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Una participante en una jornada de la asociación Zero-Saf, que agrupa a familias de niños afectados por trastornos del espectro alcohólico fetal en la Región, se dirige a los asistentes. Javier Carrión / AGM
Beber o tomar drogas durante la gestación pone en riesgo cada año a casi 2.000 bebés en la Región de Murcia

Beber o tomar drogas durante la gestación pone en riesgo cada año a casi 2.000 bebés en la Región de Murcia

La Unidad de Salud Medioambiental de La Arrixaca cifra en un 15% el porcentaje de embarazos en los que el feto queda expuesto a estas sustancias, lo que puede derivar en trastornos del neurodesarrollo. El entorno social y familiar es fundamental en la prevención

Miércoles, 4 de septiembre 2024, 21:16

El consumo de alcohol es algo cotidiano. Más de la mitad de las mujeres en edad fértil beben de forma más o menos habitual, según el último informe sobre Alcohol y Drogas en España (Edades). La gran mayoría interrumpen este hábito cuando se quedan embarazadas o sospechan que pueden estarlo, conscientes de los efectos perjudiciales que el consumo puede tener sobre el feto. Pero no siempre ocurre así. En algunos casos, se mantiene la falsa idea de que tomar una cerveza o una copa de vino de manera esporádica no representa un peligro. En otros, la madre ha bebido cantidades importantes antes de saber que estaba embarazada.

El resultado es que en uno de cada diez embarazos, el feto ha estado expuesto al alcohol, con criterios de «alto riesgo». Si se suman otras drogas, como el cannabis, el porcentaje ronda el 15%. Son «unos 2.000 recién nacidos cada año» en la Región de Murcia. Lo advierte el jefe de la Unidad de Salud Medioambiental de La Arrixaca, Juan Antonio Ortega, en 'Órbita Teaf: el pulso de la salud planetaria', una nueva guía con la que pretende cambiar el enfoque frente a este grave problema de salud pública.

La propuesta de Ortega parte de años de experiencia en el abordaje y prevención de los trastornos del espectro alcohólico fetal (Teaf). La Unidad de Salud Medioambiental es pionera en la detección de posibles casos de Teaf antes incluso de que se produzca el parto, gracias a la llamada hoja verde. Se trata de una herramienta que permite estudiar los hábitos de los padres. En los casos en que se observa riesgo, al recién nacido se le realiza un seguimiento que se prolonga a lo largo de los años para evaluar (y prevenir) la aparición de posibles trastornos del neurodesarrollo. Todo este trabajo ha permitido concluir que en el 40% de los casos en que ha habido una exposición de riesgo al alcohol se termina desarrollando algún tipo de trastorno

Pero más allá de la experiencia de la Unidad de Salud Medioambiental, sigue habiendo un importante infradiagnóstico. Los niños llegan sin ser detectados al sistema educativo, y es ahí cuando empiezan muchas veces los problemas. «Hasta un niño en cada aula puede tener Teaf», advierte la Asociación Española de Pediatría. Estos trastornos incluyen «una gran variedad de discapacidades físicas y mentales (conducta, aprendizaje, disfunciones ejecutivas) que no siempre son fáciles de identificar al nacimiento».

La densidad de bares

Hay mucho por hacer para abordar el Teaf. Para empezar, en prevención. Un estudio coordinado por Juan Antonio Ortega permitió analizar los hábitos de vida en unas 1.800 mujeres embarazadas a las que se les había realizado el cuestionario de la 'hoja verde'. «Nos dimos cuenta de que había un consumo social de alcohol. En general, mujeres profesionales, con estudios. Son personas receptivas a los mensajes que se les pueda hacer llegar, pero no se les ha ofrecido la información suficiente», lamenta el pediatra. Se observó, también, que «el comportamiento de la pareja es un factor determinante en el consumo de alcohol, lo que subraya la necesidad de involucrar a los hombres en la atención sanitaria durante el embarazo». Asimismo, se comprobó la importancia del entorno: en las zonas con más densidad de bares, se bebía más.

El segundo reto es el abordaje de estos trastornos. En 'Órbita Teaf', Ortega plantea la creación de una red comunitaria en la que se involucren la Atención Primaria, el sistema educativo, los servicios sociales y los ayuntamientos. Pero casi todo está por hacer. «Sigue habiendo infradiagnóstico y desconocimiento. Para empezar, se diagnostican los síntomas, pero no se va a la raíz del problema», lamenta Nati Ruiz, presidenta de la asociación Zero-SAF, que agrupa a familias afectadas por estos trastornos en la Región de Murcia.

La propia Unidad de Salud Medioambiental sufre la falta de profesionales y recursos para poder impulsar la red comunitaria frente al Teaf. El programa de seguimiento a niños en riesgo de síndrome alcohólico fetal en este hospital quedó paralizado el año pasado al quedarse la Unidad sin pediatras que pudiesen encargarse de esta tarea.

Bajo el lema 'Todos somos parte del cambio', el Comité de Salud Medioambiental de la Asociación Española de Pediatría (AEP) hace un llamamiento a la implicación de todos los colectivos que pueden jugar un papel clave en el abordaje del Teaf, desde los educadores sociales a los trabajadores sociales, pasando por Salud Mental, el sistema educativo, las empresas o los terapeutas ocupacionales.

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