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JOSÉ SÁNCHEZ CONESA
Miércoles, 9 de noviembre 2016, 01:00
Por invitación de la Asociación Cartagena de Mi Alma y el Ayuntamiento, el sábado impartí una conferencia sobre el Modernismo en el Campo de Cartagena. Invité a mis escuchantes a conocer la maqueta de la Cartagena de finales del XVIII, cuyos trabajos de elaboración dirige José Antonio de las Heras, junto a un grupo de veteranos voluntarios de museos. En efecto, si vamos al Museo Militar, sito en lo que fue Parque de Artillería, visualizaremos de un golpe que las 2/3 partes de la superficie de la urbe estaban destinadas entonces a uso militar. El resto, ermitas y conventos, quedando muy reducido el espacio civil. Tras la guerra cantonal (1873) y hasta los años 20 del XX se transforma en ciudad burguesa, minera, comercial, industrial, proletaria, progresista, cosmopolita y modernista. Noveno municipio español por número de habitantes, llegando en algunos momentos a situarse por encima de Murcia.
En la charla tratamos de ver qué existía al otro lado de la muralla que rodeaba a la ciudad, aislándola en gran medida de su entorno rural. Para ello hicimos una excursión en imágenes por las villas y palacetes que aún salpican nuestra ruralía, de estilo ecléctico y modernista, ya que algunos de los enriquecidos con las minas y el comercio invirtieron en estas casonas de recreo veraniego, con huerto-jardín anexo. Se descubre el campo como lugar ideal de vida sana, dentro de las corrientes higienistas de la medicina de entonces, que recomendaban combatir las enfermedades con estancias en el campo, la montaña o en la playa. Así el gran poeta romántico de Cartagena, Monroy, conllevará su tuberculosis en un caserío de La Palma, lejos del hacinamiento y la insalubridad de la urbe.
Cuando en los años 20 se desplome la explotación de la sierra, la inversión en tierras se hará más intensa por parte de la burguesía y de profesionales como médicos, abogados o militares. Aunque nunca se alcanzaron los niveles de Valencia.
Vimos imágenes de Torre Nueva (1904), en las afueras de Pozo Estrecho. Sus propietarios fueron Antonio Moreno, de Explotaciones Mineras y Agrícolas SA, y Beatriz Asensio, marquesa de Fuente González. Ahora, convertida la mansión y su jardín en lugar de eventos, ha cobrado vida en un nuevo uso que garantizará su mantenimiento. Existe un vídeo promocional, de ejecución exquisita, que refleja la celebración de una boda.
Entre Pozo Estrecho y La Palma, junto al paso a nivel, descubrimos Torre Antoñita (1906). Conozco enlaces matrimoniales que allí también han sido festejados. De esa época tenemos Los Pinos en el mismo centro de Pozo Estrecho, o casa de Daniel Segura, cuyo abuelo la compró al minero Aguirre. Sí, el propietario del palacio Aguirre.
En El Algar vemos la Casa Rubio (1895), restaurada hace años por una escuela taller y que la asociación de vecinos reclama que sea usada por las distintas asociaciones y colectivos del pueblo. Y el Teatro Circo Apolo, destinado a hacernos felices con una programación estable durante todo el año, a cargo de la empresa La Pecera y los voluntarios de la asociación socio cultural del Apolo.
Liga de los Vecinos
Junto a todas estas edificaciones y otras muchas se levantarán molinetas americanas, se organizarán sindicatos de riegos y de todo tipo para que los agricultores accedan más fácilmente a maquinarias, abonos, plaguicidas y crédito más barato. De 1908 a 1940 funcionará el Banco Agrícola de Cartagena, fundado por Cámara Agrícola y la Liga de los Vecinos del Campo. Entre sus fundadores, Alfonso Apolinario Carrión Inglés, farmaceútico de Pozo Estrecho; Diego González, propietario de la Vitivinícola de Miranda; Alfonso Carrión García o Trinidad Conesa Espín, quien edificó lo que hoy es la Casa del Folclore de La Palma y una gran tienda, cuyo espacio ocupó muchos años después el afamado bar restaurante Felipe.
Los propios agricultores pusieron en marcha sus instituciones de crédito para financiar la actividad agraria, siguiendo el ejemplo de la Sociedad Musical Santa Cecilia de Pozo Estrecho, fundada en 1893, que constituirá la Caja de Ahorros Rural de esa población. En el libro de actas se recoge que el 50% del dinero obtenido de las actuaciones y cuotas de socios irá destinado a la financiación de la agricultura. Todos estos cambios los ha estudiado muy bien Cándido Román Cervantes, en sus obras y artículos.
La innovadora Liga de los Vecinos del Campo se unirá a los comerciantes de la ciudad, agrupados en la Federación Gremial, para crear el Bloque Cartagenero de Izquierdas, un partido de centro izquierda o izquierda burguesa, destacando entre sus líderes el abogado José García Vaso. Será una fuerza hegemónica de la política municipal entre 1909 y 1923, creando en el año 1918 las Juntas de Vecinos en las diputaciones rurales «para que la administración municipal llegue a todos de forma equitativa». Las Juntas propondrán el nombramiento de alcaldes pedáneos, celadores, serenos, peones, realizarán propuestas de obras y servicios, ejerciendo vigilancia sobre los impuestos. No hay nada nuevo, solo lo olvidado.
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