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Emotiva y retadora, la exlideresa de Vox Macarena Olona aterrizó ayer en Murcia sabedora de que sus palabras eran muy esperadas y aprovechó su momento y la expectación creada para explayarse, sin pestañear ante los abucheos y gritos de protesta contra su presencia en la Universidad de Murcia que escuchaba a su espalda. Apenas unas horas después de recibir la patada de la dirección de Vox, Olona levantó la voz a las puertas del Paraninfo para desafiar a la cúpula de su partido y presentarse como la aglutinadora de las voces desencantadas con la formación de Abascal, un coro del que forman parte precisamente quienes ayer le organizaron la conferencia en Murcia, los diputados expulsados Juan José Liarte y Francisco Carrera. «Esto es solo el principio del camino, serán los españoles quienes digan cuándo me marcho», repitió varias veces desafiante, en clara alusión a la frase con la que Espinosa de los Monteros le cerró la puerta a una ya impensable reincorporación: «Definitivamente es el final del camino», dijo el portavoz.
Custodiada por un abultado cordón policial, la exdirigente de la formación se mostró muy dolida con quienes le han cerrado la puerta de Vox y cargó con dureza contra la cúpula del partido, a la que llegó a acusar de haberse aprovechado de su enfermedad para frenar su carrera política: «Hoy compruebo cómo algunos se apenan de que no tenga un cáncer. Me pregunto si algunos vieron mi enfermedad como la excusa perfecta para sacarme de primera línea política», dijo al repasar su relato de los hechos, que han desembocado en la ruptura con el partido, al que advirtió de que «la verdadera amenaza de Vox sigue ahí».
Entre gritos de '¡Olona, aquí no te empadronas!' y '¡Fuera fascistas de la universidad!' de los manifestantes que la esperaban para increparla, pero que no intentaron boicotear el acto, Olona dejó claro que no liderará «un partido político distinto a los que actualmente existen, a pesar de estar en disposición de poder hacerlo», porque consideró que sería «una auténtica irresponsabilidad» y solo provocaría fragmentar más aún el tablero político, «que es lo que menos necesitan los españoles». No lo descartó en un futuro, cuando Vox, dijo, deje de ser una alternativa de gobierno. «Serán los españoles quien me digan cuándo me marcho a casa, así que continúo con el camino trazado y que aspiraba a recorrer junto a Vox; continúo por mi lado sin ser una amenaza para Vox. Si Vox deja de ser una alternativa de gobierno, estoy a disposición de los españoles para dar un paso al frente».
La contestada conferencia de Olona -en la que se temía otro escrache, que no llegó a ocurrir, como el registrado en Granada- terminó concentrando a desencantados con la cúpula del partido de Abascal, lo que provocó que el acto destilara ambiente a reunión de agraviados dando los primeros pasos de otro proyecto (en el Paraninfo se llegaron a escuchar gritos de 'Ortega no, Macarena sí'). El acto estaba organizado por el Instituto Español de Estudios Políticos, impulsado por los tres diputados murcianos expulsados de Vox por la cúpula del partido. Dos de ellos, Juan José Liarte y Francisco Carrera, arroparon a Olona durante la conferencia (a la que acudieron más de 300 personas) y ella misma dijo: «Cada paso nos llevará al siguiente. He conocido a personas que han tenido un desencuentro con Vox que ha llevado a que se les aplique un criterio conforme al cual o estás conmigo o estás contra mí. Entre mis prioridades está ser aglutinadora de todas esas voces que se han apagado por el camino y me han pedido que lidere un proyecto», dijo.
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Macarena Olona, que dejó su acta de diputada en Andalucía, tras presentarse a las elecciones autonómicas del pasado junio, alegando razones médicas, se presentó ayer como la abanderada de las mujeres a las que la política española «tiende a apartar del camino cuando destacan», de las «personas homosexuales» que encuentran en ella «un abrazo amigo» y, sobre todo, de las personas con las que se ha ido encontrando estos días «que han tenido un desencuentro con Vox».
Molesta con la cúpula de Vox por airear un relato que considera falso sobre su salida, Olona lamentó «profundamente que ayer (por el jueves), en vez de producirse esa reunión que yo ansiaba (con Abascal), la cúpula de Vox cerrara toda posibilidad de seguir caminando juntos»; y admitió que «pocos golpes me hacen besar la lona, pero especialmente los que no veo venir». Además, calificó algunas reacciones sobre su deseo de volver a la política de auténtica «maquinaria de triturar de carne».
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La imponente presencia policial no evitó momentos de tensión y enfrentamientos entre los cerca de 200 manifestantes que se concentraron para mostrar su rechazo a que «una persona que encarna discursos de odio utilice la universidad pública como espacio», y grupos de partidarios de la política, algunos llegados de Madrid, que les grababan con sus móviles. Después del escrache en Granada, Olona aseguró que valoró «muy seriamente cancelar este ciclo de conferencias por el riesgo para mi vida». No ocurrió así en Murcia, donde los minutos de tensión no pasaron de ahí.
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