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El sueño del ser humano de encontrar el elixir de la juventud hace tiempo que pasó de la mitología a la ciencia, gracias a la ... medicina regenerativa. El premio nobel Shinya Yamanaka abrió camino al demostrar que es posible reprogramar células adultas. De esta apasionante carrera para frenar o incluso revertir el envejecimiento, evitando o curando sus enfermedades asociadas, hablará este lunes en Murcia (13.00 horas, salón azul de La Arrixaca) el catedrático emérito de Medicina Interna de la Complutense Arturo Fernández-Cruz. Lo hará en el marco de los actos que organiza el Instituto de Investigación en el Envejecimiento de la UMU con motivo de la VIII Semana Mundial de los Mayores. Fernández-Cruz acumula un impresionante currículum: es académico de la Real Academia Nacional de Medicina, jefe de servicio emérito en el Clínico San Carlos y exvicepresidente de la Sociedad Europea de Prevención Cardiovascular. Desde Madrid, atiende a LA VERDAD en conversación telefónica.
–Viene a hablar del «rejuvenecimiento y el sueño de burlar a la muerte». ¿La humanidad convertirá ese sueño en una realidad?
–Yo diría que estamos en el camino. No solo lo puedo ver en los pacientes a los que he atendido a la lo largo de mi vida, sino que mi propia madre ha vivido 103 años. No son utopías. Hubo un tiempo en que esto podía considerarse una especie de fantasía del ser humano para intentar resolver uno de los problemas más acuciantes desde el punto de vista intelectual: la muerte. Pero creo que en este momento estamos en el camino.
-¿Estamos en el camino gracias a la medicina regenerativa?
–Yo no puedo hablar nada más que como lo que soy: un científico, un profesional de la medicina. No soy un filósofo. Detrás de la charla que voy a ofrecer en Murcia está toda una experiencia vivida, que es la medicina basada en la evidencia. Es la que nos permite, por ejemplo, tratar a la carta un cáncer de mama o hacer el tratamiento del párkinson. Esta historia comenzó con el intento de conocer cómo envejecemos. Empezamos a romper las barreras y hoy, afortunadamente, conocemos cada vez con mayor profundidad los mecanismos [que están detrás del proceso de envejecimiento]. Esto nos permite albergar la posibilidad de manejarlos. Si tenemos una serie de mecanismos que son los responsables del envejecimiento, pues evidentemente, dado que los médicos somos 'arregladores' de problemas, también podemos resolver ese problema. Estoy convencido de que la evidencia científica nos permite hablar así. Por otra parte, es evidente que en la naturaleza encontramos animales que viven de forma mucho más extensa que los humanos, e inclusive existen algunos animales monocelulares que son eternos. Por lo tanto, la biología no me limita.
- Leemos periódicamente informaciones muy esperanzadoras en relación a estos avances en el conocimiento del envejecimiento. Ahí están las investigaciones de María Blasco en el CNIO (Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas), o de Juan Carlos Izpisua, que es profesor en la UCAM. La ciencia española está contribuyendo de forma importante.
-Enormemente. Para que el lector pueda entenderlo, podemos comparar el problema del envejecimiento con los edificios que van cumpliendo años. Si queremos mantener un hotel o una casa en el tiempo, hay dos herramientas fundamentales: el mantenimiento y la reparación. El ser humano –y esto es algo que muchas personas desconocen- tiene que hacer casi cada 28 días una reparación completa de todo el sistema de tejidos y células de su organismo. Y claro, se requiere que la copia que se haga de esas células sea exacta. Porque igual que ocurre en los edificios, si la reparación no es correcta aparecen los problemas que llevan a la aceleración del envejecimiento. El ser humano ha aprendido a sobrevivir con errores en las células que intenta replicar. Vivimos con un porcentaje muy importante de células que no son perfectas, que están dañadas, y se ha demostrado que eso acelera el envejecimiento. Uno de los grandes descubrimientos, en el que ha trabajado de forma particular la Clínica Mayo en Rochester (Estados Unidos), son los senolíticos, fármacos que son capaces de liberarnos de esas células dañadas. En consecuencia, ya tenemos una de las herramientas clave para intentar frenar el envejecimiento. Pero la historia no acaba ahí. Uno de los individuos que ha hecho uno de los avances más importantes en la interpretación del envejecimiento es el profesor Carlos López Otín [catedrático de bioquímica y biología molecular de la Universidad de Oviedo]. Otín describe y señala por primera vez lo que conocemos como marcadores del envejecimiento. Ahí define con claridad la parte que corresponde a los genes, la que corresponde al ecosistema que te rodea, o a las bacterias del intestino. Identifica 6, 7 u 8 factores que están interrelacionados entre sí. Ese es el eje del manejo del rejuvenecimiento, o de que podamos ser más longevos.
- Los niños que nacen ahora en las maternidades, ¿podrán vivir mayoritariamente más de cien años con buena calidad de vida?
- Sin discusión, eso no está a debate. Pero es porque hemos avanzado enormemente en el diagnóstico precoz de las enfermedades y sobre todo en la prevención. En el futuro, el genoma será una herramienta para el médico. Piense que ya podemos hacer, mediante algoritmos, lo que llamamos el gemelo virtual, para probar cómo alargar la esperanza de vida y cómo prevenir las enfermedades. Eso es apasionante.
- Todo esto es complejo desde el punto de vista médico y científico, pero también filosófico. Porque si hablamos de burlar a la muerte, aparece el concepto de inmortalidad.
- Es evidente que vamos a tener muchas más personas centenarias en 2040 y 2050 de las que tenemos ahora. Podemos cuestionar la esperanza de vida. ¿Eso rompe las reglas de juego? Desde el punto de vista del Evangelio, todavía no. Si nos vamos a la Biblia, hay personajes como Matusalén. Pero no se trata solo de aumentar la esperanza de vida, de tener una vida más longeva y más sana, sino de un nuevo concepto que es el más revolucionario. Volvamos al concepto de reparación. Cuando hablamos de reparación entendemos que intentamos componer una célula que tenga las mismas características que la que se ha dañado, y depende de la edad del sujeto. Pero lo que permite la experiencia del premio nobel japonés Yamanaka es conseguir, mediante edición genética, que esa célula pase a ser muchísimo más joven, pase a ser casi lo que llamamos célula embrionaria, que es pluripotencial. Eso se ha demostrado en animales. Somos capaces de retroceder hacia atrás, entre 25 y 50 años, en animales. Si hablamos de rejuvenecer, entramos en una dimensión en la que no entiendo por qué al final tendría que acabar muriendo. Pero esto que acabo de hacer es un fallo intelectual, porque es especular. De lo que podemos hablar ahora es de rejuvenecer, no de ser inmortales. En el momento actual lo que podemos decir es que, con edición genética, vamos a poder curar enfermedades que se producen por errores, en las mutaciones genéticas desde el nacimiento o en la edad adulta. Y con la inteligencia artificial, mi esperanza va a lo más alto, pero no quiero que me tome por alguien que debería de estar en un psiquiátrico.
-La humanidad avanza en este campo de la inteligencia artificial, y en otros relacionados con la tecnología, hacia territorios desconocidos. ¿El ser humano del futuro será muy distinto a lo que es hoy, fruto de estos cambios?
- Bueno, todo depende de lo que entendamos por la palabra 'distinto'. Porque si nos vamos a la etapa de los egipcios, a aquella civilización que tuvo un desarrollo tan intenso, nos encontramos con que no eran muy diferentes a lo que somos ahora. Lo único que ocurre es que nosotros utilizamos unas herramientas que ellos no tenían. Eso es lo que hace que el ser humano sea cada vez mejor, pero no diría diferente. Usted es periodista, si hace una entrevista a las tribus del Amazonas verá que, por muchas actitudes racistas que haya, las diferencias no son más que culturales y de educación, de manejo de la salud y la higiene. Por lo tanto, en el futuro el ser humano será mucho más capaz y tendrá muchas más habilidades, pero yo no diría que será distinto. El riesgo que tenemos cuando hablamos de la inteligencia artificial es no aceptar que está producida por la mente humana. No hay por qué tenerle miedo, es la mente humana la que utiliza la IA como herramienta.
-Esta conversación la estamos manteniendo tres años después de la irrupción de la pandemia. Hablamos de estos grandes avances, pero en 2020 llegó un nuevo virus que nos recordó lo vulnerables que somos. Aunque la ciencia respondió en tiempo récord.
- Bien, usted me exige perfección. Mi primera formación fue en Oxford, cuando yo me hice especialista en diabetes. En aquel entonces la diabetes se trataba de una forma muy diferente a la actual; fuimos aprendiendo. La ciencia es así. La lectura que tenemos que hacer es que estos avances cambiarán el escenario. Los niños que estén naciendo ahora tendrán el privilegio de vivir probablemente de forma muy diferente y más atractiva. Creo que estamos viviendo la etapa más maravillosa que ha tenido hasta ahora la civilización. Es una revolución de la edad, pero también es una revolución tecnológica y del pensamiento.
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