Las cofradías de Cartagena se reparten 250.000 euros en una Llamada a cubierto por la lluvia

La incesante y generosa lluvia que cayó este Miércoles de Ceniza sobre Cartagena no dejó a los procesionistas sin sus tradicionales cabildos generales en las cofradías ni sin la posterior Llamada de la Semana Santa, en la que el Ayuntamiento anunció que la subvención directa para las procesiones asciende este año a 250.000 euros, veinticinco mil más que en 2024. Pero fue necesario adaptar el segundo de esos actos a las circunstancias, celebrándolo a cubierto, como antiguamente, y prescindiendo de la música en directo de la banda que anuncia por las calles a los cartageneros que en menos de cuarenta días habrá procesiones.

La Llamada se celebró en el vestíbulo del Palacio Consistorial y no en el balcón principal, como es costumbre en las tres últimas décadas, desde que dicho acto se sacó del salón de plenos. La última vez que las inclemencias meteorológicas obligaron a resguardarse en el edificio municipal fue en 2011, siendo alcaldesa Pilar Barreiro y presidente de la Junta de Cofradías el recordado hermano mayor marrajo Domingo Bastida.

«La lluvia no ha frenado a los procesionistas y, aunque no sea agradable su compañía durante un Miércoles de Ceniza, todos estamos pensando que es mejor tener lluvia esta noche que cualquier noche de procesiones», dijo Noelia Arroyo, arrancando un aplauso, en su recibimiento a la comitiva de las cofradías. Estas celebraron en sus sedes y lugares habituales de reunión cabildos generales algo menos concurridos que otros años, aunque con la misma ilusión que siempre, dijeron, por lo que representan estos actos y por los retos que tienen por delante hasta mediados de abril. La charanga que acompaña a la comitiva procesionista quedó suprimida por la lluvia, pero no impidió que los resucitados salieran de su sede de la calle Palas a recoger a los marrajos en la de Jara y, juntos, ir a por californios y del Socorro, reunidos en la del Aire. Llegaron en un único grupo a la Plaza del Ayuntamiento poco antes de las ocho y media de la tarde. Como novedad, dentro esperaban los hermanos de la Cofradía del Cristo de la Divina Misericordia, la del Señor del Lago, que no forman parte de la Junta de Cofradías pero quisieron sumarse de manera organizada a este acto.

El hermano mayor del Cristo del Socorro, Javier Pavía, se estrenó como presidente de la Junta de Cofradías un Miércoles de Ceniza. Él fue el encargado de comunicar a la primera autoridad municipal las decisiones adoptadas en los respectivos cabildos generales. En su intervención, destacó que la Semana Santa «va más allá de una tradición centenaria. Es la esencia misma de nuestra tierra, de nuestra identidad y de nuestra fe». Y tras describir la emoción que genera entre los cartageneros esta mezcla de fervor religioso, cultura y raíz, pidió a la alcaldesa «la venia» para echar las procesiones a la calle.

En su intervención ante los procesionistas, Arroyo recordó que este año hay efemérides importantes que celebrar: el centenario de la llegada de la Virgen de la Piedad «para convertirse en guía y consuelo para generaciones de cartageneros». También el de la constitución de la primera agrupación, la marraja del Sepulcro. «Este año –añadió– se cumplen 80 de las primeras procesiones de la Cofradía del Resucitado, que cada Domingo de Resurrección proclama la alegría de la Pascua en Cartagena. Y un cuarto de siglo de la coronación canónica de la Virgen del Primer Dolor».

Tras entregar el cheque con la aportación municipal directa para las procesiones, Arroyo pronunció la popular expresión de «¡Música y a la calle!» para que en el vestíbulo del Palacio Consistorial sonaran excepcionalmente las machas de un disco.

Paraguas en mano, los procesionistas acudieron después a la basílica de la Caridad para realizar una ofrenda floral a la Virgen y cantarle la salve. En estos actos participaron el pregonero de las procesiones, Gonzalo Wandosell; la nazarena mayor, María Ángeles Valverde; y el procesionista del año, José López.

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