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Su dilatada experiencia en la dirección de empresas de diversos sectores le permite ver hacia dónde va el mundo. Bruno Dureux Parize (Villefranche, 1959) ... acaba de publicar 'Cómo ganar dinero invirtiendo en startups y no morir en el intento', continuación de otro libro del mismo tenor sobre las pymes. Como CEO de Innoventures Capital, especializada en 'startups', gestiona un club de inversión formado por veinte profesionales y empresarios. También asesora a UCAM Hitech, a la vez que dirige en Murcia la Asociación Española de Mentoring. Es socio y presidente de Embargos a lo Bestia, que ya cuenta con 27 tiendas en España, y alerta del empobrecimiento general de la clase media. Dureux, que también gestionó el Círculo de Economía y ENAE, ofrece claves sobre la transformación del mundo de la empresa y la economía, azuzado por la inteligencia artificial.
–Su nuevo libro invita a invertir en las 'startups'. ¿Es una nueva mina para inversores?
–Está centrado en inversores, y también es interesante para emprendedores. Hace cinco años escribí un libro sobre cómo gestionar una pyme y no morir en el intento, en el que hablaba de mi experiencia en la gestión de empresas. Ahora me dedico más profesionalmente al mundo de las 'startups'. He invertido en veinte 'startups' en los últimos diez años con mi socio, y a través de Innoventures Capital también asesoramos a estas empresas en la parte de mentoría. El problema de muchos emprendedores es que tienen un perfil tecnológico, pero carecen de experiencia empresarial y financiera. Les ayudamos, digamos, a cubrir ese 'gap'.
–¿Cómo está el mundo de las 'startups' en la Región?
–Hay un medio llamado El Referente en el mundo de las 'startups' que sitúa a la Región de Murcia como la sexta por número de 'startups' tecnológicas a nivel nacional. Está bastante bien posicionada. Tiene que ver con el hecho de contar con tres universidades, que hace que salgan bastantes emprendedores con formaciones técnicas.
–¿Están involucradas y orientadas las tres universidades hacia ese campo, o queda por hacer?
–Todavía hay mucho por hacer, aunque están acercándose al mundo del emprendimiento. Por ejemplo, UCAM Hitech es un centro de alto rendimiento, en el que yo colaboro, para emprendedores en salud, alimentación y deporte. Son los primeros que han montado un centro específico. Pero el gran reto del emprendimiento en España, no solo en Murcia, es que tenemos mucho más talento que los proyectos que surgen. Tenemos varios problemas, y uno de ellos es que los profesores de universidad no tienen en general esa vocación, y el sistema tampoco favorece que monten empresas. La carrera profesional en las universidades valora las publicaciones, y no valora tanto que tú montes una empresa. Es muy difícil. Se está intentando cambiar, pero todavía cuesta mucho. También pasa, y es lógico, que la vocación de un catedrático de universidad es la de ser investigador, no ser empresario. Hay casos de catedráticos que han dado un salto con éxito, pero lo normal es que no funcione. Hay que buscar sistemas que conecten a ese investigador o catedrático con emprendedores que lancen y gestionen el proyecto.
–Es una respuesta creativa que suscita otras preguntas. ¿Los vectores con más futuro en el mundo de las 'startups' son salud, alimentación y deporte?
–En el caso de la Región de Murcia, la alimentación es una obviedad.También hay mucha inquietud con la salud, y en el caso de la UCAM es notoria su vinculación con el deporte. Claramente estamos más posicionados en todo lo que tiene que ver con la agricultura y la alimentación, ya que tenemos un tejido empresarial que lo favorece. En general, las empresas de estos sectores deben estar abiertas a colaborar con 'startups' para hacer lo que llamados innovación abierta, y no mirarse solo el ombligo.
–¿Cómo definiría el actual modelo universitario?
–Para mí es un modelo poco flexible. Al final quienes crean empresas son los alumnos, pero no los investigadores, que no es lo mismo. Hay mucho talento que se queda en la universidad, que no sale de ahí. Existen proyectos de transferencias a empresas, pero a veces me da pena que, de una investigación muy potente, al final se beneficien las grandes multinacionales, en vez de montar una empresa propia para desarrollarlo. Por eso digo que va a ser muy difícil transformar a investigadores en empresarios. Pero es lógico, porque un señor que ha realizado una carrera universitaria no lo ha hecho pensado en hacerse empresario. Hay algunos casos de éxito que sorprendentemente funcionan, pero la solución para mí está en buscar emprendedores que sean los que gestionen esos proyectos.
– Aludiendo a su anterior libro, ¿aún mueren muchos en el intento de gestionar una pyme?
–Sí, pero menos que a la hora de gestionar una 'startup'. Hay muchos más emprendedores, porque las pymes, una vez que consiguen cierto nivel se mantienen. Las estadísticas indican que de cada diez 'startups' solo dos consiguen escalar y sobrevivir. El resto se queda por el camino.
–¿Cómo retener el talento y que no se escape de la Región?
–Una forma es precisamente fomentar la creación de empresas. Hay mucha gente que sale fuera, y a la vez existen posibilidades de traer ese talento que ha salido fuera, que sería lo ideal.
–Hay nichos de empleo que no se cubren. Los empresarios se quejan de las dificultades para contratar determinados perfiles profesionales, desde tecnólogos a conductores.
–Es mucho más rápido el cambio que se está produciendo que la capacidad de reacción normativa. Al final, vamos como detrás de la zanahoria. Las universidades intentan adaptarse a lo que demandan los tiempos, pero esto va tan deprisa... Como la inteligencia artificial, que nos ha pasado por encima a todos en un año. Es un fenómeno que nos va a cambiar la vida a todos. El problema es la agilidad, la capacidad de respuesta.
–¿Percibe una cierta obsesión de las empresas en general por aplicar la inteligencia artificial?
–Sí. Ahora mismo hay muchos programas nacionales. Nosotros por ejemplo somos consultores de Kit Consulting, una herramienta que ha sacado el Gobierno para digitalizar la empresa y en especial para la utilización de la inteligencia artificial. Estamos colaborando con expertos de inteligencia artificial para incorporar a las empresas. De hecho, la próxima semana damos una charla en la Fremm. Creo, sinceramente, que esto supone un cambio tan brutal del que no somos conscientes todavía. O las empresas se adaptan rápidamente a esto, o las primeras que sean capaces de hacerlo se van a comer a las demás. La inteligencia artificial supone un cambio todavía mayor que el de la digitalización. A nivel de productividad, es enorme las cosas que es capaz de hacer.
–¿La inteligencia artificial destruye más empleos de los que crea? ¿Cómo es la dinámica?
–Creo que probablemente va a ser muy destructora de empleo, porque será muy difícil que podamos reemplazar esos empleos a corto plazo. En mi opinión, va a eliminar muchísimos trabajos. Lo que hacía la digitalización es quitar en mano de obra digamos que barata, ligada a la automatización, y a los de cuello blanco no les afectaba. Pero ahora, es que esto arrasa con todo.
– Habrá otros nichos de empleo con los negocios que se generen...
–Hay que inventar nuevos negocios, pero mi impresión es que va a generar una crisis importante en los próximos años. Los efectos de la inteligencia artificial sobre el empleo van a ser muy directos, van muy deprisa y habrá un 'gap'... Al final probablemente iremos al famoso sueño de una sociedad en la que el empleo, el trabajo, se reduzca, ¿no? y que tengamos más tiempo para vivir.
–Eso me lleva a preguntarle por las propuestas sobre la jornada laboral de cuatro días a la semana, o la reducción de jornada a 37,5 horas, en pleno debate.
–Estoy de acuerdo en que vamos a tender a eso. Antes o después tendrá que llegar porque no habrá trabajo; es decir, vamos a ser muy productivos trabajando mucho menos, por lo tanto, lo que tenemos que hacer es trabajar menos. Pero vivimos en un mundo global. El catedrático Andrés Pedreño, que fue pionero montando un centro de inteligencia artificial en Alicante, me recomendó un libro de un chino que trabaja en Stanford y que habla de cómo China está entrando en la inteligencia artificial. Los chinos, que van por delante de los norteamericanos, trabajan diez veces más que nosotros. Hacen lo contrario, con lo cual cada vez nos van a ir quitando parte del pastel. Entonces, o lo hacemos todos, o habrá ganadores y perdedores. Europa se quedará como el sitio del turismo y la cultura, pero cada vez seremos menos competitivos comparados con esta gente, que trabajan más, y que generan diez veces más patentes de inteligencia artificial que los europeos.
–¿Cree que el programa de Mario Draghi ayudará a nivelar esta situación en la UE?
–El programa Draghi es el primero que da en la diana, ¿pero eso quiere decir que le vayan a hacer caso? La verdad es que ha impactado por la claridad del mensaje y porque ese es el camino, pero tenemos una Europa que está muy regulada, donde cada decisión pasa por muchísimas discusiones y tiempo. Por muy buenas intenciones que tenga Draghi, la impresión es que puede ser hasta otro brindis al sol si no se afronta en toda su intensidad.
–¿Hay que reducir la regulación en la Unión Europea?
–Sí. El problema es que encorseta. Si tienes un competidor enfrente sin esa regulación, y tú cada vez está regulando más, al final te estás quedando atrás. Hay cosas que regular, pero en Europa tenemos la tendencia de regularlo todo, y mientras tanto los chinos y los americanos nos pasan por todos lados porque no están tan regulados. Nosotros estamos ahí encantados, mirándonos al ombligo, pero estamos perdiendo la carrera.
–¿Cuál es su foto del mundo empresarial de la Región?
–Tenemos muchísimo talento empresarial. Hay empresas que probablemente no sean muy conocidas, pero que crecen mucho y son referentes. Hace años tuve una reunión con un fondo de inversión en Madrid, y cuando comenté que era de Murcia, me dijeron: '¿Sabes cómo llamamos a Murcia? El Silicon Valley español'. O sea, que aparte del mundo 'startup', tenemos muchísimas empresas. No hay más que ver cómo se están vendiendo un montón de empresas punteras a fondos de inversión. En el mundo empresarial tienen mejor opinión de Murcia fuera de Murcia de la que tenemos nosotros mismos. A nivel global, creo que el mayor problema de la Región es el tamaño. Pesamos poco a nivel político e institucional. Sin embargo a nivel empresarial hay una riqueza que tiene que ver con el perfil emprendedor del murciano. Siempre pongo un ejemplo: Si te vas a cualquier sitio del mundo, te vas a encontrar a una empresa o a un tío de Murcia vendiendo, aunque no sepa inglés. Eso es innato y tiene relación con ese espíritu fenicio, o como queramos llamarlo.
–¿Y el relevo generacional?
–Las nuevas generaciones están creando otra hornada de empresarios y emprendedores. Algunos de primera generación, que están creciendo ahora, y otros de segunda generación, todos con una formación, cosa que no pasaba hace unos años. Antes incorporaban al hijo a la empresa con 18 años, sin tener el talento ni la inteligencia del padre. Y al final se acababa cargando el negocio. Ahora los padres han aprendido y mandan a sus hijos a estudiar y trabajar fuera, y luego vuelven aportando cosas diferentes. Soy positivo en ese sentido; estamos en una nueva era en Murcia. Algunos pertenecen a segundas o terceras generaciones, como sucede en AMC. Lo que está haciendo en innovación es brutal. Me quito el sombrero porque hay muchos empresarios de ese tipo.
–¿Existe suficiente apoyo institucional a los emprendedores?
–De todas las agencias de desarrollo local que hay en España, probablemente el Instituto de Fomento de la Región sea el que más ayuda y apoyo ofrece. Dicho por emprendedores de otras regiones. Está muy volcado y pegado al terreno. Incluso algunos vienen a montar su empresa aquí. Lo que ocurre es que hay proyectos de emprendedores que están muy bien, pero que no terminan de crecer por falta de recursos. Una 'startup' necesita muchos recursos para crecer; hasta que no se alcanza cierto tamaño grande, no entran los grandes fondos a invertir. He vivido diversos casos.
–¿Girando el foco, cómo ve la Región a nivel macroeconómico?
–Estamos muy endeudados, lo cual tiene que ver con un problema de capacidad e influencia histórica que hace que Murcia haya estado maltratada, como otras, pero especialmente. Cambiar eso es muy complicado, porque ¿cómo le quitas a otros para darle a Murcia? Y ahora con el tema catalán, mucho más. Es un tema complejo porque el propio tamaño de la Región no facilita que podamos salir de eso, ya que no tenemos un peso suficiente como para dar un golpe en la mesa y decir aquí estamos. Esa es la realidad.
–¿Considera acertada la continua bajada de impuestos por parte del Gobierno regional?
–Lo veo positivo. Soy un liberal, y lo que hay que hacer es generar actividad, porque al final aporta recursos, beneficios e impuestos. Esa riqueza vuelve. Hay que darle herramientas a los empresarios para poder competir.
–Infraestructuras de transporte son claves. ¿Cómo lo percibe el mundo empresarial?
–Avanzamos a un ritmo muy lento. Resido en Altorreal y se puede imaginar lo mucho que se tarda en ir y volver a Murcia. La famosa circunvalación del Arco Norte lleva años esperando. Cuando vas a tomar el AVE no encuentras sitio para dejar el coche porque el parking se llena a menudo y la estación aún no está terminada. La alta velocidad debía estar hace tiempo en la zona de Nueva Condomina y creo que nos ha perjudicado esa manía de meterlo en el centro de la ciudad. Es verdad que hemos mejorado y hay más servicios y trenes por la competencia, que ayuda a espabilar. Pero la sensación es que vamos un poco rezagados, y creo que también tiene que ver con nuestro tamaño. Ha pasado con todos los políticos que ha habido. No hemos sido capaces de poner en valor porque somos una Región de poco peso.
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