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C.R.
Cartagena
Jueves, 27 de marzo 2025, 20:37
«Estamos muy satisfechos del impacto que está teniendo la exposición, la han visto ya más de cinco mil personas». Así se refirió el hermano mayor californio, Pedro Ayala, a la muestra 'La Cofradía California y el esplendor de la Cartagena barroca', que ha permitido inaugurar como segunda sede encarnada el edificio de la calle del Aire que hasta hace una década fue la popular confitería y panadería La Espiga Dorada.
La muestra fue inaugurada el pasado 13 de febrero y cerrará sus puertas este próximo domingo, 30 de marzo. Comisariada por el profesor Álvaro Hernández Vicente, se divide en tres secciones: 'Renascitur Urbs: Cartagena en la encrucijada del siglo XVIII'; 'Splendor Carthaginesis: La belleza de la urbe sagrada' y 'Captus in Mercurii: Pasión barroca california', con la fundación de la Cofradía en 1747. En las secciones se muestra una Cartagena profundamente marcada por el espíritu barroco, tanto en su arquitectura religiosa como civil, así como el papel que desempeñaron las órdenes religiosas en el desarrollo urbano.
De su patrimonio, la cofradía expone la Virgen del Primer Dolor, de Mariano Benlliure (1946), en el 25 aniversario de su coronación canónica, y obras de la procesión del Miércoles Santo datadas en el siglo XVIII que se salvaron de la Guerra Civil española, realizadas por Francisco Salzillo, como San Juan durmiente del grupo de la Oración en el Huerto (1761) y el sayón caído Malco, del grupo del Ósculo (1761).
También es destacable la cesión de obras de arte de otros municipios de la Región: un cuadro que representa a la Virgen de las Maravillas, patrona de Cehegín, imagen que cumple 300 años y que entró a España por el puerto de Cartagena; o la Virgen del Rosario de la Aurora, procedente de la iglesia de Santa María La Real de Aledo, de Francisco Salzillo (1775).
En cuanto a piezas singulares destacan las primeras constituciones de la Cofradía del Cristo del Socorro, la confirmación de Felipe V de una concesión otorgada en 1704 a la ciudad para disfrutar de los fueros y franquezas de Toledo, el tapiz del Duque de Veragua que se conservaba en la Catedral vieja y la escultura de Santa Catalina de Alejandría, del siglo XVI, tallada sobre una lápida romana y que hasta su traslado al Museo Arqueológico Municipal estuvo en la muralla de Carlos III frente al mar.
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