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No se pudo hacer más por salvar su vida. El trabajador de 29 años que quedó en estado crítico por la explosión de gases acumulados en un tanque de combustible en reparación de la gasolinera de la Plaza de España, ocurrida el martes, falleció el jueves por la noche en el Hospital de la Arrixaca. Estaba ingresado en la Unidad de Grandes Quemados de la UCI del hospital murciano, con pronóstico crítico. Las lesiones tanto externas como internas «eran incompatibles con la vida», confirmaron ayer de madrugada los médicos.
La abrasión que sufrió en el 90% de su cuerpo, cuando trabajaba en la construcción de un doble fondo en uno de los tanques subterráneos del surtidor de Repsol, le mantenía sedado en situación estacionaria pero crítica.
Él fue quien recibió de lleno la onda calorífica que salió de la arqueta en la que estaba, cuando una sierra radial causó una chispa que inflamó una bolsa de gas. La explosión le lanzó con gran fuerza por los aires hasta impactar contra el suelo.
Su compañero, de 40 años, que le ayudaba en el exterior, también salió despedido por la onda expansiva. Tuvo más suerte ya que se quemó el 20% de la superficie corporal. También fue trasladado a la Arrixaca donde quedó ingresado en la Unidad de Cirugía Plástica. Evoluciona satisfactoriamente. Ambos trabajaban desplazados por una empresa de Madrid.
Las autoridades judiciales y laborales mantienen abiertas las investigaciones para aclarar lo sucedido y conocer de quién es la responsabilidad. La gasolinera reabrió sus puertas el miércoles sin servicio de diésel, pues se almacena en el depósito donde ocurrió el accidente. Desde ayer está a pleno rendimiento.
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