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Un año y medio después de la contestada llegada de María Isabel Campuzano a la sede de la avenida de La Fama, la consejera de ... Educación no ha logrado estrechar sus vínculos y relaciones con los representantes de la escuela pública (la 'marea verde'), que echan de menos una relación más fluida con la primera responsable de la enseñanza en la Región. Superados los recelos y resquemores iniciales por la designación -en abril de 2021-, de la entonces diputada expulsada de Vox tras entregar su voto para hacer fracasar la moción de censura planteada por PSOE y Ciudadanos, Campuzano sigue sin conectar con sindicatos, padres y algunos directivos de los centros educativos públicos de la Región, que le reprochan la escasa atención personal que ha dedicado a atender las demandas de sus representantes y portavoces.
La movilizada comunidad escolar, crítica e inconformista casi por naturaleza, que ha retomado sus protestas semanales contra los recortes, le reprocha a Campuzano la distancia, y lamenta las pocas ocasiones de encuentro que ha propiciado. «Gestiona cuestiones que nos atañen de espaldas a las familias, y ya no es solo que no nos reciba, que tampoco; es que no tenemos respuesta a ninguna de nuestras reivindicaciones, que son siempre en favor de la educación pública», lamenta la presidenta de la Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (FAPA), Marisa Maldonado.
Vivió como un agravio a la entidad que representa que «ni siquiera se dignara a asistir a las jornadas de salud mental que celebramos en Archena; son cuestiones que deben estar por encima de todo». Idéntica sensación tiene la presidenta de la confederación de asociaciones de padres Confapa, Ana del Amo. «La puerta de su despacho ha estado siempre cerrada para nosotros. Le hemos pedido muchas reuniones y enviado escritos, pero sin respuesta».
Como otras entidades de enseñanza, las dos agrupaciones de asociaciones de padres han encontrado otro canal de comunicación directo con la Consejería: los tres directores generales, en quienes buena parte de la comunidad educación descarga la gestión desde hace año y medio. El director general de Centros Educativos e Infraestructuras, Jesús Pellicer Martínez; el de Recursos Humanos, Planificación Educativa y Evaluación, Víctor Javier Marín; y el de Formación Profesional e Innovación, Juan García Iborra, son también los interlocutores habituales de los sindicatos y asociaciones de directivos, quienes ya se han acostumbrado a despachar sus asuntos con ellos. «Todo lo vemos con ellos. Aun cuando la consejera participa, que lo hace poco, en alguna junta de personal, quienes hablan son ellos», asegura Juan Antonio Martínez Robles, secretario de Acción Social de ANPE.
En SIDI son más taxativos: «Campuzano ha delegado por completo en los directores generales: la relación con la consejera es directamente inexistente», denuncia Luis Alberto Prieto, presidente del sindicato y de la Junta de Personal Docente. La queja es unánime en el resto de sindicatos de enseñanza. Todos echan en falta una relación directa con la consejera de Educación que, insisten, «sí hemos tenido siempre con los anteriores consejeros. Con Esperanza Moreno sí nos reuníamos con frecuencia, había contacto, diálogo», resume Prieto.
Las comparecencias públicas de la consejera han revivido en las últimas semanas con el inicio de curso y alguna presentación, pero los sindicatos y directivos critican que su presencia no sea habitual en mesas de negociación y sectoriales donde abordan, lamentan, cuestiones de peso. Ese trabajo suele recaer en los directores generales porque, consideran en la Consejería, tiene un componente más técnico.
«Lo importante es solucionar los problemas lo antes posible, no las fotos. Es otro estilo de funcionar, con más trabajo y menos pólvora», aseguran desde el gabinete de la consejera, donde repasan sus encuentros esta misma semana con la asociación de familias por la inclusión, los equipos directivos de los dos institutos de Águilas y la firma de un convenio con la Caixa Proinfancia. La pasada semana también celebró actos públicos en la Escuela Oficial de Idiomas y en la Superior de Arte Dramático.
Más allá de la primera reunión de presentación, los representantes de la Asociación de Directores de Educación Secundaria tampoco han encontrado en María Isabel Campuzano una interlocución fluida. «Ni siquiera ha asistido este curso a la comisión regional de directores; toda la relación que tenemos es a a través de los directores generales», coincide la presidenta de Ades, Isabel Saturno. En la asociación de directores de Infantil y Primaria se sienten más escuchados y atendidos, pero también suelen despachar con los directores generales.
La sintonía de la consejera con los representantes de la concertada es mayor. En la Confederación Católica de Padres de Alumnos (Concapa) se sienten escuchados por Campuzano, y aunque la relación es «muy cordial», la mayoría de las cuestiones las tratan también con los directores generales. «Lo entendemos como algo natural; cuando ha sido necesario por las circunstancias nos hemos visto con ella, pero es normal que otras cuestiones las veamos con los especialistas en el tema», defiende Alberto González Costea, presidente de Concapa.
También hay entendimiento con la Unión de Cooperativas de Enseñanza de la Región (Ucoerm), cuyo presidente, Juan Antonio Pedreño, está satisfecho con el grado de entendimiento alcanzado. «La relación es buena y fluida. Estamos trabajando en cuestiones relacionadas por la reforma laboral de forma directa, y los encuentros están resultando muy satisfactorios», defiende Pedreño.
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