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El turismo rural está de moda y no solo el que se da en las altas sierras del interior peninsular. Los visitantes que buscan calma ... y tranquilidad en medio de la naturaleza también encuentran un remanso de paz en las diputaciones cartageneras, en especial las ubicadas en la zona oeste. Así lo reflejan las estadísticas de la Consejería de Turismo. Según trasladan portavoces autorizados del departamento que dirige la consejera Carmen Conesa, en la actualidad, Cartagena cuenta con 51 alojamientos rurales que representan 328 plazas.
Esto supone un gran cambio si se compara con los últimos datos disponibles en el Portal Estadístico de la Región de Murcia. El mismo refleja que, en 2023 –último registro disponible–, el municipio disponía de 28 establecimientos y 187 plazas. Y, en 2019, año anterior a la crisis del covid, eran solo 19 los establecimientos abiertos, según el mismo portal gestionado por el Centro Regional de Estadística.
Las cifras actuales todavía no se acercan a destinos consolidados del Noroeste como Moratalla o Caravaca, pero sí son un indicativo de una clara pujanza de este sector en el también igualmente montañoso y rural litoral cartagenero, salpicado de paisajes idílicos de gran valor ecológico, así como de calas prácticamente vírgenes, sobre todo en comparación con otros destinos de verano más masificados como la Costa Blanca alicantina.
A este factor geográfico, desde la Consejería de Turismo añaden un factor administrativo. Indican que, con la última actualización, de 2020 del decreto de alojamientos rurales, se amplió la consideración de rural a los alojamientos que estuvieran a menos de 5 kilómetros de la línea de costa. «Hasta entonces era de 5 km en adelante. Además, tras la pandemia ha crecido exponencialmente el número de alojamientos de este tipo, y esa evolución justifica ese aumento», analizan.
Sea como sea, lo cierto es que no faltan testimonios de familias cartageneras que han visto una oportunidad de negocio, ya sea para vivir de él o para ganarse un dinerillo extra de cara a la jubilación. Un ejemplo de ello es el de José Cañas, propietario de la casa rural Los Corteses, en Canteras. Él tenía una vivienda bien grande para acoger a una familia numerosa. Cuando los hijos se hicieron mayores y todos volaron del nido, la finca se le hizo inmensa. «Teníamos la posibilidad de vivir en otro sitio mas pequeño y cómodo y, al tener la casa vacía y disponible, se nos ocurrió convertirla en casa rural. No sabíamos cómo nos iba a ir». Hoy ya suman seis años de negocio. Y su mayor sorpresa, asegura, ha sido el perfil de la clientela. «Cuando empecé pensaba que me iban a venir muchos extranjeros, pero lo cierto es que vienen muchos locales, de Cartagena. Familias que buscan un espacio grande para hacer una comida familiar o alguna celebración», comenta Cañas, que actualmente tienen su vivienda alquilada a un grupo de jóvenes militares que han llegado destinados a Cartagena.
Gran éxito de público asegura también que está cosechando Lourdes Rosa. Con una casa en Galifa, a escasos kilómetros de la playa de El Portús, ella empezó alquilando la que era su propio hogar hasta que vio que la cosa iba viento en popa y decidió mudarse. «Menos un 'finde' en mayo, tengo todos ocupados y el verano particularmente desde hace mucho tiempo», indica deseosa de que llegue su temporada alta.
En su caso, señala que llegan sobre todo familias del interior peninsular en busca de un alojamiento tranquilo y más asequible que un apartamento a pie de playa y, sobre todo, con piscina. «Son familias grandes y grupos de amigos. Mi casa tiene capacidad para 14 personas» .
Rosa empezó a antes de la pandemia con sus primeros alquileres y, desde hace dos años, a pleno rendimiento. En los años previos a la pandemia también hunde sus raíces Espacio Finca Alegría, el proyecto de Rubén Gallego, «único recurso de turismo rural adscrito a Perín», destaca él mismo.
Gallego tiene claro el atractivo que cada vez atrae a más turistas al oeste cartagenero. «La gente se está dando cuenta de que tenemos una zona rural que es bonita y que no está muy urbanizada. Cerca de La Muela y el Roldán hace que sea un sitio estupendo para la creación de negocios», asegura.
Un espacio que, dice, fomenta un turismo sostenible y de calidad. «La gente que viene no quiere montar una fiesta, lo que busca es tranquilidad». Así, de hecho, lo constató desde el momento de su apertura. «Antes de la pandemia veían muchos grupos para hacer retiros y meditación. Era nuestra especialidad y ahora hemos encontrado un nicho en las autocaravanas», cuenta.
Así es como nació lo que denomina «un complejo de ecoturismo que cuenta con una sección de camping», que compagina la llegada de turistas europeos en en invierno que buscan buen clima con el turista nacional que llega en verano. «Aun así, creo que podría ser muy interesante que hubiera una oficina dedicada a velar por el emprendimiento a nivel de la zona oeste», sugiere este empresario al Ayuntamiento.
Para consolidar el oeste cartagenero como destino de turismo rural es necesaria también la implicación institucional. El Ayuntamiento precisamente está en proceso de redactar un Plan de Turismo Rural. En junio del pasado año, sacó a licitar dicho encargo con un presupuesto base de 96.173 euros.
Una vez adjudicado el contrato, el pasado noviembre, el Ayuntamiento anunció unas jornadas de escucha con el fin de recoger propuestas de la ciudadanía, vecinos y empresarios.
Las entidades vecinales criticaron que no era la primera vez que se les convocaba para esta cuestión y que ya se realizó un proyecto turístico centrado en la zona oeste y hasta se creó un logotipo, un mapa y varias acciones con escaso efecto.
Entre las mejoras que reivindican los vecinos de la zona oeste están sobre todo unas mejores comunicaciones. Reclaman más inversión en el mantenimiento de las carreteras, así como una mejor conexión ferroviaria para Cartagena como dos asignaturas pendientes para atraer más visitantes a la zona rural del municipio.
El Ayuntamiento tenía inicialmente de plazo hasta el pasado 31 de marzo para finalizar la redacción del documento. Sin embargo y pese a que ya había un trabajo previo hecho, fuentes municipales señalan a preguntas de este periódico que el trabajo todavía no ha finalizado con lo que habrá que esperar para conocer el calendario de actuaciones propuestos por los expertos -junto con las aportaciones ciudadanas- para potenciar esta modalidad turística.
De lo poco que se sabe es que el documento deberá integrar un análisis de fortalezas y debilidades del sector. También se prevé la edición de folletos de información concretos, un plan de marketing, un 'microsite' dentro de la web municipal, así como la realización de jornadas de participación para garantizar la concienciación sobre la sostenibilidad turística, la participación y la co-creación.
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