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Rosa María Sánchez, quien murió asesinada con 20 años. LV
«O estás conmigo o no estarás con nadie»

«O estás conmigo o no estarás con nadie»

El relato del fiscal sobre el crimen de Rosa María, en Canteras, refleja la obsesión y la frialdad de su exnovio. La joven cortó una relación «insoportable» con Adrián y este «decidió matarla» por «razones de género», dice el Estado, que solicita 30 años por el asesinato

Domingo, 31 de marzo 2019, 08:34

En menos de veinticuatro horas, el infortunio se cruzó dos veces en el camino de Rosa María. Y la segunda vez, trágicamente y para siempre. Aquel 20 de septiembre de 2017, vio de repente por Cartagena a Adrián, el muchacho con el que, hasta dos meses antes, había mantenido una relación de año y medio que ella interrumpió, porque la convivencia le resultaba «insoportable». Estaba asustada ante la presencia de su ex, porque él vivía en Málaga, su ciudad natal, y porque ya en julio se había presentado en la puerta de su casa de la localidad cartagenera de Canteras para verla a toda costa. En aquel momento, la Guardia Civil llevó a Adrián a la estación de autobuses, para que saliera de la ciudad, y Rosa María decidió no denunciarle. Pero dos veces era demasiado.

Aquel 20 de septiembre era domingo y, en el cuartel de la Benemérita en Cartagena, no le tomaron la denuncia. No estaba el Equipo de Violencia Sobre la mujer. Sin tiempo que perder, a la mañana siguiente, lunes, a las nueve de la mañana, acompañada por su padre, Rosa María pudo por fin dejar constancia oficial antes los agentes de su temor hacia quien, obsesionado, ese verano le había estado enviando mensajes de todo tipo. Unos habían sido al móvil, vía Whatsapp, y otros en público, vía redes sociales de internet. Adrián pasó de pedirle que volviera con él a soltarle obscenidades y amenazarla, con frases machistas y cada vez más inquietantes: «Solo eres para mí»: «si no estás conmigo, no estarás con nadie»; «te vas a enterar»; y «ahora que me has bloqueado en todo, voy a ir a por ti, chavala».

El exnovio y acusado del crimen, Adrián Sánchez, que ahora tiene 24, en septiembre de 2017 a su salida del Hospital Santa Lucía. Allí fue atendido tras su detención. Pablo Sánchez / AGM

Tras cumplimentar el trámite ante el Instituto Armado, Rosa se despidió de su progenitor, quien tenía que marcharse a Murcia por motivos de trabajo. Fue la última vez que se vieron. De vuelta al domicilio familiar, esta vez junto a sus abuelos maternos, nada más entrar en la casa se topó de bruces con su peor pesadilla. Aquella mañana, el verano y la vida acabaron abruptamente para Rosa, salvajemente acuchillada hasta 47 veces por Adrián, cuya brutalidad y aparente premeditación han llevado a la Fiscalía a pedir su condena por 30 años y nueve meses de prisión: 25 por el delito de asesinato con alevosía y ensañamiento; tres años y tres meses por el de allanamiento de morada, con violencia o intimidación; y dos años y seis meses por amenazas.

Reservó un billete de bus en Málaga y un cuarto para una noche en una pensión de San Antón. Compró una escalera y tenía un cuchillo

Tanto el escrito de acusación presentado por el fiscal del caso, al que ha tenido acceso 'La Verdad', como distintos testimonios y datos recabados en la fase de instrucción reflejan cómo el acusado, quien acaba de cumplir 24 años, «decidió matar» a Rosa, quien tenía 20, y cómo le arrebató la existencia sin importarle sus súplicas. Él «no consentía que ella pudiera tener otra relación» afirma el fiscal. Aclara que al presunto asesino tampoco le conmovieron las peticiones de clemencia de la abuela de Rosa, a la que conocía porque había residido con la víctima en Cartagena -en el momento de la ruptura residían en Málaga- y a las que dejó malherida.

En el juicio que acogerá la Audiencia Provincial, probablemente este año, el jurado escuchará al fiscal Orencio Cerezuela contar cómo, tras haber acometido a la joven «de forma súbita y sorpresiva» y haberla agarrado del pelo, el agresor la encerró en el comedor. Allí la acuchilló tres veces en las manos y en un brazo con un cuchillo jamonero que había llevado consigo a la casa, y con otro de los dos que cogió en esta.

La esperó «fumando»

Para ejecutar su macabro plan, Adrián había reservado un billete de autobús hasta Granada, y otro de ahí a Cartagena, una noche en una pensión de San Antón. Ya en su destino, pidió por teléfono y recogió en una ferretería de Canteras una escalera de dos tramos «suficientemente alta», para entrar por el balcón del primer piso. También llevó un martillo rompecristales, con el que rompió un vidrio de la puerta corredera. Una vez dentro, esperó «fumando», hasta el fatídico momento en que su víctima apareció, pasadas las once.

Ante el tribunal popular, el representante del Estado explicará que la abuela logró entrar en el salón y que el agresor le entregara las armas. Fue un espejismo. Adrián le arrebató los cuchillos, sujetó a su expareja -quien gritaba «que la llevaran a un hospital»- y, entre amenazas de muerte, empujó a la anciana afuera.

Los familiares pidieron auxilio a los vecinos para Rosa, pero fue en vano. El acusado «comenzó a clavarle los cuchillos de forma reiterada, persistente y sistemática, a pesar de los gritos de dolor, que se oían desde fuera». El informe de la autopsia ubica cuchilladas en distintas partes del cuerpo, y que el autor «asestó todas las puñaladas estando viva Rosa, prolongando las mismas a pesar de los gritos y peticiones de esta».

El fiscal pide aplicar al reo (a quien detuvo la Policía Local tras huir por un tejado) las circunstancias agravantes de relación de afectividad estable análoga a la conyugal y de comisión de los delitos por «razones de género».

La madre hablaba por teléfono con ella cuando fue atacada

Uno de los testimonios que oirá el jurado del crimen de la joven de Canteras será el de la madre de Rosa María Sánchez, quien tuvo la cruel desdicha de escuchar por teléfono lo que le pasaba a su hija, mientras hablaba con ella. El abogado de la acusación particular, Emilio Cerezuela, lo resume así: «Rosa iba relatando a su madre, a través del móvil, lo sucedido en el cuartel de la Guardia Civil. Se adelantó en la subida a los abuelos y, al entrar, encontró la casa revuelta y con cristales en el suelo. Se lo comentó a su madre y ésta le dijo que habrían sido los perros. Pero, de improviso, de forma sorpresiva, Rosa vio a Adrián dentro de la vivienda. Estaba armado con cuchillos, la cogió inmediatamente por los pelos y, sin posibilidad de defensa alguna por parte de ella, empezó a acuchillarle. La madre escuchó los gritos. Lo escuchó todo». El fiscal solicita una indemnización de 90.000 euros por cabeza para la madre, el padre y la hermana de Rosa, menor de edad. El abogado de la acusación eleva esas cantidades a 150.0000 euros y pide para el acusado 32 años y 6 meses de prisión. Sobre Adrián pesan ya dos condenas previas por lesiones.

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