El belén palmesano de Penchín

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En esta representación observamos industrias que fueron tradicionales en La Palma como la bodega o las tejeras, que producían ladrillos y tejas debido a la riqueza arcillosa de estas tierras. Este año se rinde homenaje especial a La Unión con la inclusión de una mina, el respiradero, el castillete, una jaula en la que baja un minero y un tren móvil con vagonetas que vuelcan su contenido en las escombreras. Vemos la fragua, la carpintería, un molino de viento, una molineta americana, un vendedor de zapatos realizados con cáscaras de cacahuete y un grupo de músicos que hacen sonar violín, pandereta, zambomba y castañuelas amenizando el baile de una jota. Una pareja trabaja el esparto realizando cestas. En otro extremo vemos la escena de una trilla y un pajal, almendros en flor, cactus naturales, rocas que son barro 'recochao', es decir, derretido durante la cocción en la producción de ladrillos. Unas tomateras de cañas, habituales en la comarca, y un estanque como escenario de una aparición mariana entre boria (niebla) y nieve que cae. En una montaña vemos dinosaurios, diversión para los más pequeños. Observamos un telar que era muy común antaño en algunas casas de la zona y varios puestos del mercado. En la panadería contemplamos un ratón dentro de uno de los sacos de harina, acechado por gatos. Para aquellos que deseen visitarlo indicamos que el horario, tanto en días laborales como en festivos es de 10 a 13.30 y de 17 a 20 horas.

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Pencho lleva unos cincuenta años armando belenes, en el buen sentido de la palabra. Como jefe de mantenimiento que fue en la residencia de ancianos de Fuente Cubas en Cartagena recibió el encargo del director de realizar el portal, ampliado en sucesivas ediciones, tanto que era visitado por escolares. Comenzó a montarlo también en la parroquia palmesana, lo que motivó que Carmelo, presidente de la asociación de pensionistas, le propusiera instalarlo en su sede, ante la insuficiencia de espacio en el edificio eclesial. Dejamos a un niño balanceándose en un columpio amarrado a una rama de árbol con la esperanza de hallar nuevas sorpresas el año venidero. Algo a lo que nos tiene acostumbrados Penchín. Quizá disfrutaremos con una reproducción del templo parroquial, rematado con su torre tan especial, o con la Casa del Folclore.