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El lucrativo negocio de la droga hizo que 'El Garrotas' pasara de agricultor a ser investigado como 'petaquero'; de estar pendiente de la recolecta de ... la temporada a estudiar el tiempo para saber si la mar estaría en buenas condiciones en los siguientes días para que sus nuevos socios recibieran el combustible alejados de la costa y esperando la 'sopa' para la lancha; de labrar la tierra con su tractor a abastecer de gasolina las 'gomas' de los narcos.
'El Garrotas' fue uno de los detenidos en la 'Operación Pandiones' que permitió a la Guardia Civil la intervención en Águilas en agosto del año pasado de cuatro barcazas que supuestamente utilizaba esta banda para abastecer de combustible a otras narcolanchas supuestamente dedicadas a colar hachís en las costas de la Región de Murcia. En total, hubo ocho detenidos miembros de una red de 'petaqueros' que manejaban más 5.000 litros de combustible intervenido.
Esta fue la última gran operación contra estos grupos de reciente aparición, cuya función en la logística de las bandas dedicadas al narcotráfico es fundamental, ya que abastecen a las narcolanchas alejadas de la costa para evitar ser aprehendidas. La última vez que alguno de estos grupos asomó la pata fue el pasado mes de enero, cuando apareció en la orilla de la playa de Puntas de Calnegre, en Lorca, una lancha de grandes dimensiones y dotada con varios motores de gran cilindrada que estaba 'preñada' de garrafas de gasolina
Junto a la lancha había también un tractor, parecido al de 'El Garrotas' que, al parecer, se habría utilizado para remolcar la embarcación por la arena.
En los últimos años, la figura del 'petaquero' ha emergido como una figura indispensable para las redes de narcotráfico e inmigración ilegal en España. Estos grupos, dedicados al transporte ilegal de combustible, abastecen a embarcaciones que operan en alta mar, facilitando la logística de las organizaciones criminales. Sin embargo, la legislación actual no tipifica esta actividad como un delito penal, lo que dificulta su persecución y genera un vacío legal que aprovechan las mafias.
El abogado Eduardo Simó, del despacho Simó Abogados, explica que la actividad de los 'petaqueros' no encaja directamente en ningún tipo penal del Código Penal español, ya que el contrabando hace referencia a la importación o exportación ilícita de mercancías sujetas a intervención administrativa, como el tabaco o las armas. «Sin embargo, el transporte ilegal de combustible no está expresamente contemplado dentro de esta figura, lo que genera un vacío legal».
Simó destaca que, en la mayoría de los casos, los agentes solo pueden recurrir a sanciones administrativas. «Para que un 'petaquero' pueda ser imputado por un delito más allá de la simple infracción administrativa, es necesario probar su implicación en una estructura criminal más amplia».
En este sentido, desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles (Augc) exponen que falta de tipificación específica hace que sea muy difícil encontrar pruebas que permitan acusar a los 'petaqueros' de pertenencia a organización criminal como cooperador necesario en los delitos de tráfico de drogas, «por lo que efectivamente es urgente una reforma penal», señala el portavoz Juan Montalbán.
Fue a partir del final de la pandemia cuando el fenómeno del 'petaqueo' creció a la sombra del refuerzo de los controles marítimos. «Ante la mayor presión policial sobre el tráfico de drogas, las organizaciones criminales han profesionalizado y diversificado sus métodos logísticos, incluyendo el abastecimiento de combustible a embarcaciones de alta velocidad», detalla Eduardo Simó.
En la Región de Murcia, zonas como el Mar Menor, Águilas y Cartagena se han convertido en puntos estratégicos para estas actividades. El portavoz de la Augc añade que «en la Región de Murcia se mantiene una línea que inicialmente era de inmigración irregular, principalmente desde Argelia y que ahora se ha transformado en mafia de seres humanos. Esta transformación ha supuesto un cambio de 'modus operandi'». Ahora ya no se trata de pateras sino de embarcaciones mejor equipadas y más potentes que suelen regresan al punto de origen, principalmente Argelia. De este modo necesitan de una logística que antes no era usual, tales como ropa, alimentos y combustible para el viaje de regreso. Es en este punto donde las mafias necesitan de colaboración en la Región y donde entra en juego el 'petaqueo'.
«En cuanto al narcotráfico también se ha incrementado en nuestras costas y, aunque de momento no se ha extendido como en las provincias andaluzas, poco a poco se van consolidando logísticamente. Y este fenómeno para auxiliar a la mafia de la droga ya se ha detectado», explica Montalbán.
Otro evento que hizo crecer el 'petaqueo', según apunta el Sindicato Independiente de la Agencia Tributaria (Siat) fue la prohibición del uso y la navegación de las embarcaciones semirrígidas en 2018 por real decreto. «A partir de ese año, los narcotraficantes han tenido que adaptarse con nuevas medidas y formas de operar», afirma una portavoz del sindicato en Cartagena. Estas narcoembarcaciones –añaden desde el Siat–, esperan a que se les avise de cuál será su próximo movimiento en alta mar, fuera de las aguas españolas, «ya que allí son más difíciles de ser sorprendidas y aprehendidas». Y para ello, es necesario suministrar de combustible a estas embarcaciones desde otras que no están prohibidas.
En la Región, la figura del 'petaquero' es relativamente nueva. Suelen ser jóvenes atraídos por el dinero fácil. Son colaboradores de la organización criminal, que están asentados en la zona donde se desembarca la droga, principalmente hachís proveniente del norte de África, «y conocedores de nuestras costas, con facilidad para transporte y almacenaje de combustible», subraya el portavoz de la Augc.
El Siat coincide en esta descripción en que los 'petaqueros' suelen ser jóvenes que quieren tener grandes ingresos en poco tiempo. Por viaje se precisan entre 1.500 y 5.000 litros y pueden llegar a pagar entre 300 y 500 euros por petaca de 25 litros, dependiendo de la distancia en la que esté la narcolancha a la cual deben entregar el combustible. «Además, aspiran a integrarse en las organizaciones criminales», añaden. Respecto a cómo actúan, los petaqueros suelen recorrerse por la noche las gasolineras con autoservicio, para repostar y rellenar los bidones de combustible sin ser vistos. «Es muy difícil controlar todas las gasolineras con los actuales medios y efectivos disponibles si la normativa no se adapta a esta realidad», concluyen desde el Siat.
En este contexto, la falta de una ley específica dificulta el trabajo de la Guardia Civil, y los funcionarios de Vigilancia Aduanera. El portavoz de la Augc señala que «las incautaciones en las carreteras de vehículos cargados de combustibles son más difíciles de investigar penalmente y demostrar su pertenencia a organización criminal». Y a los que se detienen cometiendo dicha infracción, añaden desde el Siat, se enfrentan tan solo a una sanción administrativa. Pero la reforma legal no es sencilla y es indispensable hilar muy fino, porque el principal riesgo es que podría afectar a personas que no forman parte de redes criminales y que simplemente transportan combustible sin cumplir con la normativa vigente, tal y como advierte el abogado experto, Eduardo Simó. En medio de la advertencia y los requerimientos, de penalizar la actividad, el portavoz de la Augc propone medidas como un control sobre la venta por parte de gasolineras de gran cantidad de combustible, «lo cual se podría realizar con algún tipo de control administrativo», apunta Juan Montalbán.
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