Las obras de urbanización de la ZAL de Cartagena acabarán en Semana Santa tras dos meses de retraso

El Consorcio del Centro de Transportes-Depósito Franco de Cartagena (CTDF) adjudicó la urbanización de la primera fase el pasado mes de junio a la UTE formada por González Soto y Montajes Eléctricos Llamas, pero el contrato no se firmó con la empresa hasta finales de julio. Entonces se anunció que las obras apenas tardarían 15 días en arrancar.

Con las máquinas ya removiendo tierra, en agosto surgió un nuevo imprevisto. El plazo de ejecución desde su comienzo era de seis meses, por lo que se estimaba que finalizara al término de febrero, pero el plazo se alargó, ya que en octubre «se realizó un parón técnico de varios días para hacer ensayos del terreno y ajustar el resto de movimientos de obra y tipo de firme», indican desde el Instituto de Fomento (Info), dependiente de la Consejería de Empresa, Empleo y Economía Social, que dirige María Isabel López.

Pero que terminen de rematar el trazado de las calles y el tendido de los suministros básicos no es precisamente lo más esperado. Apenas se podría decir que es el embrión de la futura ZAL. Lo que los empresarios realmente desean y demandan es la puesta en marcha de la denominada Ciudad del Transporte y nuevo Depósito Franco. El coste de ejecución de estas instalaciones es especialmente elevado, superior a los ocho millones de euros, según las primeras estimaciones. Una cantidad, de momento, inasumible para el Consorcio.

Desde el ejecutivo autonómico, a tres meses de que se cumpla un año desde la adjudicación de los trabajos, siguen sin desvelarse los nombres de los supuestos inversores que están tras la futurible ejecución de ambas instalaciones y que se pretende concesionar a una mercantil privada a cambio de su explotación, presumiblemente, para las próximas décadas. «Actualmente, se está en negociaciones y avances al respecto y, por cuestiones de confidencialidad, no podemos dar datos concretos sobre esto», se reafirman desde el Info.

El área donde se concentra el grueso de los trabajos es la norte, entre la calle Helio y la autovía CT-32, con Los Beatos al norte y el resto del polígono y pueblo de Los Camachos al sur. Los trabajos, que se culminarán en estas semanas, comenzaron en agosto allanando el terreno y quitando matorrales y escombros, momento en el que, tras el verano, se pararon para la realización de esos «ensayos».

El Consorcio del Depósito Franco es una empresa pública participada por el Info, la Autoridad Portuaria de Cartagena, el Ayuntamiento de Cartagena y la Cámara de Comercio. A ese ente la Comunidad Autónoma transfirió dos millones de euros para la realización de esos trabajos, dentro de un convenio de colaboración entre ambas partes. Los terrenos, anteriormente de uso agrícola, fueron comprados por la Autoridad Portuaria.

Se prevé que la Ciudad del Transporte y el Depósito Franco podrán dar servicio de forma simultánea a 180 camiones y 230 turismos, y tendrá talleres, lavadero, zonas de oficina y básculas, entre otras dependencias dedicadas al servicio logístico.

El Centro de Transportes está actualmente ubicado en Santa Lucía y, cuando se traslade a Los Camachos, el nuevo espacio ocupará una extensión de 25.000 metros cuadrados. El resto de superficie se ocupará en la segunda fase, para la instalación del Depósito Franco, que tendrá 39.013,62 metros cuadrados.

Mientras tanto, la actividad en el polígono crece muy poco a poco. Los empresarios del polígono industrial de Los Camachos se quejan del elevado precio de las parcelas y, al mismo tiempo, también están a la espera de que la entidad pública empresarial de suelo adscrita al Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana, Sepes, comience las obras de urbanización de la tercera fase del polígono Los Camachos. En ella, la previsión es crear 110 parcelas de diferentes tamaños, en los 356.800 metros cuadrados disponibles. Los solares estarán ubicados junto a la falda del cabezo Ventura. Concretamente, ocuparán la zona que hay detrás de Basculantes Ureña, la paralela a la calle Hidrógeno y a la carretera F-37, que une esa última calle con las instalaciones de Licor 43.