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Amparo Merino Segovia (Cantimpalos, Segovia, 1965), secretaria de Estado de Economía Social, asistió en Murcia el pasado jueves a la celebración del Día Mundial del Cooperativismo. Además, está lista para hacerlo unas cuentas veces más este año con motivo de la Capitalidad de la ... Economía Social 2025. Profesora de la Facultad de Ciencias Sociales en Cuenca, donde fue decana hasta 2001, es catedrática de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social de la Universidad de Castilla-La Mancha. También ha trabajado como experta en el Consejo Económico y Social, y ha desarrollado una amplia actividad docente y divulgativa.
–¿Qué momento atraviesa este modelo económico de cooperativas, sociedades laborales, empresas de inserción y centros especiales de empleo, entre otros?
–Es un modelo totalmente en auge, pero no solo en nuestro país sino también en Europa y en otros continentes. Y lo está porque se actúa en todos los sectores de actividad, ya que no podemos hablar de un modelo único. Porque dentro de la economía social se dan cita muchas familias, con organizaciones y entidades de distinta dimensión. Lo que sucede es que España es vista como un referente, tanto en el ámbito de la UE, como en todo el marco internacional. Y desde que estoy en la Secretaría de Estado he tenido la oportunidad de viajar mucho, y lo he podido detectar, y eso es algo que lleva ocurriendo ya muchos años.
–¿Y se aprecia fuera la fortaleza que tiene la economía social en el caso de la Región de Murcia?
–Los datos existentes de cooperativas, empresas de inserción, centros especiales de empleo, confirman que esta comunidad tienen un peso importante. De hecho, la economía social da trabajo a más de 100.000 personas. Por lo tanto, se pone de manifiesto su importancia. De hecho, que hayamos debatido en el marco del Consejo de Fomento de la Economía Social y nos hayamos decantado por la capitalidad de Murcia no ha sido de forma aleatoria, sino que obedece a muchos factores, donde hemos valorado una serie de variables que nos llevaron a su designación.
–Destaca usted la gran heterogeneidad de este sector. ¿Esa variedad es una fortaleza clave?
–Es que nos podemos encontrar desde una cooperativa que cuenta con diez socios en un ámbito y también otras que tienen más de mil personas trabajadoras socias. Además, abarca todos los sectores de actividad productiva. Eso sí, hay elementos, principios, valores, que inspiran la economía social sobre la empresa convencional. Porque no se trata de un concepto vago, desnaturalizado. Nosotros tenemos muy definido lo que es, y así lo hemos recogido en el anteproyecto de Ley Integral de Economía Social, donde se recoge bien qué entidades, empresas entran dentro de este ámbito. Y es verdad que el peso más fuerte lo tiene el cooperativismo, que se expande a todos los sectores.
–¿Qué peso ha alcanzado ya?
–Hemos calculado que los aportes de la economía social al Producto Interior Bruto (PIB) están en torno al 10%. Es un dato importantísimo. Ahí está su peso en la Región en innovación, desarrollo, arraigo territorial. Pero también es inclusiva, sostenible, feminista. Por tanto, creo que pone de manifiesto que la economía social es progreso, innovación y algo que se olvida, eficiencia económica. Puesto que se nutre de empresas que buscan una rentabilidad, naturalmente. Pero eso es plenamente compatible con la justicia social y con poner a las personas en el centro.
–¿Esas características lo hacen más resistente? ¿El cooperativismo afronta mejor las crisis?
–A mí me parece fundamental, resisten siempre bien. Así que estoy convencida de que sí. En este sentido, una de las cosas que yo destacaría de la economía social es su capacidad de resiliencia, por ejemplo como sucedió con la covid, donde fue la que menos puestos de trabajo destruyó. Es decir, se mantuvo ahí con todas las dificultades que hubo durante la pandemia, además de su importante actuación solidaria, apoyando a los distintos sectores. Por lo tanto, su capacidad de resiliencia es un elemento fundamental. Y nuestra Constitución recoge en el artículo 129 la necesidad de fomentarla, como un modelo de participación, al obligar a los poderes públicos a impulsar el cooperativismo.
–Y tras la expansión experimentado, ¿existe capacidad de seguir creciendo o hay estancamiento?
–Las estadísticas del Ministerio de Trabajo ponen de manifiesto que en los últimos años se ha producido un incremento de las cooperativas. Los último datos de 2024 publicado esta semana lo avalan. Estamos convencidos de que es un modelo de futuro. En Europa se pone como un ejemplo de participación, de democracia en la empresa. Y no solo nos referimos a las grandes entidades
–¿Pero para competir en el mercado es prioritario también ganar tamaño, tal como se insta en general con las micropymes?
–No creo que haya que plantear la cuestión con parámetros de decir que es mejor una gran cooperativa grande que una pequeña. Pero igual pasa si hablo de sociedades laborales, de empresas de inserción. Pienso que cada entidad de la economía social debe desarrollar la función que le corresponde. Por ejemplo, me parece importantísimo el arraigo territorial, el progreso local. Y eso puede venir de la mano de una cooperativas de gran tamaño o bien pequeña.
–¿Y esta evolución emprendedora hacia qué nuevos nichos va?
–No podemos hablar de una economía social con un modelo unívoco, sino que cada una de ellas cumple su función. Por citar algunas, contamos con cooperativas en educación, en los cuidados, en actividades energéticas, otras vinculadas a la banca ética, a la tecnología. Luego tenemos el reto del ecologismo, la emergencia climática, el feminismo. Al final lo que es importante es que se trata de emprendimiento colectivo. Y, precisamente, en eso reside en buena medida esa capacidad de resiliencia. Porque es importantísimo saber que la economía social es transversal, abraza todos los sectores de actividad productiva, Es rarísimo que cualquier sector no tenga algún modelo cooperativo de sociedad laboral o de alguna otra entidad de la economía social. Claro que hay un potencial de los cuidados porque estamos en un país que está envejeciendo y tenemos que dar respuesta a las personas mayores. Además, el desarrollo rural es importantísimo.
–Por lo que se refiere a la productividad, ¿en qué nivel está en relación al conjunto empresarial?
–Me atrevería a decir que es más productiva la economía social que la convencional. Hay elementos muy importantes, como son la implicación de las personas que trabajan, su satisfacción, el buen ambiente laboral. Y eso es fundamental en los tiempos que corren, la implicación directa de las personas en lo que hacen. De ahí que se tienen todos los ingredientes para decir que es un modelo altamente satisfactorio. No puede existir implicación más directa cuando los socios coperativistas son los propios trabajadores. Por lo tanto, son elementos para pensar que la productividad es muy satisfactoria en estas entidades.
–¿Cómo es el grado de cumpliendo los objetivos de la Estrategia de Economía Social 2023-2027?
–Estamos cumpliendo la gran mayoría, en colaboración con todas las organizaciones de la economía social, otros ministerios y las comunidades autónomas. Hemos puesto al sector en el centro de nuestras prioridades políticas. Así, se puede destacar el PERTE de la Economía social y de los cuidados, que en el caso de la Región se han destinado 72 millones de euros. También existen líneas de subvenciones y un sinfín de iniciativas.
–Volvamos a hablar de la Capitalidad de Murcia en este 2025. ¿Qué logros esperan que aporte?
–Sabemos que se va a conseguir mucho, continuando con un legado que promovimos en 2021 desde el Ministerio a raíz de la Capitalidad europea de la economía social que tuvo lugar en Toledo en 2020. Desde entonces, se han desarrollado de forma exitosa en Teruel, Santiago de Compostela, San Sebastián y, la última, en Valencia. Y dentro de unos días inauguraremos la de Murcia, donde esperamos más visibilidad, ya que uno de los elementos es que la economía social se conozca hacia adentro y hacia afuera. Es decir, que la gente sepa qué es, lo que reporta.
–También es importante para el éxito que todas las instituciones públicas se impliquen.
–Todo esto nos está permitiendo la colaboración y la participación entre administraciones de signo distinto. Tenemos una sintonía magnífica, y eso lo podréis corroborar durante todo este tiempo con el Gobierno regional y el Ayuntamiento de Murcia. Y luego tenemos la gran suerte de tener al murciano Juan Antonio Pedreño –presidente de la confederación nacional Cepes– con su trabajo continuo. Nuestros objetivos son comunes para que haya progreso, para que la economía social continúe avanzando y sea un modelo de futuro. Puesto que como he dicho, conjuga eficiencia económica con justicia social, con sostenibilidad, con feminismo, con ecología. Así que creo que eso augura el éxito.
-¿La apuesta del Gobierno por la economía social se ejemplifica con la creación de una propia Secretaría de Estado?
-Es que la propia vicepresidencia segunda incluye la economía social. Pero, además, impulsamos la primera resolución de Naciones Unidas sobre economía social y solidaria; y, recientemente, la segunda. Por otro lado, además, tenemos una colaboración directa con otros ministerios, trasladando las necesidades de las entidades.
-Sobre la futura Ley Integral de Fomento de la Economía Social, ¿cuándo cree que se aprobará?; ¿cómo ayudará al impulso del sector?
-No tenemos un plazo ahora mismo. Está en tramitación parlamentaria. Pero ahora es ya proyecto de ley y estamos totalmente convencidas de que la podemos tener este año. Soy enormemente optimista de que habrá consenso, y es por una razón importante, ya que se trata de una ley que quiere el sector de la economía social. Porque se trata de la modificación de otras tres, la de cooperativas, la de empresas de inserción y la ley de economía social. Eso permitirá poner orden, como por ejemplo con los centros especiales de empleo, sobre el que tiene competencias el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 en el ámbito de la discapacidad, que se considerarán de forma automática economía social
-Por último, quiero preguntarle sobre el control de las denominadas 'falsas cooperativas', con pocos socios y muchos trabajadores.
-Esta ley va a ayudar. En el artículo 114 se recoge que cuando se detecte una cooperativa que no es tal, o en actuación en fraude de ley, será descalificada.
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