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Ángeles Fernández es desde el pasado mes de septiembre la decana del Colegio de Fisioterapeutas de la Región de Murcia. Desde su nueva posición reclama ... un aumento de la plantilla de profesionales en el Servicio Murciano de Salud, actualmente «deficitaria». Conoce bien el sistema público: actualmente trabaja en el Hospital Santa Lucía, en Cartagena.
–En 2016, el Colegio Oficial presentó un informe a la Consejería de Salud que advertía de la escasez de fisioterapeutas en la sanidad pública regional, y reclamaba la incorporación de más profesionales. ¿La situación ha mejorado desde entonces o se mantiene ese déficit?
–La situación es prácticamente la misma. Hay compañeros que se han sacado plaza en las dos últimas oposiciones, que había que convocar por ley. En ese sentido hemos mejorado, pero no ha habido una apuesta en sí por la fisioterapia en la sanidad pública. Ahora se van a crear 11 plazas en Atención Primaria [dentro del plan anunciado para la mejora de este nivel asistencial], pero sigue siendo insuficiente. No llegamos a las ratios adecuadas.
–Con esos 11 nuevos fisioterapeutas, ¿habrá al menos un profesional por cada uno de los centros de salud que hay en la Región?
–Con estas 11 nuevas plazas, al menos podrá haber fisioterapeutas en el área del Altiplano, por ejemplo. Ahora no hay profesional en Jumilla. Pero necesitaríamos 37 fisioterapeutas más para cubrir las 90 zonas básicas de salud de la Región. La situación sigue siendo de gran inequidad.
–La falta de profesionales en algunos centros obliga a los pacientes a trasladarse.
– Sí, y que al final haya que recurrir a Atención Especializada, a un hospital.
–¿La potenciación de la fisioterapia en Primaria sería una forma de evitar el colapso que ahora sufre la Atención Especializada?
– El fisioterapeuta de Primaria no puede ejercer en estos momentos la fisioterapia comunitaria, que es la que le corresponde, con educación y promoción de la salud. Al final se está utilizando este recurso para otra cosa, para Atención Especializada. Una de nuestras propuestas es implementar un nuevo modelo de trabajo, que se llama Afrontamiento Activo del Dolor Crónico, para ayudar a todos esos pacientes que se acumulan con problemas osteomusculares, dolores de cuello, cervicales, lumbalgia, artrosis o dolores crónicos, y que están generando un cuello de botella, sobrecargando el sistema. Pero para ese nuevo modelo tendríamos que acercarnos a una ratio de un fisioterapeuta por cada 12.000 tarjetas sanitarias. Ahora hay un profesional por cada 28.889. Habría que sumar 72 fisioterapeutas más.
–¿Cómo se desarrollaría ese nuevo modelo del que habla? ¿En qué consiste?
– Es un modelo de trabajo multidisciplinar, con psicólogos, enfermeros, médicos, nutricionistas. Se trata de cambiar el modelo y el estilo de vida, y de hacer entender que a veces el dolor no es igual a daño. Es un abordaje más holístico, que no se limita a que si te duele el cuello, te tratamos el cuello. Hay que enseñar a integrar o a interpretar ese dolor de otra forma.
–¿También se trata de prevenir? Porque muchos de esos pacientes que soportan esperas tan largas se van deteriorando.
– Claro, y algunos ni llegan. En ese tiempo de espera infinito, hay quien recurre a un fisioterapeuta de la privada.
–La espera media para una primera consulta con el médico rehabilitador es de 200 días. Es una demora enorme.
– Sí. Necesitamos una apuesta por la fisioterapia en Atención Primaria. Eso aliviaría las listas de espera en Rehabilitación, no iría tan sobrecargada.
–Los 200 días, además, son un promedio. Hay pacientes que están citados para 2024.
– Sí. En el Hospital de Cartagena, en el área 2, ha sido brutal, especialmente en las listas de espera para suelo pélvico. Hemos conseguido salvar esta situación mediante la derivación directa al fisioterapeuta de los casos más leves. Porque la lista de espera no está en el fisioterapeuta, sino en el médico rehabilitador. Es decir, que si se quiere, se puede.
–Cuando por fin el paciente llega al fisioterapeuta, después de ese cuello de botella en la consulta de Rehabilitación, ¿se le puede ofrecer la atención requerida o el volumen de trabajo es tal que hay que acortar sesiones o simplificar tratamientos?
– Se intenta hacer lo mejor posible, pero si tienes 50 pacientes en una mañana pues, obviamente, la atención se ve afectada. No todos los centros de salud ni todas las áreas funcionan igual. Hay muchas diferencias. Una de las cosas que reivindicamos es que haya un fisioterapeuta en los servicios centrales del Servicio Murciano de Salud, para que pueda coordinar a todos los fisioterapeutas de Primaria. Ahora no hay una buena coordinación, y cada centro funciona de una forma diferente.
–Estamos hablando de los problemas que presenta la sanidad pública regional pero, ¿los déficits son mayores o menores que en otras comunidades?
-Si nos comparamos con otras comunidades, puede que no seamos la que está en peor situación, pero podríamos estar mejor. En Cataluña se ha hecho una apuesta muy importante por la fisioterapia en Atención Primaria.
–¿Cómo ha repercutido el parón de la pandemia?
– Tuvo una repercusión muy negativa. Se suspendieron todos los tratamientos, y luego se reanudaron muy poco a poco. Ahora estamos en una situación similar a la de antes de la pandemia. Prácticamente hemos vuelto a la normalidad.
–¿Cuál es la situación de los fisioterapeutas en el sector privado? ¿También ellos afrontan cierto atasco por la alta demanda de tratamientos?
– En la privada, yo diría que les falta más trabajo. Hay clínicas que van bien y otras que van tirando como pueden. La pandemia ha hecho mucho daño, sobre todo a clínicas pequeñas. La gente tenía mucho miedo y el volumen de pacientes disminuyó notablemente. Muchos fisioterapeutas lo han pasado mal.
–¿Ha llegado el momento de salir a la calle a reivindicar todas estas mejoras? El Colegio estuvo presente en una reciente reunión de la Marea Blanca en la que se anunció un calendario de movilizaciones.
– A la reunión de la Marea Blanca nos invitaron, y fui. Vamos a estar donde la Fisioterapia nos necesite. Somos apolíticos, nos da igual quién gobierne, dónde tengamos que ir y con quién tengamos que hablar. Claro que sí, hay que llevar las reivindicaciones a la calle y tienen que ser los pacientes los que alcen la voz.
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