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Peces muertos en San Pedro del Pinatar. Vicente Vicéns / AGM
El 80% de las aguas del Mar Menor se quedaron sin oxígeno tras la DANA

El 80% de las aguas del Mar Menor se quedaron sin oxígeno tras la DANA

La situación ha mejorado y la zona anóxica ha quedado relegada a la parte norte de la laguna, según concluye un informe del Instituto Español de Oceanografía, que, no obstante, recuerda su «profunda degradación» a consecuencia de la actividad agrícola y advierte del riesgo «en cualquier momento» de nuevos «episodios agudos de mortandad»

Miércoles, 13 de noviembre 2019, 16:06

La mayor parte de las aguas profundas del Mar Menor, inferiores a los tres o cuatro metros, sufrieron un agotamiento casi total de oxígeno tras la DANA. Estas representan concretamente «casi el 80% del volumen de la laguna», un área que se volvió en ese momento incompatible con la vida de numerosas especies, según señalan las conclusiones de un informe del Instituto Español de Oceanografía (IEO).

Según el estudio, «este episodio de anoxia extremadamente severa y prolongada es la principal causa de la muerte casi total» de los organismos vivos a partir de los 3 metros de profundidad «y de migraciones masivas de algunas especies de peces que viven cerca del fondo del mar, cuya expresión más extrema y severa se observó el 12 de octubre», el día en que miles de peces murieron en la orilla del Mar Menor, en San Pedro del Pinatar. La elevada mortalidad se produjo, según concluye el documento, «a consecuencia de la ascensión de las aguas profundas hacia las zonas superficiales del extremo norte de la laguna».

Actualmente la capa de agua pobre en oxígeno en el fondo del Mar Menor ha ido «adelgazando» y se ha reducido hasta quedar relegada «a una extensión de la zona norte», señala el estudio, que añade que «en la actualidad los valores de oxígeno en la laguna se han restablecido», aunque alerta de que el fitoplancton «está en pleno desarrollo como indican datos recientes» del 16 de octubre.

Los efectos del aumento de fitoplancton y de la turbidez son críticos para la disponibilidad de luz para las comunidades de flora acuática, según asevera el informe, «y de mantenerse podrían volver a hacer retroceder la superficie ocupada» por estás plantas marinas.

La gota fría no es la única causa de la mortandad de la fauna y flora

El Instituto Español de Oceanografía reconoce que «la DANA ha agravado notablemente el estado ecológico del Mar Menor, y es responsable del episodio de mortalidad masiva de organismos marinos», pero recuerda que «antes de este episodio ya se había registrado una tendencia muy clara hacia un nuevo episodio de eutrofización, que es la verdadera causa de deterioro del Mar Menor», y que viene motivada por «las grandes cantidades de nutrientes» que recibe la albufera «procedentes mayoritariamente de la actividad agraria del Campo de Cartagena». «El problema no sólo puede atribuirse a la entrada en sí de agua dulce», insisten las mismas fuentes.

De hecho, el organismo remarca que en episodios de lluvias similares, como el de la avenida de noviembre de 1987, en la que se presentaron precipitaciones acumuladas superiores en un tercio a los de la gota fría del pasado mes de septiembre, «no hubo episodios de mortandad masiva en la laguna». Incluso, destaca que «los pescadores de la zona relatan como la turbidez del agua causada por la riada de 1987 se recuperó aproximadamente en una semana», por lo que la laguna salada habría perdido el estado saludable que le permitía sobreponerse a agresiones como la de la última DANA. Todo ello hace que el Mar Menor sea en este momento «críticamente vulnerable a múltiples factores» y que «en cualquier momento puedan volver a desencadenar episodios agudos de mortandad».

Es necesario «atajar la entrada de nutrientes»

De hecho, el IEO vaticina que «la recuperación del Mar Menor será un proceso largo -de años o décadas- y muy complejo porque, incluso si no entraran más nutrientes de la cuenca, la liberación de nutrientes desde compartimentos internos (como sedimentos y aguas subterráneas), podrá continuar durante bastante tiempo, desconociendo la escala temporal de la reversión de los niveles de nutrientes, incluso si cesaran todos los vertidos existentes en la actualidad».

Por tanto, el primer paso para combatir «la profunda degradación» del ecosistema es «atajar la entrada de nutrientes con medidas de prevención en origen y consiguiendo que la propia cuenca sea capaz de retener y eliminar los nutrientes a través de distintas medidas basadas en la naturaleza, incluyendo la recuperación de las superficies naturales de humedales periféricos a la laguna y la construcción de humedales artificiales u otros sistemas capaces de retener y depurar las aguas de escorrentía y efluentes generados en la zona».

«Los humedales son además los únicos sistemas capaces de retener y eliminar buena parte de los nutrientes acumulados en caso de avenidas, las cuales serán cada vez más frecuentes debido al cambio climático», prosigue el instituto público. Considera por ello que «deberán revisarse en este sentido las medidas priorizadas en el 'Proyecto Vertido Cero', cuyas actuaciones centrales se sitúan en una línea diferente» a las que este organismo de investigación aconseja.

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