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Doctor en Ciencias Químicas por la Universidad de Murcia y catedrático de Química Física en la extremeña, Antonio Hidalgo García (Murcia, 1962) es rector desde hace dos años de la Universidad de Extremadura. Discípulo del catedrático murciano Alberto Requena, su «jefe», Hidalgo ha logrado ... ofrecer a sus estudiantes la bonificación de las tasas de asignaturas aprobadas y contener el descenso de alumnos que la institución acusaba.
–¿Qué caminos le han llevado desde Puente Tocinos al rectorado de la Universidad de Extremadura?
–Llevo ya 33 años en la Universidad de Extremadura, la vida me ha ido llevando. Dos años después de doctorarme con Alberto Requena, que siempre será 'mi jefe', había una plaza en Extremadura, y en Murcia no había expectativa de nada. La gané y allí me fui. Desde 2003 estuve de vicerrector de Profesorado hasta 2011. Sorprendentemente la gente me preguntaba que por qué no me presentaba a rector. '¿Tú me has visto a mí de rector?', contestaba yo. Digamos que soy poco institucional.
–¿Cree que le sobra boato a la universidad?
–Mi antecesor prestaba mucha atención a la imagen; yo soy más de estar en casa y arreglar los problemas, de subirme las mangas y meterme a trabajar.
–Le ha tocado gestionar la Universidad en plena pandemia. ¿Como ha ido el reto?
–En Extremadura ha ido razonablemente bien. El 'shock' fue el 14 de marzo, cuando se suspendieron las actividades docentes y presenciales. Como todas las universidades, éramos un trasatlántico de envergadura, y teníamos los campus virtuales que utilizábamos como botes salvavidas de apoyo, para complementar la docencia, y que se convirtieron en la única forma de navegar y de seguir a flote. Tuvimos que saltar a los botes y tratar de seguir impartiendo docencia virtual. Se consiguió seguir adelante.
–La emergencia ha traído fórmulas de enseñanza que, probablemente, hayan venido para quedarse.
–Ahora estamos mejor preparados, se han hecho cursos de formación. Hay que entender que entre 2.000 profesores hay bagajes muy diferentes. El reto más importante fue cambiar el formato de examen. Se hizo un esfuerzo tremendo para que el examen final no supusiera más del 50% de la calificación. Se ha hecho un esfuerzo muy importante por la evaluación continua. De hecho, hay docentes que ahora lo solicitan, y si quieren pueden introducir el cambio metodológico.
–Los exámenes 'online' han propiciado que muchos alumnos se copien...
–Sí, ha sido evidente. Queríamos utilizar sistemas automáticos de vídeovigilancia, pero plantearon problemas relacionados con los derechos de intimidad que reclamaban los alumnos. Ante las dudas legales lo retiramos, pero si se instaura haremos un análisis más profundo. En este cuatrimestre ya no hemos suspendido clases apenas.
–La experiencia está demostrando que los colegios y universidades no son focos de contagio...
–Se está más seguro en nuestras aulas que en la calle, y los números epidemiológicos así lo dicen. Apenas hemos tenido 350 contagios entre 25.000 personas.
–La universidad, ¿debe ser presencial?
–Una universidad como la nuestra, y otras muchas, desaparecerían en un escenario no presencial. Si los alumnos pueden estudiar un grado 'online' en la Universidad de Harvard, está claro que lo la van a preferir a la Universidad de Extremadura. Nuestro atractivo es la presencialidad.
- «Soy poco institucional; soy más de subirme las mangas y meterme a trabajar»
- «La pandemia nos obligó a saltar del trasatlántico a los botes salvavidas para seguir a flote»
- «Se está más seguro en nuestras aulas que en la calle; los datos epidemiológicos así lo dicen»
- «Somos muy, muy paternalistas con los alumnos, como la sociedad; no educamos»
- «El nuevo decreto de universidades se encontrará con el resquemor de las privadas»
–Como todas las universidades, habrán acusado el descenso de ingresos y el incremento de gastos. ¿Cómo llevan las cuentas?
–El Gobierno prefiere que presentemos los resultados de gestión y luego nos cubre el déficit. Eso impide trabajar con cierta planificación, pero, de momento, el déficit se va cubriendo. Los ingresos son estables.
–Su universidad aplica desde hace dos cursos la bonificación del 99% de cada crédito aprobado en primera matrícula, es decir, los alumnos que aprueban, pagan menos, como en Andalucía. ¿Qué resultados les está dando?
–Se ha notado una mejora en los resultados de los alumnos. Los estudiantes empiezan a preocuparse y ven que no es lo mismo aprobar a la primera que a la segunda. Aprueban más. Además, ha supuesto un cambio de tendencia en la captación de alumnos, ya que llevábamos años perdiendo estudiantes y ahora ganamos. Extremadura, afortunada o desafortunadamente, es muy grande, y el norte de Cáceres tiene mucho más cerca y mejor comunicada Salamanca que Badajoz. A los del sur de Badajoz les queda mucho más cerca Sevilla que Cáceres. Con las nuevas tasas hemos paralizado la pérdida de matrícula. Pero ese modelo, o te lo financia la Comunidad, o no puedes hacerlo. Supone cuatro millones de euros a los que no puedes renunciar.
–¿Cree que es un sistema más equitativo?
–Prima el esfuerzo. Pero las ayudas públicas se deben asociar también a las necesidades de renta. Las dos fórmulas son necesarias.
–Casi todas las universidades están perdiendo alumnos por la caída de la natalidad. ¿Cómo enfrentan el problema?
–En el último curso hemos roto la tendencia y tenemos un incremento ligero, de 150 matrículas más, pero es que veníamos de perder 300 cada curso. Aún así, tenemos mucha competencia cerca de otras universidades.
–¿Han salido a buscar alumnos extranjeros?
–Nos movemos en China, como todos, y tenemos mucha constancia con los alumnos de Portugal. Hay un bloque importante de chicos que vienen y hacen el Bachillerato aquí.
–¿Cómo valora la gestión del ministro de Universidades, Manuel Castells? Muchos rectores han desinflado sus expectativas...
–Tendría expectativas mucha gente, pero yo ninguna, nada, nada de nada. No comparto muchas, por no decir ninguna, de las ideas que propone y de las reformas que intenta. Sí que son reformas necesarias, pero las soluciones que plantea las veo condicionadas a la visión de solo algunas universidades, y no a una visión generalista de la universidad española.
–¿Qué le parece el decreto de creación y acreditación de universidades que ha planteado?
–Se va a encontrar con el resquemor de las privadas. A nosotros no nos preocupa la evaluación, tenemos todo acreditado por la Aneca.
–¿Qué le parece que se les exija a todas que el 60% del profesorado acredite sexenios de investigación?
–Se les debe exigir a todas que sean serias, que tengan programas de doctorado, investigación... si solo montas grados es muy fácil. Uno de los títulos más demandados es el máster de formación de Profesorado. Por ley, solo pueden hacerlo en versión 'online' las privadas. Nosotros ofrecemos 400 plazas, que es el máximo al que podemos llegar con calidad. Pero tenemos a la Unir de La Rioja, que se está haciendo de oro a base de ese máster: creo que hasta iba a salir a bolsa.
–¿Cree que hay que poner coto a las privadas?
–Todos debemos jugar con las mismas reglas del juego. Si queremos implantar un MBA podríamos contratar al presidente del Banco Mundial, pero como institución pública lo tendríamos muy complicado con nuestros modelos de contratos. No podemos crear contratos honoríficos, como hacen otros.
–Están afianzando la vía del mecenazgo, con el patrocinio de cátedras... Hay voces críticas con la entrada de dinero privado a la universidad pública...
–Todo lo que sea recaudar dinero, me parece noble, y más con cátedras de patrocinio, que van ligadas a objetivos muy claros, que deben ser del interés tanto para la universidad como para la empresa que pone el dinero. Tenemos cátedras en nuevas tecnologías, desarrollo agrario...
–Propone diseñar grados más versátiles para aumentar la empleabilidad. ¿Ve factible dejar 40 créditos de un grado a elección del estudiante?
–Estamos demasiado anclados con la Aneca. El sistema americano te permite hacer créditos obligatorios y el resto es responsabilidad de los alumnos, ellos son los dueños de su futuro. Puedes ser 'major' en Química con un 'minor' en Literatura Española, y sabes todo lo que tienes que saber de Química. Pero con las condiciones actuales de Aneca, el título queda cerrado. De 240 créditos, puedes dedicar 200 a Química, y el resto a lo que quieras, es su vida y es su formación. Pero es muy complejo llevarlo a la práctica.
–Han tenido también problemas con los plagios de tesis, como en muchas otras universidades. ¿Cómo los evitan?
–Hemos instalado un 'software' antiplagio. Pero es complejo. Los alumnos no tienen acceso, solo el profesorado, para evitar que el alumno copie y luego corrija con el programa antiplagio. Está funcionando, y ya hemos medido 10.000 TGM, TFM y tesis doctorales.
–¿Terminamos de creernos la trascendencia de apostar por la investigación?
–Cuesta mucho. Nosotros nos sentimos cómodos, en los 'rankings' estamos en la franjas 700-800 de Shanghai, y estamos satisfechos. Estamos volcados en obtener fondos europeos, que es lo que se dice 'ir a pescar al gran sol'.
–¿Están las universidades muy alejadas del mundo, de la calle?
–Sí y no. Los universitarios somos ciudadanos como cualquiera, pero no consigo nunca explicar por qué nos comportamos como nos comportamos. En algunos casos por tradición y en otros porque estamos obligados a comportarnos así. Los protocolos son muy rígidos para todo.
–¿Cómo ve a los alumnos de hoy?
–Somos muy, muy paternalistas con ellos, igual que la sociedad. No educamos. Casi todas las universidades somos muy paternalistas y muy conductistas todavía.
–Acepto que la media es algo mayor. Pero quien nos ataca, desde Castilla y León, no tiene en cuenta que Salamanca hace una política muy agresiva de captación de alumnos, y a la vez quiere evitar que lleguen alumnos buenos de Extremadura. Si se llevan todo el norte de Cáceres, veinte institutos, en cada uno hay un 'niño 10', y esos veinte les quitarán veinte plazas y dejarán fuera de Medicina al alumno de 9. Si Valencia 'robara' alumnos de Yecla y Jumilla, se llevaría a diez alumnos de sobresaliente, y dejaría fuera de los grados más demandados a diez de valencia. El problema es que quieren romper el distrito único: 'mi universidad es para mí'.
–Es imposible. Desde hace muchos años los contenidos dejaron de ser comunes, hay un tronco común, pero no podemos preguntar lo mismo de ninguna de las maneras. Cuando ha habido que rediseñar la Selectividad por la pandemia, se han dado cuenta de que cada comunidad tiene unos contenidos y va a un ritmo.
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