El cambio climático, la escasez de agua y las restricciones desplazan cultivos a otras regiones

Coinciden en que crecen las empresas del sector que buscan otras latitudes debido a las consecuencias del cambio climático, a la escasez de recursos hídricos en la cuenca del Segura y también a los compromisos comerciales que deben cumplir con los clientes. El traslado de producciones también va en aumento en las comarcas del Noreste y del Altiplano, donde existen menos restricciones para el regadío y las temperaturas, cada vez más suaves, facilitan las producciones hortícolas.

Hasta allí se están trasladando también empresas del Campo de Cartagena que ven limitada sus producciones y el número de cosechas debido a las medidas cautelares para proteger los acuíferos y el Mar Menor. Este proceso existe desde hace tiempo, pero se ha acentuado en los últimos años.

Dentro de la consideración que tiene el agua como factor limitante, la paradoja es que la Comunidad de Castilla-La Mancha, cuyo gobierno quiere eliminar los trasvase para el regadío del Levante, está experimentando la llegada cada vez mayor de productores hortofrutícolas de la Región de Murcia que dependen en gran parte de los recursos del acueducto Tajo-Segura, el cual sufrirá un recorte gradual los próximos años. En la comunidad limítrofe encuentran toda el agua que necesitan, aunque no es del Trasvase, sino de los acuíferos y de las aportaciones del Tajo, Guadiana y Júcar, según la zonas donde se están desviando las producciones.

La franja de los 500 kilómetros amplía el campo de juego del sector hortofrutícola, que mantiene su baluarte en la Región de Murcia, pero que se ve obligado a expandirse y desplazar producciones a otras latitudes. Las empresas tienen que «moverse para sobrevivir», apunta Juan Marín. «Como yo, lo hacen otros productores». Argumenta que ese traslado de cultivos «es una realidad» debido principalmente a la escasez de agua. Su empresa, el Grupo Cricket de Lorca, se expande principalmente en Albacete y Extremadura, y en ocasiones en la provincia de Sevilla.

Habitualmente se alquilan tierras con suficientes concesiones de agua, con grandes extensiones que en algunos casos se dedicaban antes al cereal. «Donde más nos movemos es a partir de Tobarra, en Chinchilla, La Roda y Pozohondo, próximas a Albacete. Nos desplazamos a unos 200 kilómetros de Castilla-La Mancha y llevamos allí parte de las producciones», apostilla.

Se trata principalmente de brócoli, coliflor y coles, las hortalizas de la familia de las brásicas, ya que son variedades más resistentes al frío. La disponibilidad de agua y las temperaturas de estas zonas, que cada vez son menos gélidas en grados y duración debido al cambio climático, permiten deslocalizar producciones, hacer mayores rotaciones y, por lo tanto, sacar más cosechas de temporada. «Tiene su riesgo, ya que no dejan de ser zonas frías, pero con el cambio climático existen menos oscilaciones térmicas», apunta Marín, quien destaca que se está plantando lechuga en el municipio de Chinchilla, algo imposible hace años en una zona tradicionalmente muy fría.

Joaquín Gómez, presidente de Apoexpa, la Asociación de Productores y Exportadores de Frutas, Uva de Mesa y Otros Productos Agrarios, atribuye en gran medida al cambio climático el hecho de que empresas del sector busquen otras zonas para asegurar sus producciones y expandirse. «El clima exige buscar zonas que ahora son menos frías que antes, ya que el calor es un serio problema para variedades de frutas y hortalizas que necesitan sus horas de frío», explica.

Pone como ejemplos las producciones que se han deslocalizado en la zona de Cancarix, limítrofe con la Región de Murcia, con explotaciones de uva de mesa bajo plásticos. Allí están operando importantes firmas murcianas desde hace cuatro años. Lo mismo sucede en Agramón y Las Minas con la fruta de hueso. Asimismo, el Noroeste también acoge cultivos que antes tenían dificultades debido a las temperaturas, al igual que algunas áreas limítrofes de la provincia de Granada. Joaquín Gómez apunta que algunas variedades necesitan en determinados momentos de sus procesos temperaturas por debajo de los 5 grados, lo cual es difícil de encontrar en zonas tradicionales de la Región.

Empresas murcianas también cultivan uva de mesa en Extremadura y, en menor medida, frutales de hueso en Lérida. Gómez pone el acento en que está aumentando la producción propia de albaricoque en Aragón, donde este cultivo funciona mejor desde el punto de vista agronómico debido al clima, y no descarta que dé una sorpresa a la Región de Murcia, que lidera la producción y comercialización de este producto.

Indica que grandes compañías vinculadas a Apoexpa tienen que completar sus producciones en otros lugares, donde compran o alquilan los terrenos necesarios, que cuentan con suficientes dotaciones de agua. En este sentido, el dirigente de Apoexpa apuesta por agilizar los intercambios de derechos de agua entre usuarios, considerando sobre todo los efectos del cambio climático. Subraya que, pese a la deslocalización, el sector de fruta de hueso y uva de la Región lidera la parte más atractiva de la campaña, entre abril y junio.

El presidente de Proexport, Mariano Zapata, atribuye a la falta de agua el traslado de «bastantes producciones» murcianas a Castilla-La Mancha, a algunas zonas de Granada y al centro y norte de la provincia de Alicante. Añade asimismo que el cambio climático hace que se registren temperaturas favorables para cultivos hortícolas en otras zonas. «Desde Hellín hasta más arriba de Albacete hay muchas fincas en manos de productores murcianos, donde existe mayor seguridad de agua». Sostiene asimismo que las restricciones a la agricultura en el Campo de Cartagena y la conversión de 5.000 hectáreas al secano están favoreciendo ese traslado.

Esto acarrea a su juicio otras consecuencias: «En el Pilar de la Horadada, el precio medio del terreno agrícola es tres veces superior al de la Región de Murcia; no hay derecho a que se esté perdiendo valor patrimonial».

El secretario general de UPA, Marcos Alarcón, considera que, además del agua, las restricciones en el Campo de Cartagena hacen que se deslocalicen más cultivos de esta zona. Considera que hay que «adaptar la normativa» para evitar que ese traslado vaya en aumento.

En el caso del limón, la zona de cultivo está muy delimitada desde la Vega Baja hasta Málaga por cuestiones de clima y suelo, indica el director general de Ailimpo, José Antonio García. «Sí hemos observado en los últimos ocho años el desarrollo de nuevas fincas de limón en Almería, donde hay más garantías de agua y mayor economía de escala en fincas de 50 a 100 hectáreas». García subraya que el limón sigue muy arraigado en la Región.