Abascal, el plan 'como sea' y una de gambas

No vino Santiago Abascal en visita privada para abatir arruís en Sierra Espuña, que bien podría haber sido el caso, sino a presentar a sus candidatos y disparar públicamente contra todo y todos, especialmente los medios de comunicación, incluido LA VERDAD, una de sus obsesivas dianas aunque finja desconocerla con impostado desdén. Una fijación compartida por un empresario murciano que desde Madrid hace cuanto puede para propiciar el avance de Vox por la Región con la intención, básicamente, de defender sus intereses en el Campo de Cartagena, como hace años lo hizo con los populares mientras se construía el aeropuerto de Corvera y con los socialistas cuando quiso conquistar el BBVA. A tales efectos, el líder de Vox no deja de ser un instrumento de quien fija a ese partido la doctrina sobre el Mar Menor con el mantra de las golas colmatadas y las aguas residuales. Algunos que se hicieron ricos comprando tierras que luego se regarían con las aguas del Trasvase quieren hacer creer a los agricultores y productores del campo de Cartagena que se les criminaliza con normas que en realidad vienen de Europa. De hecho, el futuro de la comarca depende tanto del agua disponible como de la percepción de los consumidores europeos de que allí se practica una agricultura sostenible.

Para ganarse al agro, Abascal reclamó el domingo en Murcia infraestructuras para traer agua «como sea», pero el plan 'como sea', como su nombre indica, es cualquier cosa menos un plan. Por ahora solo es una ensalada de palabras como pantanos, trasvases, desaladoras... No hay nada pensado, por tanto poco cabe esperar, de momento. Para ser creíbles, PP y Vox deben presentar una alternativa al ciclo de planificación hidrológica aprobado por Ribera. No pueden limitarse a un recurso al Supremo por el Plan del Tajo. ¿Cuál es la alternativa al modelo del PSOE para garantizar el agua en la Región y cumplir con la obligación legal del cauce ecológico en el Tajo? En cuatro años, de Vox solo se conoce un par de iniciativas en la Asamblea y en el Congreso de los Diputados en defensa del Trasvase y una tercera en el europarlamento.

El agua se utiliza con fines partidistas y electorales, pero su planificación exige conocimiento técnico. No lo tienen ni el presidente andaluz Juanma Moreno ni Santiago Abascal. Lo demuestran cuando afirman que los ríos tiran agua al mar. Una frase de barra de bar, de esas que en el barrio de Salamanca acompañan la caña con gamba blanca o langostino de Sanlúcar, crustáceos que precisamente viven en los ecosistemas costeros creados por las aguas del Guadalquivir y del Guadiana al desembocar en el mar (¿Lo entenderán ahora?).

Hace cien años, el expresidente estadounidense Herbert Hoover dijo: «Cada gota de agua que va al mar sin producir todos sus beneficios comerciales para la nación es un desperdicio económico». Poco después se construyó la gigantesca presa Hoover en el cauce del Colorado, un río que abastece a California y otros seis estados, pero que rara vez ha llegado al mar desde 1960 y ahora atraviesa una grave crisis que afecta a 40 millones de personas. Eso es tan cierto como el expediente al líder de Vox en la Región que publicó LA VERDAD y que Abascal negó. Hoy lo reproducimos para demostrar quién dice la verdad y quién miente.