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La avería en dos cables subterráneos de media tensión que dejó este lunes a Cabo de Palos más de diez horas sin luz paralizando ... su actividad comercial y turística ha causado gran indignación entre vecinos, veraneantes y empresarios, que volvieron a sufrir interrupciones en el suministro eléctrico proporcionado por Iberdrola hasta en dos ocasiones más el lunes por la noche.
Los residentes en la localidad costera dicen estar hartos de los cortes por sobrecarga, que se repiten cada verano y que, a su juicio, son ya tan habituales que se han «normalizado». Tanto es así, que algunos restaurantes tienen sus propios generadores de electricidad para poder seguir proporcionando sus servicios con tranquilidad ante este tipo de situaciones que han dejado de ser imprevistas. No obstante, suelen ser de menor intensidad que el de este lunes, que se prolongó desde las cinco de la mañana hasta pasadas las dos de la tarde, con réplicas nocturnas más breves.
Este tiempo sin luz provocó grandes pérdidas para los negocios de la zona. En sus primeras estimaciones, los hosteleros cifraron las pérdidas durante el fallido lunes en más de 40.000 euros, entre el género de las cámaras desechado, las reservas anuladas y los gastos ordinarios, como la mano de obra.
Fuentes de Iberdrola aseguraron que a primera hora del martes todos los clientes tenían el servicio habitual establecido. A las 21 horas del lunes quedó reparada la primera línea y a medianoche, la segunda. Al retirar los grupos electrógenos y conectar a las líneas se produce un corte de diez a quince minutos necesario para hacer el cambio, aclararon las mismas fuentes.
Para vecinos y empresarios, este corte de luz que comenzó el domingo en urbanizaciones como Cala Flores y se extendió a distintas zonas y en diferentes horarios, no es más que la constatación de las «debilidades en infraestructuras» de las que adolece la localidad costera y que en verano se hacen más patentes por el aumento de la población y la gran afluencia de turistas.
«No hay una inversión proporcional en este pueblo para los beneficios que otorga, el empleo y la riqueza que genera. Las últimas inversiones proceden de fondos europeos, y eso que Cabo de Palos es uno de los focos turísticos más importantes de toda la Región», criticó el presidente de la asociación de comerciantes de La Manga y Cabo de Palos, José Espinosa.
Desde ese colectivo llevan más de un año reclamando que el billete de la línea interurbana de autobús, gestionada por la concesionaria Alsa, que conecta la playa de Veneziola, perteneciente al término municipal de San Javier, con Cabo de Palos pueda pagarse con tarjeta o que, al menos, se habiliten los bonos como sistema de pago. «Es un auténtico atraso que en plena era digital, cuando casi todos los clientes pagan con el móvil o el teléfono inteligente, si no tienes 1,15 euros en efectivo no puedes subir al autobús. Da muy mala imagen a los turistas y perjudica también a los profesionales que lo utilizan en sus desplazamientos al trabajo. Es un problema de gestión que, a priori, tendría una sencilla solución si los alcaldes de los dos municipios, Noelia Arroyo y José Miguel Luengo, aunaran fuerzas ante Fomento», denunció Espinosa.
No son las únicas carencias que hacen que los vecinos se sienten «abandonados» por las administraciones local y autonómica. A la falta generalizada de inversiones y servicios, suman el pavimento deteriorado, la falta de limpieza y una antiestética y pestilente hilera de contenedores en el puerto, en vez de ser sustituidos por otros soterrados que tengan un menor impacto paisajístico y fomenten la salubridad.
«Siempre de cara al verano se hace alguna reparación, sobre todo bacheos en las carreteras, pero son insuficientes para la cantidad de población que se concentra en época estival. En invierno Cabo de Palos se convierte en un pueblo fantasma, donde muchas de sus calles apenas tienen iluminación porque nadie se acuerda de que hay vecinos que vivimos aquí todo el año», indicó una de ellas, Teresa Bernabé.
Otra de las grandes reivindicaciones de los colectivos de la localidad es la creación de un aparcamiento disuasorio para minimizar los atascos, sobre todo los fines de semana. Este podría estar a las afueras, en el entorno de la discoteca Trips o en la carretera de Cala Reona. Para ello, proponen habilitar una acera, desde ese parking hasta la rotonda Salamandra, junto al Marina Center y el supermercado Spar.
Sobre la seguridad peatonal, insisten en que hay tramos de carretera en la subida al faro que carecen de acera.
Entre los desperfectos del puerto deportivo, dependiente de la Dirección General de Litoral y Puertos, de la Consejería de Fomento e Infraestructuras, señalan el mal estado del pavimento de acceso a los muelles; de las cajas eléctricas, muchas de ellas sin puerta de seguridad; de las llaves del agua oxidadas, así como de las puertas de los embarcaderos rotas.
Para hacer frente a todo eso, el movimiento vecinal y de empresarios Pro-Ayuntamiento Entre Dos Mares ha iniciado las gestiones para segregarse de Cartagena y San Javier y crear un propio ayuntamiento. Dicha entidad incluiría Cabo de Palos, así como las poblaciones de la demarcación de San Ginés.
Fin a los vaivenes del mercado dominical de Cabo de Palos dos años después del traslado de los 196 puestos desde el área de Las Dunas hasta las inmediaciones del Spar, con desventaja comercial incluida para una treintena de autónomos.
El Ayuntamiento reubicará de «forma definitiva» el mercado antes de que acabe el año en Las Dunas, el que fue su emplazamiento durante tres décadas. Los trabajos comenzarán a final de septiembre, principios de octubre.
Ese fue el compromiso adquirido por el equipo de gobierno local con los representantes de los vendedores ambulantes en una reunión mantenida este lunes.
Los autónomos tendrán espacio suficiente para los 196 puestos actuales del mercadillo de Cabo de Palos y la previsión inicial es que se puedan recuperar los cincuenta negocios perdidos a consecuencia de las restricciones impuestas en la pandemia.
Desde entonces, no se han realizado mejoras ni adjudicaciones. 7.300 metros cuadrados.
Técnicos de las áreas de Infraestructuras y Comercio, dirigidas por Diego Ortega y Belén Romero respectivamente, han estudiado detalladamente las alternativas para garantizar los 8.000 metros cuadrados mínimos que necesitarían los 246 puestos para establecerse cómodamente, con las medidas y distancias establecidas por la normativa y sin que se den casos de desventaja comercial por el emplazamiento desfavorable de algunos vendedores.
En principio, el Ayuntamiento utilizaría la parte de atrás del aparcamiento disuasorio de la zona para ampliar el mercado. Para ello, tendrá que asfaltar las nuevas calles. De esta manera, las futuras obras de Mercadona no condicionarían la instalación dominical de los puestos y el emplazamiento pasaría a ser definitivo para tranquilidad de los vendedores.
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