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Luis Miguel Pérez Adán
Sábado, 14 de septiembre 2024, 08:22
En la década de 1920, en Cartagena, el alcalde Alfonso Torres y el arquitecto Víctor Beltrí colaboraron en reformas urbanísticas y arquitectónicas que modernizaron la ... ciudad, influenciada por corrientes europeas. Su trabajo conjunto dejó un legado innovador en la ciudad. No fueron los únicos responsables de esta transformación; también debemos reconocer la labor de otros arquitectos, urbanistas, políticos, empresarios y personas de diversas procedencias que, gracias al carácter identitario de esta tierra, lograron elevar a esta ciudad milenaria, a uno de los niveles más altos de desarrollo en su historia.
Alfonso Torres, quien ocupó la alcaldía de Cartagena durante varios períodos en la década de los años veinte, fue un político comprometido con el desarrollo y la modernización de su ciudad. Nació a finales del siglo XIX en una familia de comerciantes locales y pronto desarrolló una temprana pasión por el urbanismo y el progreso social.
Durante su gestión, uno de sus objetivos fundamentales, además de llevar agua al campo de Cartagena, fue convertir la ciudad en un lugar moderno y eficiente, alineado con las transformaciones que se estaban llevando a cabo en otras grandes urbes. A principios del siglo XX propuso reformar el urbanismo local con la creación de nuevos espacios públicos y monumentos icónicos en la ciudad.
Víctor Beltrí, arquitecto nacido en Tortosa en 1862, llegó a Cartagena a finales del siglo XIX, y con el tiempo se convirtió en el principal exponente del modernismo en la ciudad. Estudió en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, donde se empapó de las ideas innovadoras del modernismo catalán, un estilo que luego aplicaría de manera magistral en Cartagena.
A pesar de la falta de registros documentales sobre la relación personal entre Torres y Beltrí, las evidencias históricas sugieren que mantuvieron una amistad cercana, basada en el respeto mutuo y una visión común. Ambos eran hombres de carácter fuerte y mostraban una notable sensibilidad hacia la cultura y el arte, lo que facilitó su colaboración. Torres confiaba plenamente en las habilidades creativas y técnicas de Beltrí, mientras que el arquitecto veía al alcalde como un excelente gestor, proveedor de recursos y un trabajador incansable.
Alfonso Torres y Víctor Beltrí colaboraron en el desarrollo del Ensanche, un proyecto urbano transformador. El crecimiento de la ciudad llevó a la necesidad de soluciones urbanísticas, y el Ensanche permitió una expansión ordenada con arquitectura modernista.
El catalán Pedro García Faria, junto con el cartagenero Francisco de Paula Oliver Rolandi, fueron los principales responsables de redactar el Proyecto del Ensanche, reforma y saneamiento de Cartagena, que fue aceptado por la Corporación presidida por Torres.
A pesar de los ambiciosos planes trazados, tan solo se materializó un 10% de la propuesta original, dejando atrás cientos de planos y proyectos que representaban una Cartagena que nunca llegó a ser.
Posiblemente, la colaboración más destacada entre estos dos hombres se plasmó en la creación del denominado Parque Torres en el cerro de La Concepción, un parque, con el que se buscaba fusionar el entorno natural con elementos modernistas, como las estructuras y monumentos ideados por Beltrí para embellecer el entorno. El diseño se enfocó en crear diversas áreas de esparcimiento, brindando a los residentes de Cartagena la oportunidad de disfrutar de la naturaleza, practicar deporte y participar en actividades culturales al aire libre. Asimismo, el parque se convirtió en un punto de encuentro para diferentes estratos sociales, fomentando la idea de una ciudad más cohesionada. Lamentablemente, en la actualidad, el lugar ha sufrido transformaciones significativas, con escasos vestigios de su concepción original por parte de estos dos visionarios.
El legado de Alfonso Torres y Víctor Beltrí en Cartagena va más allá de edificios y monumentos, influyendo en la mentalidad de la ciudad. Su colaboración demostró que la unión de política y arquitectura puede transformar una ciudad, destacando la importancia de la sensibilidad estética y el compromiso comunitario para el progreso.
La Cartagena de aquellos años del siglo XX, fue construida entre otros por Torres y Beltrí con una visión de integrar modernidad y tradición, funcionalidad y belleza, transformando la ciudad para el futuro. El desarrollo de El Ensanche, el Parque Torres, junto con los nuevos monumentos y edificios públicos erigidos en la ciudad, no solo alteraron su apariencia física, sino también la dinámica de vida de sus residentes. Cartagena evolucionó de ser una ciudad centrada exclusivamente en su puerto y actividades militares e industriales, a convertirse en un entorno urbano más unificado y atractivo, donde la arquitectura se fusionaba armoniosamente con la vida diaria. Estos cambios posicionaron a la ciudad en una competencia con otros puertos españoles que también estaban inmersos en procesos de modernización, tales como Barcelona, Valencia, Alicante, Almería y Málaga.
Lo que realmente distinguió el trabajo de Alfonso Torres y Víctor Beltrí fue la capacidad de generar una visión compartida de ciudad. Torres, como líder político, supo entender que la modernización de Cartagena no dependía, exclusivamente, de reformas administrativas, sino de inspirar un modelo de ciudad que fuera atractivo, funcional y moderno. Beltrí, por su parte, pudo canalizar esta visión en edificios, parques y proyectos urbanísticos que no solo atendían a las necesidades del presente, sino que también miraban al futuro.
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