Los alquileres de pisos en la costa vuelan por la alta demanda y los precios «asequibles»

Si alguien piensa aún en alquilar una vivienda para veranear en La Manga, Cabo de Palos, La Azohía e Isla Plana durante los meses de julio y agosto llega tarde. Solo en algunas poblaciones costeras pegadas al Mar Menor, como Los Urrutias, Los Nietos e Islas Menores es posible conseguir gangas, pero, en estos casos, el disfrute del baño no está del todo garantizado. La amplia oferta que cada año exponen las inmobiliarias en sus grandes escaparates y páginas web ha volado este 2021 y apenas queda alguna de lujo a precios desorbitados u otras que por su estado de conservación le costará conseguir el cliente deseado.

La alta demanda, llegada sobre todo de Madrid, Albacete, Valencia, Murcia e, incluso Cartagena, el mantenimiento de precios «asequibles» con respecto a las dos últimas temporadas estivales, y la decisión de muchos propietarios de usar sus casas o pisos en vez de arrendarlos, como hacían años atrás, han hecho que el mercado se haya quedado vacío.

Con las vacaciones estivales a la vuelta de la esquina, los expertos del sector se muestran mucho más optimistas que el año pasado, a pesar de que reconocen que esperan un verano «todavía a medio gas». Las cifras no serán comparables con las registradas en 2019, pero todas las previsiones apuntan a que el volumen de negocio superará ampliamente la desastrosa campaña pandémica de 2020.

Eso lo sabe bien Eva Olivares, gerente de la Inmobiliaria Abacasa, ubicada en Cabo de Palos. «Este año ha sido una locura. Desde enero nos están tirando el teléfono abajo pidiéndonos pisos. Tanto nosotros como cualquier otro negocio de estas características no tiene casi nada que ofrecer», explicó a LA VERDAD. Les queda algo al final de La Manga y para uno que le entró hace unos días, en Playa de Levante, tiene 25 correos electrónicos con ofertas.

Los precios varían dependiendo del tipo de vivienda, la zona y el mes elegido. Así, los que han alquilado para julio les ha costado alrededor de 2.500 euros, aunque si escogieron agosto, el precio les ha salido por entre 3.500 y 4.000 euros. «El valor baja si se reserva los dos meses; entonces llega hasta los 5.000 euros», cuenta Olivares.

También depende de la zona. Baja si se prefiere pasar las vacaciones en el interior de La Manga. «De la plaza Bohemia hacia delante el precio es menor, aunque tampoco queda mucho», aseveró María Casanova, de la Inmobiliaria Primera Línea. Según sus cálculos, la oferta de vivienda ha bajado porque «son muchos los propietarios que este año se han decidido a no alquilar y pasar sus vacaciones en esta zona. Algunos, incluso, llevan todo el año residiendo aquí; teletrabajando por la pandemia».

El tiempo de estancia sí que ha variado con respecto a otros años. En esta ocasión está siendo mucho más amplio. Aunque aún se apuesta por la quincena «hay muchos que han arrendado para un mes e, incluso, para los dos meses de verano», afirma Casanova. Tiene una lista de espera de 30 personas.

Joaquín Herráinz, de Arena Inn confiesa que la demanda con respecto a 2020 se ha multiplicado por dos hasta llegar casi a los «porcentajes precovid».

Una situación similar viven en La Azohía e Isla Plana, donde las inmobiliarias se centran más en la venta de pisos y casas debido a que apenas hay para arrendar. En este caso, la situación del Mar Menor ha hecho que muchos veraneantes elijan la costa oeste del municipio, como ya lo hicieron el pasado año y el anterior, para descansar, en detrimento de otros pueblos del litoral como Los Urrutias, Los Nietos, Islas Menores y Mar de Cristal. El coste de una vivienda de tres habitaciones, dos baños, una cocina y un salón durante el mes de julio sale por unos 1.400 euros de media. En agosto esa cuantía sube hasta los 1.500 y 1.800 euros.

La falta de oferta es lo que ha hecho a María Espejo, de la Inmobiliaria Isla Plana, a centrarse en la venta. «Hay muchos clientes que el pasado año ya querían adquirir en propiedad una vivienda, pero ha sido ahora cuando se han decidido. Y eso se está notando», señaló.

Esta situación se percibirá aún más ya a partir de la semana que viene, cuando comiencen a llegar los turistas y veraneantes. Entonces las playas se llenarán y la aglomeración de coches aparcados en calles y plazas, algunos de ellos incluso sobre aceras, animará estos pueblos.

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