientos, según dijo.
«Yo tengo un coche grande, que ya me han dicho que está bastante mal, con cascotes encima que se han desprendido del techo», contaba Julian Sánchez. «Los bomberos nos han dicho que es porque la temperatura llegó a ser altísima», añadió, tras subrayar que «su labor durante la madrugada del sábado fue ejemplar». Él y su mujer salieron tan deprisa de casa que se olvidaron hasta la mascarilla. A las 7.30 horas, tras una revisión con detectores de CO2, les permitieron volver a su piso. Otros habían podido entrar antes.
Junto a la preocupación por las pérdidas materiales, está la de ver qué paga el seguro del edificio. «Nos dicen que en los trasteros, cubre el continente, pero no el contenido», explicaba Rosa Galiana. «En los coches, no hay cobertura general. Y si el causante es otro automóvil, hay que reclamarle al dueño», añadió Julian Sánchez.
«Lo importante es que tras el susto no hay nadie herido ni desalojado, que un generador de 500 kilovatios da electricidad a todos los hogares, tras quedar inservibles los cables de suministro, y que todo el mundo está informado de la situación», recalcaba el administrador, Francisco Pérez Espejo. Aseguró que luchará por restablecer la normalidad lo antes posible. «El garaje tiene iluminación temporal. Pero aun así, dependemos de cuándo levantan el precinto policial. Primero retiraremos los cinco o seis que están muy afectados y luego los demás», añadió.
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