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Vox presentó ayer sus credenciales en la Región y lo hizo a lo grande, pues consiguió congregar a más de 1.500 personas en el Nelva de Murcia, según cálculos de los organizadores y de los propios empleados del hotel. El salón donde tuvo lugar el acto, que tiene capacidad para un millar de asistentes sentados, estuvo hasta los topes, con gente que incluso siguió desde fuera el discurso del presidente nacional, Santiago Abascal. «La estigmatización a la que nos someten hace que ocurra lo de hoy, que aquí no quepa ni un alfiler. Y así va a seguir. Para callarnos nos tendrán que meter en la cárcel», advirtió.
Con un público totalmente entregado, que lanzaba a cada momento vítores a España y al Rey, Abascal estuvo precedido por el líder regional de Vox, Pascual Salvador, quien animó a los asistentes a inscribirse al partido para superar «esta misma noche» la barrera de los mil militantes. También le acompañó José Antonio Ortega Lara, el funcionario de prisiones secuestrado por ETA, quien levantó los aplausos al proponer «un PHN con una red de trasvases». La sorpresa estuvo en la presencia de la exdiputada y exconsejera popular Lourdes Méndez. Pese a que no se ha afiliado todavía a Vox, sí confirmó que ha abandonado el PP y dejó muy claro durante su intervención su apoyo absoluto a este partido, «el único que defiende la vida desde la concepción hasta la muerte natural, el único que defiende de verdad las libertades».
El político vasco tuvo para todos. Criticó al Gobierno del PSOE «por ser cómplice de los golpistas catalanes». Atacó a PP y Ciudadanos «por arrugarse ante Pablo Iglesias» y hasta se acordó del partido de Garre, al que animó a llamarse «Somos Nación» en lugar de Somos Región. Frente a ellos, asegura que Vox llegará al Congreso de los Diputados «a cantarle las cuarenta a los que entonan el sanguinario himno de 'La Internacional' con el puño en alto».
Definió a su formación como «antifascista, antinazi y anticomunista» y, sobre su discurso inmigratorio, explicó que quiere aplicar en España «lo que hacen los 'progres' en sus mansiones, que observan bien por la mirilla antes de dejar pasar». Arremetió asimismo contra «el totalitarismo hembrista» y contra los animalistas y musulmanes: «No voy a tolerar que en un colegio español se prohíba comer jamón». El acto terminó con Abascal y todos los asistentes en pie, eufóricos, escuchando el himno nacional y ondeando las banderas rojigualdas.
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