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'Heptágono' baja la rampa del camión policial preparado para el traslado de animales que lo transporta con un trote regio. El caballo, un pura raza española de color blanco, inicia el paso ante la expectación que despierta entre las personas que en ese momento transitan por el jardín del Malecón. No hay nadie que no gire el cuello y clave la mirada admirando al majestuoso animal.
Tras él descienden sus tres compañeros: 'Negligente' y 'Pecuaria' –dos caballos andaluces de siete y cinco años– y 'Pomo', un enorme equino de 600 kilos de peso de raza española y de deporte. «Le tendrían que haber llamado 'Moisés' porque, como el profeta que separó el Mar Rojo, este abre él solo las masas de gente en dos», bromea su jinete, un agente de la Unidad de Caballería de la Policía Nacional.
Desde la pasada semana, un equipo formado por seis caballos y seis agentes patrulla las calles del centro de Murcia con motivo de la celebración de la feria. Estarán en la capital hasta el próximo domingo 19 de septiembre, cuando regresarán al centro policial de cortijo de Cuarto en Sevilla, de donde proceden.
Mientras, realizarán labores de prevención de la delincuencia, junto con indicativos de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), y vigilancia y control de accesos en aquellas zonas de Murcia donde hay mayores aglomeraciones de gente. No en vano, esta unidad del Cuerpo Nacional de Policía está especializada en esa tarea. «Cada caballo tiene el poder disuasorio de veinte agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP), conocidos como antidisturbios», explica el oficial Vergara. La imponente presencia de un animal de estas características, capaz de convencer a cualquiera para que abandone una actitud violenta, los convierten en piezas fundamentales en eventos multitudinarios y conflictivos, como en grandes conciertos o partidos de fútbol de alto riesgo.
«Una de las particularidades de Caballería es que nuestra posición elevada nos permite tener una mejor observación del entorno, a la vez que somos un punto de referencia. En una nube de personas, nos puede ver hasta el último de la fila, con lo que ganamos en presencia», indica el jinete policial.
Otra característica que tiene la policía montada es la gran capacidad que tiene el binomio jinete-caballo para mover a las masas. «Con diez caballos podemos manejar a mil personas. Dependiendo de las necesidades del operativo, podemos partirlas en varias filas o embolsarlas, como ocurre cuando hacemos el traslado de una afición hacia un estadio de fútbol». En esas situaciones tensas, el agente va equipado con casco, un chaleco antibalas o antitrauma, dependiendo de la situación. Al caballo se le cubre la cabeza con una careta y le colocan unos protectores en las patas.
Para conseguir que un caballo mantenga la calma en situaciones de máximo estrés y violencia, los animales reciben un entrenamiento específico desde que son potros. Ya, con cinco años, comienza el adiestramiento operativo que incluye, entre otros ejercicios, el pasarle banderas por la cara al animal para que se acostumbre a la tela. «Es algo que se van a encontrar en los dispositivos de los partidos de fútbol».
En ese contexto de hostilidad previo a grandes eventos deportivos, tanto las bengalas como los petardos son habituales. Por ello, también se utilizan botes de humo y bolas de esponja, que simulan las piedras que pueden recibir con una multitud hostil. Para los estruendos de la pirotecnia, se reproduce el sonido con disparos de salvas al aire con escopetas. «Todo el entrenamiento debe ser lo más real posible, porque la serenidad del animal en medio del caos es fundamental, para su seguridad y para la mía», concluye el policía.
Las Unidades de Caballería tienen sus orígenes en la Real Orden de 1 de septiembre de 1825, por la que se creó un Regimiento de Caballería denominado Celadores Reales, para «evitar los robos y tropelías que en su caso se ejecutaran», tal y como indicaba el texto. Diversos acontecimientos en los siglos XIX y XX impulsaron reorganizaciones y, a principios de 1940, nació la Agrupación de Escuadrones de Caballería del Cuerpo de Policía Armada y de Tráfico. Tras la reunificación de los Cuerpos Policiales en 1986, quedó dentro del Cuerpo Nacional de Policía, integrada en el área de seguridad ciudadana. En la actualidad, se encuentran en las comisarías de Madrid, Sevilla y Valencia, aunque se desplazan a cualquier punto de España para apoyar en labores de seguridad y orden público, como ocurre estos días durante la Feria de Murcia.
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