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JUANA MARTÍNEZ
CARTAGENA.
Viernes, 22 de julio 2022, 01:24
Los libreros de Cartagena no quieren que los colegios comercialicen libros de texto. Varios establecimientos se han unido para reclamar a las administraciones medidas que lo impidan. Consideran que es una práctica cada vez más extendida y que junto con la competencia de internet les ha llevado a perder un 90% de ventas en los últimos años.
Afirman que los centros educativos reciben el dinero de los bonolibros para repartirlos a las familias y que estas adquieran los manuales. Sin embargo, cada vez más colegios compran el material a las editoriales y, después, se los venden a las familias.
Según los libreros, con estas ventas los centros obtienen beneficios por una actividad para la que no tienen licencia, aseguró Ana Albaladejo, de la librería Albaladejo. «El librero sí que recibe inspecciones, paga sus tributos, hace frente a sus cargas sociales, seguros, nóminas, IBI, pago del IVA, facturas de suministros como energía eléctrica», recordó.
La librera explicó que estas prácticas comenzaron en la escuela concertada y se han ido extendiendo a la pública. Incluso denuncia que hay centros que también venden material escolar. «Se están transformando los colegios en librerías, en donde se han llegado a vender libros y artículos escolares en la conserjería o en aulas del propio centro, ejerciendo de vendedor un voluntario, un profesor o miembros del AMPA», según los libreros.
En ese gremio responsabilizan a las editoriales de perjudicar a los pequeños comercios al ofrecer a los centros precios más bajos en la compra de libros. «No se puede competir con esos precios. Nosotros no podemos hacer tanto descuento, acabaríamos perdiendo dinero», lamentó Ana Albaladejo. Añadió que los márgenes de beneficio de este negocio disminuyen cada día más y les abocan al cierre.
Los libreros de Cartagena ya han solicitado a la Administración regional que intervenga para poner fin a esta situación que «si no es ilegal al menos es alegal», aseguraron. Reclaman que los colegios cumplan de forma efectiva con su labor, entreguen el bonolibro a las familias y que estas decidan dónde comprar lo necesario para el nuevo curso, en lugar de hacerlo en el propio colegio.
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