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PACO ESPADAS
Sábado, 9 de enero 2016, 00:32
Juan Martínez Fernández se ha dedicado toda su vida al oficio de enterrador. Hasta el pasado día 31 de diciembre lo era del cementerio de Nuestra Señora del Carmen, al igual que en el pasado también lo fue en Totana, pero la junta rectora del cementerio alhameño le ha retirado su confianza, cesándole en el cargo. Una destitución que ha creado gran malestar en parte de la sociedad local, hasta el punto de constituirse una plataforma en su apoyo.
De hecho, se ha convocado una concentración de vecinos para esta tarde en la puerta de la iglesia de San Lázaro, a las 19 horas, para exigir su continuidad. Una plataforma que, a su vez, también lleva a cabo una campaña de recogida de firmas para solicitar al Obispado que cambie al párroco de San Lázaro. Incluso, ayer, un vehículo con megafonía recorría las calles animando a los ciudadanos a asistir a dicha concentración.
Juan lleva 40 años desempeñando su función de enterrador en el cementerio local, pero sin contrato por escrito, ya que todo se hizo en su momento través de un acuerdo verbal. Sin embargo, en los últimos años habían surgido tensiones entre la junta rectora, perteneciente a la parroquia, y el afectado. Así, «nos cambiaron el agua potable por agua del trasvase», un problema que le obligaba a traerse de su casa el líquido necesario para poder beber en las jornadas de trabajo, tal como asegura.
José Luis Martínez, uno de los componentes de la plataforma, mostró ayer su malestar por la decisión. «Juan es un hombre bueno que ha hecho muchos favores», mientras que no daba crédito a que tan solo a unos meses de su jubilación se le quite del cargo. «Si se va a cambiar de enterrador, que se convoque públicamente la oferta de trabajo y no se designe el cargo a dedo», insiste. Además del servicio de enterramientos, Juan Martínez atiende la instalación que hace funciones de oficina. También existen unas dependencias en las que se venden flores, aunque estas dependencias de momento siguen bajo el control de Juan, ya que asegura que no entregará las llaves hasta que no le obliguen de forma judicial.
El Ayuntamiento aseguró en un comunicado que no pertenece a la junta rectora, aunque reivindicó que tendría que pertenecer a la misma. Mientras que el párroco, José Prior, evitó realizar manifestaciones, pero sí dijo que las puertas de la iglesia estarán abiertas este sábado, «por si las personas que acudan a la convocatoria quieren asistir a la misa».
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