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Manuel Corral Iranzo (Zaragoza, 1981) es marino por casualidad. Sin vínculos con la Armada, ingresó en la Escuela Naval Militar de Marín por mera vocación ... militar. Pero allí descubrió un mundo que «es apasionante» y le hace feliz. También en Pontevedra conoció a su esposa y madre de sus cinco hijos. Desde marzo de 2021 es el comandante de quilla del S-81 'Isaac Peral', prototipo de los cuatro submarinos del Programa S-80. El primer buque de diseño y construcción nacional será entregado por Navantia a la Armada el próximo jueves día 30, en un acto que presidirá la ministra de Defensa, Margarita Robles, en el Arsenal de Cartagena.
–¿El 'Isaac Peral' es el producto que esperaban desarrollar Navantia y la Armada y lo que necesita el Arma Submarina española para mantener sus capacidades operativas?
–Sí, es una buena pregunta porque al final no deja de ser un prototipo, el primer diseño nacional, y siempre hay incertidumbres. Una de esas incertidumbres es realmente si va a ser un submarino tan capaz como lo que queremos. Pues las sensaciones que tenemos los que hemos tenido la suerte de probarlo y de navegar en él son que es una plataforma extraordinaria. No deja de ser un prototipo del que antes se han hecho muchos estudios y se ha probado a nivel informático a ver cómo respondería en diferentes maniobras. Lo que hemos visto en la mar es que responde al modelo, que es algo muy positivo, y no hace cosas raras, pues pudiera ser que el diseño no estuviera bien orientado. Sin embargo, lo que hemos comprobado es que es una plataforma muy noble, responde muy bien. Las capacidades ya las hemos probado y hemos visto que es espectacular. Aún nos queda mucho por hacer, lógicamente, pero ya hemos visto que la base es estupenda.
–Teniendo en cuenta que es un prototipo, imagino que aún hay mucho margen de mejora en el proceso de puesta a punto desde que salga del astillero. ¿Cuándo estará operativo?
–Sí, sin duda. Eso es así no solamente en un submarino. Este caso es especial porque es un prototipo, la primera vez que Navantia diseña, fabrica y entrega. Cualquier barco que se entrega a la Armada tiene que seguir un proceso que no es breve, porque hay que poner todo a punto hasta su entrada en servicio. Probablemente haya gente en la Armada que todavía no lo tenga del todo claro: me refiero a la diferencia entre entrega y entrada en servicio. Porque desde lo primero hasta lo segundo hay un proceso reglado de ajustes, evaluaciones operativas de los sistemas, el crucero de resistencia, mediciones, calibraciones, inspecciones. calificación operativa, o sea, es un proceso al que hay que ir sumando hitos hasta conseguir el objetivo final. Pasará en torno a un año o año y medio desde su entrega hasta que el submarino ya esté listo para la defensa nacional.
–El Programa S-80 lleva más de veinte años vigente, la inversión supera ya los cuatro mil millones de euros y ha pasado por momentos muy críticos, ¿al final ha merecido la pena?
–Si el resultado de este esfuerzo que ha hecho el Ministerio de Defensa, tanto económico como en términos temporales, hubiese sido una plataforma poco capaz, pues la respuesta sería que no, lógicamente. Sin embargo, lo que tenemos ahora es una plataforma que ya hemos comprobado que es excelente y lo que tenemos por la proa ahora es mucho trabajo para poner en servicio el 'Isaac Peral' e ir sacando adelante los tres submarinos restantes. Lo que intuyo es que este proyecto nos va a dar unos submarinos muy capaces a la Armada. Y a España le va a dar la posibilidad de exportarlos, con todos los beneficios que puede tener eso para el país. Hay muchas naciones interesadas en los S-80.
–¿Qué hace especial a este submarino respecto a otros convencionales ya en el mercado?
–Particularmente, considero que el nivel de integración es una de sus grandes virtudes: los sistemas integrados de control de plataforma, de combate y de comunicaciones. Todos esos sistemas que integran sensores y equipos hacen que la plataforma sea, primero, moderna, y luego, muy automatizada, con todos sus beneficios a nivel de menor necesidad de personal para el manejo de la plataforma. Si comparamos los actuales submarinos S-70 con el grado de tecnificación y de automatización de los S-80 te permite alcanzar unos niveles mucho más elevados en todos los términos. Yo creo que dentro de ser un submarino convencional es muy avanzado y tiene un nivel de integración que lo hace puntero a nivel técnico.
–En este período de pruebas de mar, desde que se puso a flote la nave, ¿cuáles han sido el principal reto y las mayores dificultades? ¿Quizás hacerse al control del submarino y el adiestramiento del personal?
–Ha sido un reto enorme en todos los sentidos. El reto de la gestión de personal ha sido uno de los más grandes, porque al final el 'Isaac Peral' no deja de ser un trozo de hierro. Lo importante es la gente que va dentro. Por muy bueno que sea el submarino, si los que van dentro manejándolo no son capaces de operarlo con seguridad o de sacarle el máximo partido, no vale para nada. Es el reto de conseguir que un grupo de personas un tanto heterogéneo, formado de la nada ya que todos venían de otras dotaciones, gente nueva que tiene que aprender a manejar, trabajen como un equipo sin haberlo hecho antes y con unas tecnologías y unos procedimientos que nada tienen que ver con lo que estamos acostumbrados. Ese ha sido el primer reto y estoy súper orgulloso del grupo humano del S-81, porque han sido un ejemplo de profesionalidad, pues este no es un proceso fácil. Uno de los retos que me he encontrado en la gestión de personal es que la motivación es muy alta y el proceso, largo: tanto estudiar, estudiar, estudiar y estudiar y ves que no llega el momento. Sin embargo, hemos mantenido alta la motivación y hemos conseguido que la gente sea paciente y optimista. En el proceso van surgiendo incidentes que vamos solventando, aunque también ciertas situaciones que van postergando un poco el avance. Así que hay veces que tienes que mantener esa capacidad de optimismo y decir 'no pasa nada, esto vamos a sacarlo adelante'. Hemos hecho las pruebas y el submarino ha salido, hemos ido avanzando y aquí estamos. En cuanto al reto técnico, también ha sido importante. Hemos tenido que aprender a trabajar en equipo con Navantia, algo a lo que no estábamos muy acostumbrados, y creo que se ha hecho un muy buen trabajo.
–¿Perciben, con estos avances en los S-80, si el Arma Submarina es ahora más atractiva para el personal que se incorpora a la Armada?
–Sí, sin duda. El otro día atracamos por primera vez en [el muelle de] la Flotilla. El submarino ya empieza a estar en su casa, nosotros estamos más en contacto con otras dotaciones y eso hace que el ambiente de la Flotilla empiece a cambiar. Entramos en esta nueva etapa esperanzadora, porque es lo que estamos esperando desde hace muchos años. Por desgracia, el proyecto se ha ido retrasando, pero ya estamos aquí y hemos conseguido un submarino muy capaz, así que el futuro es esperanzador. Y estoy seguro de que va a suponer una mayor capacidad de atracción de nuevas vocaciones.
–A nivel personal, ¿cómo lleva comandar todo el proceso de adiestramiento de personal y puesta a punto del buque?
–Ha sido muy demandante a todos los niveles. Psicológico también. Ha sido una escuela de liderazgo y un gran reto la gestión de personal, como contaba antes. A veces bromeo con que en este tiempo he hecho un máster en paciencia y un doctorado en optimismo. Hay que ser paciente, porque esto lleva sus plazos establecidos y no hay que correr más de la cuenta. En ese sentido ha sido un periodo en el que he aprendido muchas cosas a nivel técnico, de gestión y de liderazgo.
–¿Cree que la opinión pública española es consciente de lo que supone tener, desde el punto de vista militar e industrial, unos submarinos de diseño y fabricación nacional? ¿La sociedad valora este momento histórico?
–Hay una gran parte de la población que no es consciente de las consecuencias positivas que tiene todo esto que estamos viviendo. A pesar de las críticas que ha habido durante todos estos años, la realidad es que hemos llegado al momento de entregar la primera unidad y esto va a tener muchas consecuencias positivas. Una ya la he nombrado anteriormente: la posible exportación del submarino, con todos los beneficios económicos que tendría para el país. Que se invierta en industria de defensa es positivo, porque hay muchas empresas a nivel nacional que se han beneficiado de este proyecto y seguirán beneficiándose si se exporta. Hay otro punto fundamental, que es la independencia tecnológica: cuando dependes de otro astillero para los diseños o la fabricación de un buque como este tiene consecuencias económicas: es más caro y si tienes cualquier problema dependes del fabricante. En este caso no va a ser así, vamos a ser independientes tecnológicamente. Y si hubiera cualquier conflicto pues también es algo a tener en cuenta. Son todo beneficios, a pesar de que probablemente la gente no sea consciente de ello.
–Si sigue las redes sociales y algunos foros, aún quedan muchos críticos por las demoras del programa, su coste y la calidad del submarino.
–Hay 'haters', por acción, que siempre ponen comentarios un poco... A la larga, cuando sigamos avanzando y veamos todos los beneficios que acabo de comentar, la opinión pública irá cambiando poco a poco.
–¿Eso es porque falta cultura de defensa en nuestra sociedad?
–Sí, sin duda, la cultura de defensa en nuestro país es algo que está pendiente de desarrollar, En otros sí que la tienen mucho más arraigada. En nuestro caso arrastramos la mentalidad de que es dinero mal invertido. Y la defensa es un intangible que no echas en falta hasta que la necesitas. Llevamos muchos más años que otras naciones europeas sin participar en grandes guerras, pero eso no quita que en un futuro pueda haber cualquier conflicto y tenemos que estar preparados. Y si no se invierte en Defensa, no estaremos preparados.
–¿Para qué necesitamos submarinos?
–También hay cierta falta de conocimiento sobre las utilidades de un submarino. Principalmente es un arma con un gran poder disuasorio, pues hace que el posible enemigo se piense el enfrentamiento. Un claro ejemplo de esto es el gran desarrollo que hay a nivel mundial en cuanto a construcción de submarinos. Simplemente por el hecho de tenerlos, un país puede evitar un posible conflicto. Y otro de los puntos remarcables de las capacidades que tienen los submarinos es el gran poder ofensivo de su armamento, principalmente minas, torpedos y misiles. y un factor importante es el hecho de poder utilizar este poder ofensivo sin que el enemigo sepa dónde estamos operando.
–De ese tridente ofensivo, no está previsto armar con misiles los S-80. ¿El submarino está preparado para ello?
–Está completamente preparado para portar y lanzar misiles. Pero aún hay que ver qué capacidad real vamos a tener este sentido. Lo que pasa es que el proceso de armamento puede evolucionar. Va a tener posibilidad de lanzar misiles Tomahawk, pero si se adquieren o no es algo que se decide en altos niveles. Llevar misiles para ataque a tierra o a unidades de superficie, que también pueden utilizarse en ataque a tierra, es un área a explorar por parte de la Armada. Este tema también está dentro de ese proceso que va a llevar un cierto tiempo, porque es una capacidad que, como digo, es innovadora para la Flotilla de Submarinos.
–¿Se sienten observados? Por la opinión pública, incluso espiados por otros países que están pendientes de cómo evolucionan los S-80 por intereses militares e industriales.
–A nivel nacional sí que es un proyecto que tiene mucho seguimiento. Y a nivel internacional, efectivamente, observamos que también tiene mucho seguimiento en prensa. Hay países a los que interesa, también por obtener información de las capacidades que pueda tener el submarino.
–Hablaba anteriormente de la motivación de los tripulantes. ¿Cómo están viviendo sus subordinados estos días?
–Con mucha ilusión, con mucha motivación y con ganas de seguir avanzando, de seguir sumando, de seguir navegando, de iniciar las navegaciones un poco más prolongadas, de entrar en otros puertos, de participar en ejercicios... Las primeras pruebas y la primera entrega tienen la parte bonita del hecho de hacer historia, pero la dotación también quiere navegar.
–Por detrás del 'Isaac Peral', vienen tres submarinos más, la dotación de quilla del S-82 está realizando la formación. ¿De qué manera les va a afectar a ellos la experiencia del S-81?
–La primera dotación hemos abierto brecha. El resto de submarinos van a tener la ventaja de que les vamos a transmitir las lecciones aprendidas. Pero seguirán teniendo el gran reto de formar una dotación desde cero, de aprender a trabajar en equipo. En el camino encontrarán piedras, porque no es fácil, pero seguirán un itinerario que ya ha sido abierto. Y no solamente en el sentido de pruebas, sino también en la formación. Igualmente, partirán con la documentación que hemos generado nosotros. Será un proceso más llevadero, pero no deja de ser un gran reto.
–¿Cómo ha sido trabajar con Navantia? ¿Ha habido muchos momentos de tensión?
–En ciertas ocasiones, ha sido difícil comprender aspectos técnicos propios del personal de ingeniería en Navantia. Nosotros somos, como ellos llaman, los operativos: los que tenemos que operar un equipo y a veces pues se nos escapan ciertos aspectos técnicos. Pero al final ha sido un periodo en el que Navantia ha aprendido de nosotros y nosotros hemos aprendido de Navantia, con momentos en los que el trabajo no ha sido fácil. Creo que la dotación del 'Isaac Peral' y el equipo de pruebas de Navantia hemos hecho un buen trabajo en la mar. Yo creo que tanto por su parte como por la nuestra hemos puesto todo lo que estaba en nuestras manos para que así fuera, para que las relaciones fueran buenas y al final conseguir el objetivo común, que es sacarlo adelante.
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