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El principal acusado de la muerte de El Rosao conduce a un policía al lugar donde estaba enterrado el cadáver. CNP
El Audi desguazado que llevó hasta el cuerpo de El Rosao

El Audi desguazado que llevó hasta el cuerpo de El Rosao

Las diligencias policiales detallan cómo la pista del vehículo de un vecino de Moratalla desaparecido en 2019 condujo a los agentes hasta su tumba en un monte de Yecla

Domingo, 26 de mayo 2024, 08:00

El cuerpo estaba enterrado. Era casi imposible que lo encontraran. Estaba bajo tierra y envuelto en un plástico en mitad de un paraje lejos de todo y de difícil acceso en la Sierra de Raspay, en Yecla. Sin cuerpo no hay delito, pensarían. Pero para redondear el crimen había que ensamblar el último eslabón: el coche, el Audi A4 de color azul oscuro con el que la víctima había viajado. El vehículo era una pieza suelta, demasiado llamativa. Figuraba como dato en la descripción del cartel de búsqueda de José Alonso Marín, alias 'El Rosao', de 35 años, que la Asociación SOS Desaparecidos difundió el 21 junio de 2019. Había desaparecido dos días antes, cuando salió de su casa de Moratalla, y su ausencia fue catalogada como de alto riesgo por la Guardia Civil ante las sospechas de que fuese un homicidio.

En paralelo a la investigación que llevaba a cabo la Benemérita, la Policía Nacional andaban tras la pista de tres presuntos narcotraficantes que operaban en la comarca del Altiplano. Uno de ellos era Agustín V., alias 'El Mofli'. En sus seguimientos, los policías tuvieron conocimiento del desguace de un coche, un Audi A4 de color azul oscuro, y sospecharon que podía estar relacionado con la desaparición del vecino de Moratalla hacía ya un año.

Detuvieron a El Mofli en su casa del municipio alicantino de Pinoso. En su declaración, el principal acusado de la muerte de El Rosao, afirmó que conocía a José Alonso desde principios de 2019, cuando mantuvieron una cita presuntamente para realizar tratos de compra-venta de droga, según apuntan los investigadores de la Policía Nacional en las diligencias policiales, a las que LA VERDAD ha tenido acceso.

Quedaron unas ocho veces más antes del día de su desaparición. Ese 19 de junio acordaron verse en la casa de El Mofli. El Rosao llegó conduciendo su Audi A4. En el encuentro, tal y como aseguró el acusado a los agentes, le comentó algo sobre unos colombianos «y que no se fiaba de ellos». Para los investigadores, trataba de desviar el asunto y levantar sospechas sobre un grupo de sudamericanos. Sospechaban que lo mató para robarle y que el coche les llevaría al cadáver. Consiguieron localizarlo, a través de las pruebas recabadas y las declaraciones de detenidos y de testigos.

«¿Te quieres ganar 200 euros?»

Tras enterrar el cuerpo en el paraje de Yecla, el Audi tenía que desaparecer. «¿Te quieres ganar 200 euros?», preguntó el traficante a Raúl R., un vecino de Pinoso, de 45 años, que le hacía recados y uno de los cuatro detenidos por el crimen. «Sí, cómo puedo hacerlo», respondió. «¿Puedes guardar un coche en tu garaje?». La respuesta afirmativa fue, seguramente, el fallo de lo que parecía un crimen perfecto. Esa operación de despiece y ocultación del vehículo llevaría a la postre a los investigadores de los grupos de Estupefacientes y de Homicidios del Cuerpo Nacional de Policía hasta el cadáver.

Una vez que fue detenido, Raúl R. explicó a los agentes que, días después del encargo, El Mofli volvió a llamarle. «El coche lo están buscando y no puede aparecer. Hazlo trozos y deshazte de él. Mételo en el hueco que tienes en la pared del salón de tu casa». Para hacer el trabajo le entregó 50 euros. «Compra las herramientas que necesites».

En este punto, la declaración de un testigo protegido fue clave para confirmar esta versión. Según afirmó, tenía conocimiento de que Raúl R. despiezó el vehículo con una sierra radial y la ayuda de su hermano, ocultándolo en un hueco de su casa, parecido a una cueva. «El motor no pudo introducirlo en el agujero, por lo que lo tenía guardado en su domicilio».

Un muchacho de Murcia

El testimonio del segundo testigo protegido que aparece en la investigación es aún más revelador. Según el declarante, se enteró en junio de 2019 de que «un muchacho de Murcia» iba a ir a casa de El Mofli a pagar o llevarse algo. Ese día, vio a Raúl R. introducir un Audi en su garaje. Días después, le preguntó por el coche que conducía y le dijo que era de un chico de Murcia al que le «habían quitado la vida» y que «lo habían tirado por ahí». Raúl trató de buscar ayuda para deshacerse del coche y, tiempo después, el testigo se enteró por la radio de la desaparición de un chico en Murcia y de su vehículo, un Audi de color oscuro, y que su madre lo iba buscando. Relató además que dos familiares o amigos del chico de Murcia fueron a la vivienda de El Mofli para que les dijera dónde estaba su familiar. «Les echó de su casa».

En la causa, a cargo del juzgado de Instrucción número 1 de Yecla y de la que está aún pendiente realizar el escrito acusación, hay otros dos detenidos. Uno de ellos es Leandro R., hermano de Raúl, quien supuestamente ayudó a desguazar el coche y a introducirlo en el agujero de la vivienda. También aparece el marroquí Ousama F., a quien los investigadores acusan de encubridor.

«El coche tiene un 'marrón'»

A través de conversaciones telefónicas intervenidas, los agentes creen que Ousama, de 30 años, conocía que el coche estaba oculto en el domicilio de Raúl R. y que, cuando supo que la Policía Nacional iba a registrar el domicilio, el día de antes hizo gestiones para intentar sacarlo de allí. Esa conversación la mantiene el detenido con la exnovia de Raúl el 5 de noviembre de 2020, cuando la Policía Nacional desplegó una macrooperación en Pinoso, arrestó a los sospechosos y registró varios domicilios. Al día siguiente iban a hacerlo en la casa donde estaba oculto el coche.

—Escúchame, el David es el único que puede solucionar esto, ¿lo sabes no?, pregunta Ousama.

—Sí, pero si es que creo que vienen mañana a hacerle eso, no hay tiempo, contesta la expareja.

—¿Cómo que no hay tiempo? Que coja el camión y ponga la cubeta y se saca eso entre cuatro personas.

Los investigadores sustentan su acusación en otra grabación de una llamada telefónica en la que el marroquí intenta vender el motor del vehículo y afirma al supuesto comprador que el coche «tiene un 'marrón'». El abogado Eduardo Romera, que ejerce la defensa de Ousama F., señala que su cliente no tenía conocimiento de que el vehículo era del fallecido. «Lo único que pensaba es que había sido robado o que estaba relacionado con algún tipo de delito. En ningún caso sabía que era del fallecido», concluye el letrado.

Con la ayuda de especialistas del Grupo Operativo de Intervención Técnica (Goit), los funcionarios de la Policía Judicial acabaron llegando hasta los restos del coche y los responsables del encargo y, con ello y al mismo tiempo, hasta los presuntos autores del asesinato de El Rosao. Faltaba encontrar el cadáver de la víctima. Los especialistas de la Sección de Análisis de la Conducta (SAC) de la Comisaría General de Policía Judicial acabaron convenciendo a El Mofli y les condujo hasta el lugar donde lo habían enterrado.

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