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Sábado, 25 de abril 2015, 18:55
«He recibido un whatsapp de mi hijo y mi nuera. Me han dicho que están bien». De esta forma confirmaba María Velasco que su hijo, José Ramón Galán Velasco, un vecino de Águilas de 38 años, se encontraba a salvo tras verse sorprendido por el devastador terremoto de 7,9 grados que ha sacudido Nepal y en el que han muerto más de un millar de personas y al menos otras mil han resultado heridas.
José Ramón, profesor de Inglés del instituto Carlos III de Águilas, se encontraba de viaje en Katmandú, la capital de Nepal, junto a su pareja, Marta Abad, también profesora del citado centro educativo, con quien está dando la vuelta al mundo, una aventura que iniciaron en Nueva York en el mes de agosto del año pasado y que les ha llevado desde Estados Unidos a recorrer países como Tonga, Vanuatu, Nueva Zelanda, Australia, Filipinas, China y Corea del Norte.
Zona de alta actividad sísmica
El seísmo, que ha asolado Katmandú y ha causado innumerables destrozos en otras zonas del país, se ha dejado sentir también en países vecinos como Pakistán y, especialmente, en India, donde ya hay confirmadas decenas de muertes.
El terremoto también ha desatado una avalancha en el Monte Everest que ha provocado la muerte de al menos 18 personas y que ha desatado la preocupación por otros escaladores, ya que parte del campamento base de los alpinistas que se dirigen al Everest ha quedado enterrado, según Gyanendra Shrestha, funcionario del Ministerio de Turismo en Katmandú.
El seísmo se registró a las 06.11 GMT, a 28,1 grados latitud norte, 84,7 grados longitud este, punto que queda al noroeste de Katmandú, de acuerdo con el USGS. Tras el movimiento telúrico de mayor fuerza se han producido al menos doce réplicas y, según el según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), dos de ellas marcaron 5,5 y 6,6, grados y al menos cuatro más fueron iguales o superiores a 5 grados.
Nepal es una zona de especial actividad sísmica. No es la primera vez que vive un seísmo mortífero. El más devastador que se recuerda ocurrió en enero de 1934, cuando uno de magnitud 8,1 causó la muerte de 10.700 personas en el este del país y en la provincia india de Bihar.
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