
Ana Belén Castejón
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Ana Belén Castejón
Ha pasado de ser vicealcaldesa como concejal no adscrita a la única representante del Grupo Municipal Mixto con Sí Cartagena. Y todo en doce meses ... y sin perder una pizca de su fuerza. Ana Belén Castejón (Pozo Estrecho, 1979) defiende el «buen resultado» de su partido en las elecciones municipales con la misma vehemencia con la que recuerda que «ser socialista ni te lo da un carné ni una ubicación en el Pleno». Comienza una nueva etapa y dice que va a por todas.
–Marcó distancia desde el primer Pleno con la alcaldesa y su socia de gobierno en el tripartito, Noelia Arroyo. ¿Cuándo y por qué surge la tensión?
–A Sí Cartagena lo pusieron los ciudadanos en la oposición y seremos exigentes y constructivos. Cuando haya asuntos que consideremos buenos para Cartagena, los apoyaremos y, cuando veamos que no, nos opondremos. Eso es lo que ocurrió en el primer Pleno, puesto que el asunto tratado consideramos que no era beneficioso para Cartagena y votamos en contra. Durante el gobierno de coalición hubo buena sintonía entre las tres fuerzas políticas a pesar de nuestras diferencias, especialmente al inicio de la legislatura. Nuestras discrepancias quedaron apartadas para permitir la estabilidad de Cartagena. Finalizada la gobernanza en coalición, afloran las evidentes diferencias porque nuestras ideologías y objetivos para Cartagena son distintos.
–¿Qué sucedió?
–Tras el relevo en la alcaldía, se acentuaron algunas desavenencias, llegando incluso a vivir situaciones más propias de un gobierno con mayoría absoluta que de una coalición tripartita. A pesar de ello, nuestra opción siempre fue mantener la estabilidad y fortaleza del gobierno para defender los intereses de la ciudadanía y no fomentar una lucha de egos.
–La han acusado de pedir más asesores de los que le corresponden. ¿Considera que el reparto no ha sido equitativo?
–El reglamento municipal establece que el reparto de medios materiales y humanos debe ser proporcional y, si atendemos a la literalidad de la norma, a Sí Cartagena le corresponde un trabajador. Hasta aquí, se hizo todo como marca la normativa. El problema surge cuando el gobierno decide un reparto que prima a unos grupos municipales por encima de otros, adjudicando más trabajadores que concejales. No somos el único grupo al que le ha parecido injusto: MC presentó hasta un recurso. Pero funcionaremos con los medios disponibles e intentaremos hacer el mejor trabajo posible en favor de los cartageneros y cartageneras.
–¿Qué opinión le merece el respaldo del PSOE al PP en el Pleno de organización?
–La posición de Sí Cartagena quedó clara en el Pleno. No voy a caer en la trampa de hacer oposición al PSOE porque mi rival político es el PP, que es quien gobierna el municipio en minoría.
–¿Le dolió que el PSOE propusiera su cambio de bancada?
–Me sorprendió, dado que en los dos plenos anteriores no hubo incidencias. Me lo pidieron por un problema de accesibilidad y acepté, pero no voy a entrar en este tipo de conflictos. Los ciudadanos son muy listos y se dan cuenta de todo, ellos son los que nos examinan y por nuestros hechos nos juzgarán. Tengo clarísimo que ser socialista ni te lo da un carné, ni una ubicación en el Pleno, es mucho más que todo eso. Por tanto, me sentaré en el sitio que se me asigne esta legislatura. Mi posicionamiento progresista permanecerá siempre ahí, alzando la voz y dándole representatividad en el Pleno a muchos ciudadanos que esperan que defendamos a Cartagena desde una perspectiva constructiva pero exigente, sin más tutela que los intereses generales de la población.
–¿Le da vértigo estar sola al frente del Grupo Municipal Mixto?
–[Se ríe]. ¿Vértigo? Ninguno. ¿Respeto? Siempre: antes y ahora. Representar a la ciudadanía y velar por sus intereses es una responsabilidad enorme. Empecé en política de vocal en la junta vecinal de mi pueblo, he pasado por la oposición y por el gobierno en diferentes escenarios, ahora se abre una nueva etapa y quiero aprovecharla para elevar propuestas al Pleno que creo que son positivas, exigir lo que en justicia le corresponde a Cartagena, denunciar lo que considere que se hace mal y, sobre todo, dar voz a los ciudadanos que no la tienen, especialmente a los más desprotegidos. Sola no me siento porque sigo contando con un gran equipo de personas que dan soporte a Sí Cartagena, que apenas acaba de comenzar, pero del que esperamos recoger frutos esta legislatura.
–¿Ha cambiado la forma de hacer política?
–El amplio abanico ideológico nos está abocando a la política basada en pactos y entendimientos con cualquier partido del espectro político, salvando aquellos que habitan en los extremos. Y no todos los políticos entienden esta nueva forma de servir a la ciudadanía, porque la vieja política es la que nos aleja de los ciudadanos y empobrece el sistema y la noble tarea de ser servidora pública.
–¿Cuáles serán los temas prioritarios para Sí Cartagena?
–La igualdad en el más amplio sentido de la palabra. Igualdad entre hombres y mujeres, entre quienes viven en el centro y quienes vivimos en barrios y pueblos, entre los que tienen una renta baja y los que tienen un salario más alto, entre mayores y jóvenes, entre los creyentes en cualquiera de sus confesiones y los que no creen e igualdad entre personas de razas y orientación sexual diferentes. Para conseguirla, hay que estar muy atentos a los servicios sociales, a la educación pública, a la sanidad, a los efectos del cambio climático y al reparto de inversiones que se hace desde el Ayuntamiento por territorios. Cartagena no recibe el trato que merece de la Comunidad desde hace demasiados años, eso es perjudicial para el municipio y mi compromiso es revertirlo.
–¿Qué expectativas de crecimiento tiene para su partido?
–Sí Cartagena tiene que consolidar su espacio electoral progresista y cartagenerista en los próximos años para ayudar a construir una alternativa a las derechas en Cartagena y la Región. Desde hace 30 años, algo más del 60% de los votantes del municipio y de la Región eligen opciones conservadoras y solo el 40% al centro izquierda. Ha llegado el momento de que todos los progresistas hagamos una reflexión serena y profunda sobre la necesidad, por salud democrática, de una verdadera y creíble alternativa progresista.
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