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En los anales del tiempo, Feliciano Sánchez Saura, otro ilustre hijo de Cartagena, ha caído en el olvido. Sin embargo, es imperativo rescatar su memoria para apreciar las contribuciones que hizo en su tiempo a favor de los niños y niñas de esta localidad. Sánchez ... Saura fue pionero al establecer un innovador modelo de escuela pública y laica, marcando una nueva forma de comprender la educación. Además, cultivó una relación especial con los más pequeños, convirtiéndose en un amigo inseparable para ellos.
La ciudad de Cartagena tiene una deuda pendiente con este visionario educador y es el momento oportuno de saldarla coincidiendo con el hecho de que su legado documental ha sido cedido por su familia al Archivo Municipal de Cartagena.
Al igual que otros hombres y mujeres nacidos en nuestra tierra, Sánchez Saura contribuyó significativamente al desarrollo de la educación y dejó un impacto perdurable en la comunidad. Rescatar su memoria es fundamental no solo para honrar su persona, sino también para reconocer la deuda histórica que la ciudad tiene con él y con otros héroes locales que han forjado el camino hacia un futuro educativo más brillante para las generaciones venideras.
Feliciano Sánchez Saura, nacido el 21 de mayo de 1882 en Cartagena y fallecido el 1 de julio de 1963 en Madrid, fue mucho más que un maestro nacional y concejal de su ciudad.
Su historia no se completa sin resaltar la notable influencia de su familia en su dedicación a la educación. Hijo de Antonio Sánchez e Isabel Saura Almiñana, esta última nacida en Cartagena en 1862, desafió las convenciones de su época al cursar estudios y obtener el título académico necesario para ejercer como maestra en 1876.
Su trayectoria profesional inició en la Escuela Graduada de la calle Gisbert, bajo la influencia pedagógica de don Félix Martí Alpera. Logró su ingreso en el Magisterio Nacional en 1909 y, con tenacidad, consiguió la dirección de la Escuela Unitaria de la Vereda de San Félix en propiedad. Además de su labor en el ámbito político como concejal en 1915-1916, fundó la Asociación Amigos del Niño en 1921, sentando las bases para unas escuelas dignas y accesibles.
Este pedagogo visionario, adelantado a su tiempo, revolucionó la enseñanza al entender la escuela como una construcción social. Su proyecto de cambio en el barrio de Los Molinos, hoy Barrio de Peral, se materializó a través de la creación de la Asociación de Amigos del Niño, una entidad que unía a todas las clases sociales en pro de una educación digna para todos.
El periódico 'La Voz de la Escuela', fundado por Sánchez Saura, se erigió como el primer periódico escolar en España, marcando el inicio de una tradición que seguiría con más de trescientas publicaciones similares. La comunidad se involucró activamente en el proyecto, respaldando la idea de una escuela integral que abarcara más allá de los límites curriculares convencionales.
Sánchez Saura no solo se limitó a la enseñanza teórica, sino que implementó clases complementarias que abarcaban desde prácticas agrícolas hasta talleres de carpintería, música, escultura, modelado, colonias de verano y enseñanza naval. Profesionales del barrio colaboraban de manera desinteresada, demostrando el compromiso de la comunidad con la educación.
Después de dos décadas de incansable esfuerzo, Sánchez Saura logró, mediante suscripción popular, la construcción de un centro escolar nuevo y digno en 1935, con patios de recreo, iluminación, ventilación y aseos.
A pesar de las diferencias políticas que lo llevaron a trasladarse a Madrid en 1934, no llegó a ver finalizado su proyecto. Sin embargo, en 1968, sus antiguos alumnos organizaron un emotivo acto de homenaje póstumo que rehabilitó su nombre para la escuela. Este gesto tomó aún más fuerza en plena dictadura.
Su legado se inmortalizó cuando, en un pleno del Ayuntamiento, la escuela fue bautizada con su nombre: CEIP Feliciano Sánchez Saura.
El reconocimiento continuó en 1997, cuando la Asociación de Mujeres Amanecer y los antiguos alumnos, junto a los hijos de aquellos que ya habían fallecido, persuadieron al Ayuntamiento para que una plaza en el barrio de San Félix llevara el nombre de Feliciano Sánchez Saura. Además, una placa en la casa donde vivió en la plaza Sánchez Doménech rinde tributo a su contribución excepcional.
La obra de Feliciano Sánchez Saura es un ejemplo de cómo la educación puede ser un motor de transformación social. Su legado nos inspira a seguir trabajando por una educación inclusiva y de calidad para todos y nos recuerda que la educación es la herramienta más poderosa para construir un futuro mejor.
Por todo lo anterior es importante resaltar la figura de este cartagenero, ejemplo de cómo un maestro puede transformar la vida de sus alumnos y de su comunidad.
Recordar y honrar a los hijos ilustres de una ciudad es crucial por varias razones que van más allá de un mero ejercicio de nostalgia pues contribuyen significativamente a crear la propia identidad histórica para inspirar a las generaciones presentes y futuras, y reconocer a aquellos que han contribuido al progreso y la realidad actual de nuestra querida Cartagena.
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