El presunto homicida de Águilas: «Estaba frente a ella con la escopeta, toqué el gatillo sin querer y se disparó»

«Toqué el gatillo sin querer y el arma se disparó». De esta manera, Abdellatif A., de 45 años y nacionalidad marroquí, confesó a los agentes de la Guardia Civil que fue él quien mató de un disparo a su mujer, Saloua A., de 41 años y también de origen magrebí, el pasado sábado por la tarde en su casa de Águilas. Aunque en un principio fuentes de la investigación indicaron que el arma homicida era un cuchillo, tras realizar la autopsia el forense determinó que la muerte se produjo por una herida de bala. El presunto autor del crimen, que este martes ingresó en prisión provisional sin fianza tras prestar declaración ante la titular del juzgado de Instrucción número 4 de Lorca, aseguró a los agentes que su mujer le era infiel, y que por eso comenzaron las discusiones de este matrimonio, que estaba en proceso de separación.

Después de contarle a un amigo la situación de ruptura por la que estaba pasando, este le dio a Abdellatif una escopeta de dos cañones y la guardó: «No tenía valor a usarla», afirmó. El sábado por la tarde, sin embargo, se inició una discusión entre la pareja en el domicilio familiar y él se puso muy nervioso. Señaló que cogió el arma durante la disputa verbal y disparó. «Mi mujer se encontraba sentada en el sofá; yo estaba enfrente de ella, de pie, a una distancia de un metro y medio, con la escopeta en la mano. Sin querer toqué el gatillo y se disparó el arma», expuso el acusado.

El presunto autor del crimen aseguró a los investigadores que escondió la escopeta y que su amigo, el propietario del arma, la recogió en el lugar donde la había guardado. Sin embargo, el allegado negó a los guardias civiles tal afirmación, ya que por el momento no ha aparecido.

El testigo añadió que en todo momento colaboró con los agentes cuando, tras ayudar al sospechoso en su huida y esconderlo en un barco de su propiedad varado en un solar, avisó de madrugada a la Guardia Civil para indicar el lugar en el que se encontraba. Fueron los dos hijos del matrimonio quienes encontraron el cuerpo sin vida de su madre tendido en el sofá cuando regresaron de la playa. Asimismo, el sospechoso del crimen llamó esa noche al restaurante donde ella tenía su empleo para avisar de que no iría a trabajar porque «se encontraba enferma».